Estudio de palabras que expresan emociones en miles de idiomas | 22 DIC 19

Las emociones no significan lo mismo en todos los idiomas

Un estudio con palabras emotivas de 2.500 lenguas muestra que los humanos se refieren a distintas cosas cuando hablan de ira, amor o tristeza
Autor/a: Miguel Ángel Criado El País, Madrid

El estudio de palabras que expresan emociones en miles de idiomas muestra que no todos los humanos entienden lo mismo cuando se les habla de amor, vergüenza o pena. Sin embargo, sí han hallado algunos elementos universales: casi todos los hablantes coinciden en designar con un vocablo positivo cada emoción negativa y términos activos para las sensaciones que reflejan una alteración del equilibrio emocional.

Apoyados en una base de datos de centenares de palabras extraídas de 2.474 idiomas hablados actualmente, los investigadores crearon una serie de redes de conceptos que expresan 24 emociones diferentes. Se fijaron en especial en aquellos términos polisémicos, con más de un significado, como sucede con la palabra española pena, que puede referirse a tristeza, dolor o incluso vergüenza. Si en otro idioma hay otro término que expresa las mismas dos o tres emociones, se estaría ante una conceptualización común. Es lo que los autores del estudio, expertos en lingüística comparada, llamaron colexificación.

Estas redes de términos emocionales resultaron ser muy variables entre los distintos idiomas, lo que sugiere que las palabras que se refieren a emociones cambian su significado concreto, incluso cuando en el diccionario se puedan traducir igual. Por ejemplo, en varias lenguas austronesias, habladas en la mayor parte de Oceanía, la palabra sorpresa está muy relacionada con la de miedo. Mientras, en los idiomas de la familia tai-kadai, propios del sudeste asiático, tiene más que ver con esperanza.

A pesar de las variaciones, hay elementos universales en las emociones como si son positivas o negativas

El trabajo, publicado en la revista Science, encontró que estas variaciones aparecen moduladas por la geografía: cuanto más cerca espacialmente están dos lenguas, más colexificación, es decir más coinciden en denominar a una emoción con el mismo término. Esto apunta a que la variación en la semántica de las emociones no es aleatoria, sino que conecta con patrones de comercio, migraciones, conquista o un pasado común en las distintas familias lingüísticas, como sucede con el francés, el catalán y el español, que vienen del latín.

 

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