En la región / La Argentina es uno de los tres países en que se realiza | 11 JUL 11

Se subutiliza una cirugía para tratar la hipertensión pulmonar

Se hacen sólo cinco intervenciones anuales, aunque debería haber unos 1200 candidatos.

Por Nora Bär

Los síntomas son vagos: falta de aire, fatiga, puntadas en el tórax, dificultad para caminar. En los servicios de guardia, incluso, puede confundírsela con la neumonía...

Sin embargo, en alrededor de 1200 casos anuales, la verdadera causante de estos síntomas es la hipertensión pulmonar tromboembólica crónica, una afección causada por coágulos que obstruyen la circulación sanguínea en las arterias pulmonares.

Para tratar este grave cuadro, que aparece generalmente como consecuencia de un tromboembolismo pulmonar agudo, existe una cirugía que ofrece muy buenos resultados, pero que en la actualidad está subutilizada: "Esta es una enfermedad que ocurre en una de cada mil personas -explica el doctor Roberto Favaloro, que acaba de participar del Primer Congreso de Tromboendarterectomía Pulmonar y su Futuro, como se llama esta técnica, realizado en el Robinson College, de Cambridge-. Las causas son múltiples [cirugía, trombosis venosa profunda (en un miembro inferior), inmovilidad, embarazo, obesidad o cáncer, entre otras] y, a veces, no pueden identificarse. Pero lo cierto es que en nuestra población uno debería esperar que alrededor de 1200 casos progresen anualmente al tromboembolismo pulmonar. Sin embargo, nunca hicimos más de cinco o seis cirugías. Y la mitad vinieron con diagnóstico de hipertensión pulmonar para trasplante pulmonar. En Italia, con una población similar a la nuestra, hacen 70 cirugías por año".

Favaloro fue uno de los 27 cirujanos convocados a la reunión en Cambridge para pasar revista a la experiencia mundial en el tema, ya que hay sólo 35 centros que practican esta cirugía, de los cuales sólo tres se encuentran en América Central y latina: uno, en México; otro, en Brasil, y la Fundación Favaloro, en la Argentina.

Entre los 41 pacientes operados en los últimos 18 años en el país, está Carlos Alderete, ex gerente bancario salteño, al que en 1992, cuando tenía apenas 44 años, le habían dado no más de cinco de vida.

"Mi vida era monstruosa -dice, en una comunicación telefónica desde San Lorenzo, localidad distante 10 km de la capital salteña-, no podía caminar ni diez metros, porque me agitaba. Fumaba mucho, pero ése no era el problema, porque como había tenido pleuritis cuando era un adolescente, tenía un control pulmonar muy minucioso desde entonces. Un día tomé la máquina de cortar pasto y me desmayé. Entonces me pidieron una serie de estudios y vieron que tenía sólo un 10% de la capacidad pulmonar."

Lo que en realidad deterioraba a tal punto la calidad de vida de Alderete era un síndrome fosfolipídico que le generaba microcoágulos, muchos de los cuales se depositaban en sus arterias pulmonares.

"Normalmente, cuando se produce un tromboembolismo pulmonar agudo, los coágulos se reabsorben -afirma Favaloro-, salvo en un 3% de los casos. Meses o años después de quedar obstruidas las ramas vasculares que llevan sangre al pulmón, puede presentarse la hipertensión pulmonar tromboembólica."

 

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