Varios estudios han demostrado en los últimos años que no alcanzar un INR (international normalized ratio) de valor al menos 2.0 con anticoagulación oral incrementa el riesgo de ictus en pacientes con fibrilación auricular. Ahora, los resultados de un nuevo estudio publicado en el número de esta semana del The New England Journal of Medicine muestran que nos alcanzar estos niveles también hace que el ictus producido sea más grave y que el riesgo de muerte también sea mayor.
Según la Dra. Elaine M. Hylek, del Massachusetts General Hospital de Boston (EE.UU.), investigadora principal de este estudio, “los médicos siempre hemos estado preocupados por las posibles complicaciones hemorrágicas derivadas del uso de anticoagulantes orales e incluso algunos se preguntan si un INR menor de 2.0 podía ser efectivo en la prevención de la trombosis reduciendo al mismo tiempo el riesgo de hemorragia. Sin embargo, nuestro resultados sugieren que fijarse como objetivo un INR menor de 2.0 probablemente no sea una estrategia acertada porque incrementa la frecuencia y la gravedad del ictus”.
La Dra. Hylek recuerda también a los clínicos que el riesgo de hemorragia intracraneal, la complicación hemorrágica más peligrosa, no comienza a incrementarse hasta que el INR ha alcanzado un valor de 4.0.
Estos hallazgos se desprenden de un estudio realizado con 13.559 pacientes con fibrilación auricular no valvular. Se produjeron 596 ictus en el grupo de estudio: el 32% en pacientes tratados con warfarina, el 27% con aspirina y el 42% en pacientes sin ningún tipo de terapia anticoagulante.
La Dra. Hylek reconoce que no se conoce con certeza la razón por la que se produce ese incremento de la gravedad del ictus con una terapia anticoagulante menos intensa pero sospecha que podría tener que ver con la influencia de los anticoagulantes en el tamaño del trombo.
En comparación con aquellos pacientes que presentaban un INR de al menos 2.0, aquellos que tenían valores inferiores tenían un riesgo incrementado un 90% de padecer un ictus grave y multiplicaban 3.4 veces el riesgo de muerte en los 30 días siguientes. A los 30 días post-ictus, la mortalidad de los pacientes con INR bajo era similar entre aquellos que utilizaban warfarina y aspirina en el momento de producirse el accidente cerebral.
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