Por: Valeria Román
Uno de cada 200 argentinos enfrentó una crisis de epilepsia durante los últimos cinco años, según el primer estudio epidemiológico que se desarrolla en el país. A pesar de su prevalencia, los especialistas advierten que esa enfermedad -que consiste en una alteración eléctrica del cerebro- sigue atada a falsas ideas que llevan a la discriminación social y laboral.
El estudio fue realizado por Silvia Kochen, investigadora en neurología del Conicet y del Centro de Epilepsia del Hospital Ramos Mejía (www.cefundepi.org.ar) en Capital, y el médico Mario Melcon, de la Fundación para la Investigación en Neuroepidemiología. Se llevó a cabo en la localidad de Junín, en el noroeste de la provincia de Buenos Aires, desde 1991 hasta este año, cuando se publicaron los resultados en revistas científicas especializadas.
"Los resultados pueden ser extrapolados a toda la población argentina", comentó Kochen a Clarín. "La prevalencia de la epilepsia en la población argentina es más o menos similar a la de otros países", señaló.
"Se trata del primer estudio en su tipo y es importante en tanto nos informa sobre la prevalencia y el control de la epilepsia en la Argentina", afirmó Roberto Giobellina, quien no participó en el trabajo científico y es vicepresidente de la Liga Argentina contra la Epilepsia.
Para Giobellina, profesor de neurología en la Universidad Católica de Córdoba, también es importante que la población sepa que la epilepsia hoy es controlable con medicamentos o con una combinación de ellos en el 70% de los casos. "Un alto porcentaje de pacientes entran en remisión, sin crisis, y pueden llegar a dejar los fármacos", resaltó.
Sin embargo, a pesar de que existe la posibilidad de control, la epilepsia sigue rodeada de mitos. "En el estudio de la población de Junín, que incluyó a 17.000 personas de la población general, el 66% de los pacientes con epilepsia estaba libre de crisis ocho años después de que se hiciera el primer monitoreo", dijo Kochen, pero se encargó de recordar que recibe frecuentemente a pacientes que enfrentan algún tipo de discriminación.
"Hay docentes que recomiendan a los alumnos con epilepsia que no vayan a la escuela o hay empresas que aún siguen sin emplear a adultos con epilepsia", señaló la investigadora.
Desde 2001, rige una ley que protege a los pacientes contra la discriminación y garantiza el acceso gratuito a los tratamientos. Pero Giobellina apuntó que contar con "los fármacos apropiados y gratis no es tan fácil en el interior del país".
Todavía algunos piensan erróneamente que la epilepsia es contagiosa, que produce locura o que implica una "posesión demoníaca". Tampoco no provoca por sí misma problemas de aprendizaje ni de conducta. "Sólo puede haber algunas situaciones particulares de daño cerebral asociado que sí producen esos problemas", según Kochen.
La enfermedad se manifiesta por distintos tipos de crisis, como las "ausencias", por las cuales el afectado se queda con la mirada fija y no contesta. Otras crisis consisten en "sacudidas musculares -explicó Giobellina- en las que el paciente puede estar consciente o no".
Las causas de la epilepsia son múltiples. Algunas tienen un origen genético. Otras epilepsias están asociadas a tumores benignos, malformaciones vasculares y alteraciones en el hipocampo del cerebro, entre otras. En el 50 por ciento de los casos, la aparición de las crisis se da durante los primeros veinte años de vida.
"También notamos que hay un incremento de la epilepsia en las personas mayores de 65 años -comentó Giobellina-. Eso se debe a que la gente vive más años y desarrolla más patologías asociadas a la epilepsia, y a la vez hay un mejor diagnóstico".
Cuando los medicamentos no resultan exitosos, la cirugía puede resolver hasta el 85 por ciento de los casos. "Se piensa que la epilepsia es un mal para toda la vida -afirmó Kochen-. Sin embargo, hay fármacos y cirugías para controlarla".