Bioética en su casa. Entrevista a su directora | 24 MAY 07

Entrevista Dra. Diana Cohen Agrest

Las bases de la bioética a cargo de la Dra. Diana Cohen Agrest una de las más destacadas especialistas en el tema.
Autor/a: IntraMed 

 

Entrevista a la Dra. Diana Cohen Agrest:


¿Qué motivos identifica Ud como las causas del auge que la ética ha adquirido en la última década?

 
En un mundo que nos enfrenta con cambios tan veloces y genera interrogantes novedosos o impensables, y donde cada descubrimiento tiene un alcance planetario, la ética se convierte en un asunto urgente. En cada decisión, en cada práctica, se juega una cuestión ética. Antes no era así: tradicionalmente, las religiones estipulaban qué era lo correcto y qué lo incorrecto. Los textos bíblicos y sapienciales le trazaban al hombre el recto camino a seguir. Con el fin de los grandes relatos y la secularización de la cultura occidental, el hombre queda “sin cielo estrellado”, al decir de Immanuel Kant, y debe buscar los valores en el plano humano.

¿Por qué un médico debería interesarse en adquirir formación en bioética?
 
Hasta mitad del siglo XX al médico le bastaba con el Código Hipocrático, para saber de qué modo proceder en su relación con el paciente. A lo largo de la historia de la medicina, este escrito, como es sabido, fundó y luego legitimó la tradición paternalista. En cambio, en el presente asistimos al renacimiento de un interés manifiesto en torno de esta problemática porque, de hecho, en el ejercicio cotidiano de la medicina se suscitan dilemas que exceden el marco de la pericia clínica, y que sólo pueden ser examinados a la luz de una disciplina como la ética. En particular, estos dilemas se expresan tanto en el nivel micro, esto es, en la práctica clínica cotidiana, como en el nivel macro donde se toman decisiones que afectan a grupos de pacientes.

Por añadidura, en dicho ámbito han surgido un sinnúmero de distintas cuestiones de índole ética derivadas de las nuevas funciones y responsabilidades de los diferentes grupos de profesionales relacionados con la atención de la salud. ¿Puede una enfermera renunciar a atender a una persona que padece una patología altamente contagiosa? ¿Acaso debe el médico clínico advertir a la pareja de un paciente con vih positivo de la posibilidad y los riesgos de una infección? ¿Cómo se evita el predominio de la dirigencia o la burocratización en un comité de ética? Éstas y otras muchas cuestiones dan lugar a complejas problemáticas éticas. Todos, absolutamente todos sin excepción, en algún momento de nuestras vidas debemos tomar decisiones donde se juegan valores, derechos e intereses.

¿La medicina propone hoy más situaciones conflictivas desde la perspectiva ética que en el pasado?
 
Los progresos del conocimiento científico y sus aplicaciones en la tecnología y, en particular, en la biotecnología, conducen cada día a un número creciente de dilemas éticos. Interrogantes que nos conmueven, por ejemplo ¿qué dosis de calmantes debo suministrar a una persona que sufre fuertes dolores? O ¿retiro del respirador a un paciente que no tiene perspectivas de mejorar?, hasta sólo un tiempo atrás, sin los recursos de la biotecnología, el médico simplemente dejaba que la naturaleza siguiera su curso. 
Desde el punto de vista de la medicina como práctica y como institución, las nuevas tecnologías de alta complejidad modificaron nuestra relación con la vida, pero también con la muerte, dado que lograron transformar enfermedades terminales en crónicas. Reflexionemos, siquiera por unos momentos, sobre las posibilidades que ofrece la terapia intensiva en uno de los extremos de la vida. Cuando aún resta un soplo de vida biológica, es posible reemplazar la función de los riñones, bombear la sangre al corazón o respirar artificialmente, sustituyendo las diversas funciones vitales del organismo de manera tal que hoy es posible prolongar casi indefinidamente la vida de un enfermo terminal que, sólo un par de generaciones atrás, habría fallecido irremisiblemente en contados días.

El empleo creciente de una compleja tecnología biomédica, las novedosas prácticas sociales surgidas a partir de los avances en reproducción asistida y las innovaciones en la investigación científica, entre otros factores, han creado una nebulosa de nuevos dilemas morales para los cuales parece no hallarse una solución unívoca, aplicable universalmente.

¿Cree Ud que la formación profesional es deficitaria en lo relacionado a estos aspectos?

La educación formal que se suele recibir tiene, como toda formación, una fecha de vencimiento. Y en el caso de la bioética, donde día a día aparecen nuevos conflictos que nos desafían con nuevas preguntas, la formación continua es más necesaria que en otras áreas. Por su parte, el médico, por lo general, suele confiar en su experiencia y en su "olfato" para resolver cuestiones éticas. Pero la experiencia sólo brinda un cúmulo desorganizado de conocimientos que a menudo resulta complejo aplicar a situaciones específicas. Pero además, las decisiones tomadas “vísceralmente” no siempre pueden ser transmitidas o justificadas intersubjetivamente. Por ejemplo, en un comité de ética, uno debe brindar razones a favor o en contra de una decisión.  Yo suelo decir a mis alumnos médicos que si aprender implica vivenciar algo en "carne y hueso",  ellos tienen lo más vital, lo esencial incluso, que es la carne (pues cuentan con la experiencia inmediata del paciente), pero un estudio sistemático de la bioética les brinda el esqueleto, sin el cual esas experiencias desperdigadas no se sostienen.
 
¿Tiene alguna propuesta que contribuya a la formación profesional con bases éticas?

 

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