Entrevista a la Dra. Laura Cordero

“Las sociedades que viven en barrios unidos sobrellevaron mejor la pandemia”

La investigadora del CONICET NOA Sur acaba de publicar un trabajo en la revista Health and Place llevado a cabo en Tucumán, Argentina. Concluyó que los lazos colectivos fueron claves para la resiliencia.

Autor/a: Celina Abud

¿Puede cambiar el curso o las consecuencias de una enfermedad si se asienta en sociedades más colectivas o individuales? ¿Son ciertos entornos compartidos capaces de ayudar a la adecuación o superación? La investigadora del Instituto de Investigaciones Territoriales y Tecnológicas para la Producción del Hábitat (INTEPH, CONICET, UNT), Laura Cordero, se propuso con su colega estadounidense Eric Carter -especialista del Macalester College en EE. UU. con trayectoria en estudios en América Latina-  indagar sobre cuáles fueron los efectos favorables de los barrios en Tucumán y cómo la vinculación entre personas llevó a que éstas utilizaran y potenciaran sus recursos de resiliencia, la capacidad que tienen los seres vivos de adaptarse a una situación compleja.

El trabajo, llamado Salir adelante: Capital Social y resiliencia durante la pandemia del COVID-19 en Argentina, fue publicado en la revista Health and Place. La elección de Tucumán no fue azarosa, porque si bien Cordero es oriunda, explica que muchos habitantes pasan años de su vida en el mismo barrio, lo que los hace sentir parte de un destino compartido.


Hallaron que la competencia personal para enfrentar la pandemia fue mayor entre aquellos participantes que percibieron fuertes lazos en sus barrios. En concreto, a pesar de que solo 1 de cada 5 informó que su situación particular mejoró con la pandemia, la mayoría evidenció conductas de afrontamiento positivo. Por ejemplo, “7 de cada 10 revelaron que aprendieron a convivir con la incertidumbre, el 80% refirió sentir confianza en su creatividad para resolver problemas y más de la mitad de los encuestados señaló una actitud positiva en pos de salir adelante”, indicaron desde CONICET NOA Sur, entidad para la cual Cordero trabaja como investigadora asistente. La doctora en Ciencias Sociales, especialista en Salud Social y Comunitaria, habló con IntraMed sobre este trabajo y sus implicancias.

¿Qué  buscaron analizar en el trabajo y por qué la elección de Tucumán?

Esta investigación tiene una particularidad, porque junto con mi colega Eric Carter, al ver bibliografía sobre la temática dentro de la investigación social, notamos que la mayoría de los estudios se centraban en los aspectos negativos.  Nuestra idea fue captar la experiencia de pandemia desde la perspectiva de las personas, abordándolo mediante metodologías cualitativas que nos permitiera conocer diversidad de experiencias en ese momento. También tuvimos en cuenta que la pandemia es un fenómeno dinámico y no fueron las mismas circunstancias en 2020 cuando recién conocíamos la enfermedad, que en el 2021, cuando tuvo lugar nuestro estudio, en donde ya había mayor conocimiento sobre el virus, las medidas de cuidado y las vacunas ya estaban disponibles. Ante esta situación nos interesó conocer la experiencia de las personas y su vivencia, más que ir con una agenda predeterminada.

¿Cómo ayudan las dinámicas colectivas, en este caso de un barrio, para afrontar la pandemia y la incertidumbre?

Me parece importante destacar que el eje del estudio, es decir el capital social como medida para afrontar la pandemia, surgió de la indagación cualitativa. En otras palabras, el eje del estudio surgió de la comunidad. En un primer momento realizamos entrevistas y notamos que lo que atravesaba los discursos de todos los participantes (ya sea de referentes de comedores o miembros de empresas) era la actitud de salir adelante, de  afrontar de manera positiva la incertidumbre. Quizá, a nivel personal, los entrevistados no estaban pasando un buen momento durante la pandemia, sin embargo vimos la mirada colectiva de afrontarla y de ella emergía como sostén el barrio y el capital social vincular a nivel familia y a nivel comunidad.

¿La percepción de que una enfermedad afecta a un “sujeto colectivo” y no a uno individual puede ser un predictor de la respuesta frente a ella?

