Práctica profesional | 20 ABR 16

Lo que piensa el paciente: Lesiones autoinfligidas

Una mirada intima a los sentimientos que transita un paciente con lesiones autoinfligidas que acude a una guardia para ser atendido.

Hablé en voz baja cuando me presenté en la recepción de la guardia, pero muchas de las personas que estaban esperando ser atendidas podían oírme. No es fácil comunicar en un salón lleno de gente que te has lastimado a vos mismo intencionalmente otra vez. En el caso que alguna persona no lo haya escuchado, ahí viene la pregunta:  ¿Te hiciste esto a vos mismo?

Las autolesiones son una de las causas más frecuentes de atención en el hospital. Las personas que se presentan en la guardia con lesiones autoinfligidas tienen un riesgo relativo de suicidio 49 veces mayor que la población general. Este riesgo será 100 veces mayor dentro de un año.

Los médicos de emergencias han salvado mi vida más de una vez. Las autolesiones generan un estigma y a veces la interacción no es sencilla. Dicen que soy  un “viajero frecuente“ (término utilizado por los médicos) y extremista.  Puedo pasar de un estado pensativo y compasivo a la frustración, culpa y vergüenza. No espero que la guardia me brinde una solución a las 3 AM. Me he estado lastimando durante 30 años y no hay una solución rápida. Pero hay cosas que los médicos pueden hacer para ayudar. Es importante que se aseguren que la causa de la lesión que presento no afecte la calidad asistencial que me van a brindar. Cuando me lastimo, estas lesiones son graves, pero pocas veces me ofrecen analgesia. Cuando se ofrece algo para calmar el dolor se da por entendido que esa persona no merece estar lastimada. En ocasiones he escuchado, “pero pensé que te gustaba el dolor” y también me han contado lo caros que son los apósitos que utilizan en mí.

Pequeñas cosas pueden ayudar:

Muchas personas que toman estas conductas dañinas han pasado por situaciones traumáticas. El ambiente hospitalario puede desencadenar recuerdos de esas situaciones y generar miedo en el paciente. Si la persona puede comunicarse, pregúntele que podría hacer para que se sienta mas seguro. Por ejemplo, podría evitarse el uso de las batas de hospital a menos que sea clínicamente necesario. También, podría ofrecerse que permanezca sentado en una silla en lugar de estar en una camilla de hospital.

 

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