Revisión de las alternativas terapéuticas disponibles | 09 SEP 19

Síndrome del intestino irritable

La presente es una revisión actualizada de las opciones de control farmacológico y no farmacológico disponibles en la actualidad en el tratamiento del síndrome de intestino irritable
Autor/a: Rawla P, Sunkara T, Raj J  Life Sciences 212:176-181, Nov 2018
Introducción

El síndrome de intestino irritable (SII) es un trastorno gastrointestinal funcional asociado con el dolor abdominal crónico y los hábitos intestinales alterados. Si bien la fisiopatología de esta enfermedad se desconoce, se han identificado diversas causas subyacentes que sugieren un trastorno intestinal primario.

Una teoría sugiere que la enfermedad comenzaría en el intestino, mientras que otra indica que esta sería provocada por anomalías primarias de la vía del estrés.

El diagnóstico del SII se basa en los criterios Roma IV. Esta enfermedad es la forma más frecuente de los trastornos gastrointestinales funcionales y se estima que su prevalencia mundial es del 11%. El SII se clasifica en: SII con predominio de constipación (SII-C); SII con predominio de diarrea (SII-D);

SII con hábitos intestinales mixtos (SII-M) y SII no clasificable (SII-NC).

El objetivo de la presente revisión fue resumir las diversas medidas de control farmacológico y no farmacológico disponibles actualmente en el tratamiento del SII. De los diversos tratamientos farmacológicos, se resume la farmacología clínica, las indicaciones, las contraindicaciones, los efectos adversos y el uso en el embarazo.

Métodos

Los autores revisaron la bibliografía pertinente publicada en las principales bases de datos de lengua inglesa de los últimos 25 años que describen el tratamiento de los pacientes con SII.

> El tratamiento no-farmacológico

El tratamiento no-farmacológico es la terapia inicial que se indica, especialmente, en los pacientes cuyos síntomas no son tan graves como para afectar su calidad de vida. Es importante asegurarle al paciente que el SII no incrementa el riesgo de malignidad.

Los pacientes con síntomas de SII deben evitar los alimentos que producen gas. Los pacientes que sean intolerantes a la lactosa deben seguir una dieta libre de lactosa, al igual que aquellos pacientes en los que persiste la distensión a pesar de evitar los alimentos que producen gas.

También, los pacientes con SII deben seguir una dieta baja en polioles, oligosacáridos, disacáridos y monosacáridos fermentables (FODMAP, por sus siglas en inglés).

Al principio se le solicita al paciente que elimine todos los FODMAP durante 6 a 8 semanas hasta la desaparición de los síntomas y, posteriormente, que reintroduzca los alimentos ricos en carbohidratos fermentables en forma ordenada para determinar la tolerancia a estos.

Según diversos estudios las dietas bajas en FODMAP reducen de manera significativa los síntomas del SII. La dieta libre en gluten también podría ser beneficiosa para los pacientes con SII-D. El yoga parecería ser un tratamiento complementario factible y seguro para las personas con SII.

La actividad física, además de ser beneficiosa para la salud, parecería reducir los síntomas relacionados con el SII. Los tratamientos psicológicos que tengan como blanco los procesos cognitivos ayudan a aliviar los síntomas en los pacientes con SII.

La terapia cognitivo-conductual (TCC) hace referencia a un enfoque terapéutico a corto plazo basado en las habilidades que se enfoca en modificar comportamientos y alterar patrones de pensamiento disfuncionales y así influir sobre los síntomas psicológicos y el estado anímico.

Un estudio realizado en pacientes con SII demostró que la TCC produce una mejora importante y sostenida de los síntomas gastrointestinales cuando fue comparada con la educación.

El tratamiento farmacológico del SII-C

Los laxantes reducen la constipación pero no tienen efectos sobre el dolor abdominal. Dentro de estos, el polietilenglicol (PEG) es preferido con mayor frecuencia debido a que tendría menos efectos adversos en comparación con los otros laxantes.

El uso de PEG se aconseja solo si el uso de fibras como el psyllium o la ispaghula no ayuda. A pesar de la evidencia controversial, las fibras son utilizadas como primera elección debido a la ausencia de efectos adversos.

Aquellos pacientes que no respondan al tratamiento con laxantes se les pueden indicar fármacos como la lubiprostona, la linaclotida o la plecanatida.

La lubiprostona ha sido aprobada para el uso en la constipación idiopática crónica y en el SII-C y está disponible en cápsulas. Para el tratamiento del SII-C, esta se prescribe en una dosis de 8 μg dos veces por día vía oral con comida y agua. Su uso está contraindicado en pacientes con obstrucción gastrointestinal mecánica.

El efecto adverso más frecuente son las náuseas, que podría evitarse si se toma el medicamento junto con la comida. Además, los pacientes pueden experimentar disnea con la primera dosis que remite de forma espontánea dentro de las 3 h. Este fármaco es categoría C en el embarazo.

La linaclotida tiene las mismas indicaciones y contraindicaciones que la lubiprostona y está disponible en cápsulas. Además, este agente está contraindicado en los pacientes pediátricos < 6 años. Se prescribe en una dosis de 290 μg una vez por día vía oral para el SII-C. Las reacciones adversas más frecuentes de este medicamento son la diarrea, el dolor abdominal, la distensión abdominal y las flatulencias. Es una droga categoría C en el embarazo.

La plecanatida tiene las mismas indicaciones y contraindicaciones que la linaclotida. Está disponible en tabletas y para el SII-C se prescribe en dosis de 3 mg una vez por día vía oral. El efecto adverso más frecuente es la diarrea, que puede ser grave.

El tratamiento farmacológico del SII-D

La loperamida es un agente antidiarreico que ha sido probado en pacientes con SII-D. Se indica en dosis de 2 mg, 45 minutos antes de las comidas, en una dosis programada de manera regular. Está contraindicado su uso en niños < 2 años. Los ensayos señalaron una mejora del 100% en la consistencia de las heces, aunque otros síntomas persistieron. La loperamida pertenece a la categoría C en el embarazo.

 

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