Tiene que ver mucho la forma social de vivir en nuestro contexto. Por eso a nosotros nos pareció particular enfocarnos en Tucumán, porque su población transita buena parte de su vida en un mismo barrio, y hay una idea de vínculo, de solidaridad con el otro. Eso hace que las personas se piensen como una unidad colectiva. Vemos lo mismo con las vacunas: nuestros entrevistados han estado muy de acuerdo con vacunarse y lo consideraban un deber cívico. Esto nos habla de una mentalidad que está orientada al grupo. No solo miro cómo yo llevo una situación adversa sino también qué les pasa a las personas que están conmigo. Y al respaldar  con bibliografía, encontramos muchos estudios con afirmaciones similares. Las sociedades en la que los barrios son unidos y las personas están más vinculadas tienen mejores resultados en salud, no solamente en circunstancias de pandemia.

¿En números y en palabras qué conclusiones sacaron en materia de resiliencia, estrategias de afrontamiento e incluso en salud?

En nuestra metodología nosotros tuvimos una instancia cuantitativa y una cualitativa. En la instancia cuantitativa percibimos cuáles eran las percepciones individuales y cuáles las colectivas en relación a la pandemia, cómo la estaban pasando emocionalmente, cómo gestionaban la incertidumbre. Y después, a estas preguntas individuales nosotros las dividimos por grupo y hemos encontrado que en el grupo con elevado capital social que la resiliencia (por gestión de la incertidumbre, participación en actividades solidarias, una manera positiva de afrontar las adversidades) era significativamente superior en el grupo con elevado capital social. Es decir, las personas que percibían que residían en un entorno con vecinos conocidos y solidarios puntuaban mejor en las respuestas que tenían que ver con resiliencia.

¿Cómo se gana el sentido de ‘destino compartido’ que mencionan en su trabajo? Y en este tema, ¿la pandemia actuó como igualadora?

Esto era un punto de debate, porque en 2020, cuando comenzaba la pandemia pensábamos que iba a ser un fenómeno igualador, en el sentido de que el virus nos afectaba a todos. Sin embargo, con el tiempo hemos encontrado cómo el contexto donde nosotros nacemos y nos desenvolvemos influye o impacta diferencialmente en las experiencias de pandemia. Esto me parece que es importante porque valoriza los estudios que vinculan la salud con el territorio y permiten visibilizar esta área de investigación que quizá es poco tradicional dentro de los estudios médicos (no centrados en el sujeto sino centrados en la comunidad inserta en un territorio).

¿El tema de donde se asienta una enfermedad, en sociedades más colectivas o individuales, podría modificar su curso?

Seguramente, porque hablamos de que el territorio interacciona con las personas y los modos en que se configuran las ciudades también va a repercutir en los modos de vivir e interactuar entre nosotros. Indagaremos esto en una segunda instancia de la investigación, en donde buscaremos contrastar qué es lo que pasa en un barrio abierto, en un barrio cerrado o en un edificio en relación a estas capacidades comunitarias o capital social que encontramos en Tucumán.

¿Algo que quiera agregar y que no haya estado contemplado en mis preguntas?

Este trabajo tiene una riqueza interesante en el sentido de que articula perspectivas cualitativas y cuantitativas. Y además mi colega, Eric Carter tiene una mirada de afuera (es de EE. UU.), por más que haya realizado múltiples estudios de salud en contextos territoriales de América Latina. Me parece que la interacción entre nosotros y la forma de mirar al trabajo le da una riqueza particular. Porque quizá nosotros estamos insertos en una sociedad y quizá naturalizamos las formas de reaccionar o de vivir nuestra que, si las miramos con otros lentes, no necesariamente funciona así en otros contextos. Entonces me parece que los resultados valorizan estos modos de vivir en comunidad, esta consideración del otro y nos permite capitalizarlo como recursos ante estas adversidades y ante potenciales fenómenos similares a la pandemia.


*Dra. Laura Cordero. Doctora en Ciencias Sociales. Especialista en Salud Social y Comunitaria. Licenciada en Nutrición. Investigadora asistente en el CONICET NOA Sur.