"Pediatrics" | 03 MAR 09

Deficiencias de B12 quintuplican defectos en el nacimiento

El riesgo de defectos del tubo neural es mayor cuando las mujeres presentan bajos niveles de la vitamina antes y después de la concepción.

Según concluye un estudio publicado en la revista Pediatrics y llevado a cabo por investigadores del Trinity College de Dublín (Irlanda), del Panel de Investigación de la Salud de Irlanda y de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de Estados Unidos, las deficiencias en vitamina B12 pueden multiplicar por cinco el riesgo de defectos de nacimiento, en concreto defectos del tubo neural –caso de la espina bífida– y muy especialmente cuando estas carencias se padecen poco antes y después de la concepción.
 
Concretamente, los resultados del estudio muestran que las mujeres con los niveles más bajos de vitamina B12 tienen cinco veces más riesgo de tener un bebé con un defecto del tubo neural en comparación con las mujeres con los niveles más elevados.
 
Junto con aquellas cuyos trastornos intestinales les impiden absorber suficientes cantidades de la vitamina, las mujeres que consumen poca o ninguna carne o alimentos animales se corresponden con el grupo con mayor propensión a tener bajos niveles de B12.
 
 
Espina bífida y anencefalia
 
Los defectos del tubo neural son un tipo de defectos de nacimiento que, como la espina bífida o la anencefalia, afectan al cerebro y la médula espinal. Los trabajos recogidos en la literatura han demostrado que el consumo de un nutriente, el ácido fólico, durante las semanas anteriores y posteriores a la concepción se asocia con una significativa reducción del riesgo de defectos del tubo neural.
 
Los investigadores analizaron muestras de sangre recogidas durante los inicios del embarazo en tres grupos de mujeres irlandesas entre 1983 y 1990, período durante el cual las mujeres embarazadas en Irlanda no solían tomar suplementos vitamínicos. Por ello, los autores consideraron que la carencia de suplementos vitamínicos de rutina les permitiría identificar un número suficiente de mujeres con bajos niveles de B12 para su análisis.
 
Las mujeres se clasificaron en tres grupos: el primero estaba formado por 95 mujeres que estaban embarazadas de un bebé con un defecto en el tubo neural cuando se realizaron el análisis de sangre; un segundo grupo fue formado por 107 mujeres embarazadas cuyo anterior bebé había nacido con uno de estos defectos pero no afectadas en el actual; por último, el tercer grupo incluía a 76 mujeres que gestaban bebés con un defecto del tubo neural como en el primer grupo pero que procedían de un estudio distinto. Los investigadores midieron sus niveles de vitamina B12 y folatos y los compararon con los de los grupos control de embarazos sin defectos.
 
Los resultados mostraron que en los tres grupos, las mujeres con bajos niveles de B12 –menos de 250 ng/L antes de la concepción– tenían entre 2,5 y 3 veces más riesgo de tener un niño con un defecto en el tubo neural en comparación con aquellas con los niveles más altos. Las mujeres del rango más deficiente, entre 0 y 149 ng/L, tenían hasta 5 veces más riesgo que las mujeres que tenían los niveles más elevados.
 
 
Niveles mínimos de 300 ng/l
 
Los autores reconocen que se desconoce cómo podrían interactuar la vitamina B12 y los folatos para influir en la formación del tubo neural, la estructura embrionaria que da lugar a la médula ósea y el cerebro. Señalan que ambas vitaminas participan en varias reacciones bioquímicas clave, así como en la síntesis del ADN. La carencia de vitamina B12 o folatos en cualquiera de estos procesos químicos podría aumentar el riesgo de defectos en el tubo neural.
 
Asimismo, y si bien especifican que los resultados deberán confirmarse en posteriores estudios, sugieren que las mujeres deberían tener niveles de vitamina B12 superiores a los 300 ng/L antes de quedarse embarazadas. Así, y dado que la vitamina B12 procede de alimentos de origen animal, las mujeres que siguen una dieta vegetariana estricta podrían tener un mayor riesgo de deficiencias. Además, advierten de la necesidad de asesoramiento antes del embarazo en aquellas mujeres con trastornos de absorción de alimentos.
 
Los episodios clave de la formación del cerebro y la médula espinal se producen en los 28 días posteriores a la concepción, antes de que muchas mujeres sean conscientes de que están embarazadas.

 

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