Educación para la salud | 08 SEP 04

Cambios de hábitos

La realidad es que las principales causas de morbi-mortalidad en nuestros tiempos son, cada vez más, enfermedades agudas y crónicas relacionadas al comportamiento del individuo.
Autor/a: Dra. Ana E. Trigub* 
¿Qué evidencia avala la realización de consejería?

El mayor desafío para el médico decidido a desenvolverse como educador es cómo llevar a cabo esta tarea para la que generalmente no ha sido entrenado.

El primer paso es informar al paciente, darle, en forma verbal o escrita, los datos que necesita para comprender lo que le sucede y la necesidad de cambiar sus hábitos para solucionar su problema; estimularlo a que busque información sobre su patología.

Sin embargo, informar no es suficiente. Muchos pacientes tienen un gran  cúmulo de información y no logran comenzar cambios de comportamiento hacia hábitos más saludables. Es necesario favorecer estos cambios, es decir, educar, motivar, aconsejar. Favorecer que el paciente se decida a iniciar el proceso de cambio.

Cambiar no es sencillo. Hay diversas razones que hacen que el cambio no sea fácil, aunque el hábito a cambiar represente un peligro para la salud. Cambiar puede implicar abandonar algo placentero o hacer algo no placentero. Los cambios pueden ser estresantes en un principio. A veces dejar algo placentero puede resultar francamente doloroso, como con las sustancias adictivas; o cambiar puede implicar perder la identidad, como en el sobrepeso. Algunos sienten que ya es demasiado tarde para cambiar, otros que son invulnerables a las consecuencias de sus conductas. Además, hay una tendencia a mantener las conductas por inercia (inercia conductual). Evidentemente, las causas son muchas: la resistencia al cambio es grande. Sin embargo, muchos han logrado cambiar hábitos de vida.

Para que se produzca un cambio de conducta significativo y duradero se requieren determinadas condiciones. El individuo debe partir de una necesidad de cambiar, de sentir que es más lo que va a ganar que lo que va a perder, de saberse capaz de lograr el cambio (autovaloración). Si la necesidad de cambio surge de un consejo de su médico, el paciente tendrá que apropiarse de esa necesidad. 

Para que el paciente se apropie de la necesidad, la forma clásica de trabajo del médico, dando una indicación, no es la más eficaz. El modelo paternalista intervencionista no da resultados, ya que en el mismo el que tiene la necesidad es el médico, quien ordena al paciente hacer lo necesario para solucionar el problema. Para favorecer la motivación del paciente, el médico debe cambiar de rol; pasar a diagnosticar riesgo de padecimiento de una enfermedad y trabajar hacia la prevención, en , que es el eje en este proceso de cambio. Lograr que el paciente decida cambiar y convivir con aquel que no desea el cambio, esperando sus tiempos, sin dejar de intervenir preventivamente de tanto e

 

Comentarios

Para ver los comentarios de sus colegas o para expresar su opinión debe ingresar con su cuenta de IntraMed.

AAIP RNBD
Términos y condiciones de uso | Política de privacidad | Todos los derechos reservados | Copyright 1997-2024