La aventura del Camino de Santiago de Compostela | 04 AGO 19

"El gran viaje"

Un grupo de médicos y amigos emprenden una aventura grupal cargada de emociones que logran registrar en un libro en el que hay algo de cada uno de nosotros

Introducción

Difícil y desilusionante suele ser vivir a través de las emociones o las vivencias de otras personas. Eso no es vivir. El contar lo vivido es sólo una pálida imagen de lo que sucedió y todo lo que nos movilizó. Tal vez motivado por este relato alguien quiera vivir una experiencia parecida y se aventure a realizar la travesía del camino y se desilusione.

Creo que hacer el camino te llega, el camino o cualquier experiencia espiritual te está esperando para cuando estés listo, no antes. No veo ningún otro momento de mi vida en que lo hubiese aprovechado mejor o que su mensaje se hubiese mostrado tan revelador.


Javier, un peregrino

DE COMPOSTELA A BILBAO: LA HISTORIA DE CUATRO VASCOS

Ir a Europa de mochilero es algo que se hace de joven, pero a mí la oportunidad me llegó recién ahora, a punto de cumplir las cinco décadas de vida. Que viaje se avecina, un viaje con el que siempre soñé y que en pocos días se hará realidad.

La carrera de medicina fue larga y dura, plagada de temores, dudas y apuros. Apenas me recibí, me casé, entré como teniente al ejército y comencé la residencia de cardiología, a los pocos meses tuve un hijo. En un abrir y cerrar de ojos ya era cardiólogo.

La situación del país no estaba bien y al finalizar mi período de formación me encontré desocupado como tantos argentinos. Algo había hecho mal, no había disfrutado ni un cachito y ahora que lo había conseguido no era lo que esperaba.

Nada cerraba y tuve que comenzar de nuevo. Buscar lugares donde poder trabajar y conseguir que te pagasen era todo un desafío. Postergar momentos se tornó en lo necesario para seguir. Nada era tan importante como lo urgente. Siempre pensé que luego de recibirme me hubiese encantado andar libre por el viejo continente, disfrutar después de tanto estudiar.

Pero la necesidad de comenzar la vida era primero. Pasaron los años y pude con mucho sacrificio que incluyeron infinitas guardias y varios cursos ubicarme en mi profesión y dejar esas interminables noches de médico de guardia en las que las bocinas de las ambulancias y la luz de la luna sacudían mi somnolencia.

La medicina me dio buenos amigos, Alfredo y Carlos son dos de ellos. En la vida hay oportunidades que hay que saber capitalizar. Si hay una buena idea hay que intentar llevarla a cabo. El apoyo de la familia es importante, sin ese apoyo sería imposible realizar algo con alegría. Gracias a todos los que nos dijeron sí.

 

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