"Testosterona rex", un libro polémico | 11 FEB 19

“La idea de que los hombres están dominados por la testosterona es anticuada”

La divulgadora británica publica en español su libro Testosterona rex, en el que analiza modelos científicos obsoletos que refuerzan falsos mitos tan establecidos como el de la supuesta preferencia de los hombres por el riesgo
Autor/a: Sergio Ferrer Agencia SINC, España

<p>Cordelia Fine en una foto cortesía de la investigadora.</p>

Cordelia Fine (1975) es una psicóloga británica nacida en Canadá y catedrática de Historia y Filosofía de la Ciencia en la Universidad de Melbourne (Australia). Además, es una fiera divulgadora que combate con sus libros algunos mitos populares todavía arraigados sobre las diferencias sexuales que existen en los cerebros de hombres y mujeres.

En 2010, Fine saltó a la fama con su libro Delusions of gender, donde acuñó el término ‘neurosexismo’, con el que se refiere a esas “afirmaciones neurocientíficas que refuerzan estereotipos de género sin justificación científica”. Más tarde, en 2014, advirtió en la revista Science de cómo el sexismo sesga la manera en la que los investigadores ven el cerebro.

En 2017 publicó Testosterone rex, en el que defendía que los roles sexuales, pasados y presentes, son meros convencionalismos: la evolución nos ha hecho mucho más similares de lo que creemos. La famosa hormona que da título al libro es una de sus dianas, pero no la única. Hablamos con ella aprovechando la reciente publicación en español de su libro (Paidós, 2018).

Las diferencias entre sexos son mucho más dinámicas de lo que creemos.

¿Qué es Testosterona rex?Resultado de imagen para Testosterone rex

Es el término que he acuñado para aglutinar todas esas creencias tan familiares sobre el sexo biológico y la naturaleza humana, según las cuales la evolución ha favorecido que los machos sean más competitivos y arriesgados porque eso mejoraba el éxito reproductor de nuestros antepasados. Como consecuencia, según estas ideas, los cerebros masculinos están dirigidos por la testosterona.

La creencia de que los varones son esa especie de Testosterona rex está basada en modelos científicos viejos, que no corresponden con cómo se entiende el sexo en la biología evolutiva, la antropología y la psicología. Escogí el nombre ‘rex’, que significa rey en latín, porque los hombres tienen todavía más poder en el mundo que las mujeres.

“No se puede clasificar a la gente en un dominio bidimensional, cada persona puede tener características femeninas y masculinas”

En su libro asegura que negar ese viejo modelo masculino no es negar la ciencia. Aun así, todavía tendemos a pensar que las diferencias que observamos entre hombres y mujeres en la sociedad son naturales y tienen un origen evolutivo. ¿Por qué esa reticencia a abandonar el mito del Testosterona rex ?

[Ríe mucho]. Creo que es una pregunta para los demás, más que para mí. ¿Te refieres a la gente o a los investigadores?

Me llaman más la atención los científicos.

Los investigadores estudian su disciplina y no necesariamente saben cómo han cambiado otras. El área de la psicología que estudia el género ha pasado de concebir los sexos como dos extremos, a entender que no se puede clasificar a la gente en un dominio bidimensional, ya que un individuo puede tener características femeninas y masculinas.

Al mismo tiempo, hay gente que trabaja desde una perspectiva biológica y todavía intenta relacionar una hormona, la testosterona, con toda la psicología masculina. Esto solo tiene sentido en un modelo antiguo de la masculinidad que consiste en un paquete cerrado, pero no funciona cuando contemplamos todos los componentes que se pueden observar en una misma persona.

Usted analizó en Delusions of gender el trabajo del investigador Simon Baron-Cohen, que clasifica los cerebros en dos tipos: uno empático, típico de las mujeres, y otro sistemático, más propio de los hombres. En su último estudio asegura confirmar esta teoría. No le han faltado críticas. ¿Cree usted que existen dos clases de cerebros?

Es uno de los principales defensores de que los hombres ‘piensan’ y las mujeres ‘sienten’. Uno de los problemas que señalé en el libro y veo en el nuevo estudio es que mide la empatía y el comportamiento sistematizador mediante autocuestionarios con preguntas como ‘¿soy bueno entendiendo lo que sienten los demás?’. Un buen puñado de estudios muestran que, en realidad, juzgamos muy mal nuestras propias habilidades [risas]. Es más fácil hacer un cuestionario que medir un comportamiento, pero es un método incorrecto.

A la hora de medir el carácter sistematizador, tampoco miden la capacidad de comprender cómo funciona un sistema, sino el interés de cada participante en actividades tradicionalmente asociadas a los hombres. Es raro que el título del estudio haga referencia a tipos de cerebros cuando no se han estudiado cerebros, sino que se han repartido breves cuestionarios. Eso no es observar el cerebro, es medir la autopercepción a través de estereotipos.

“Es muy tentador dibujar estereotipos de género para rellenar los huecos de nuestro conocimiento científico”

Aunque sean cuestionarios, ¿las diferencias no muestran que hombres y mujeres piensan diferente?

Es que esas diferencias fueron muy modestas. Puntuar alto en uno de los dos tipos de cerebros, empático o sistematizador, no significa que vayas a puntuar bajo en otro, ni que el cerebro se especialice en un tipo u otro. De hecho, alguien de tipo empático puede superar a alguien del otro tipo en sistematización. Es complejo. Me recuerda a un colega que hizo el test para ver si tenía un cerebro masculino o femenino. Me dijo que puntuó muy bajo en ambos, por lo que no debía de tener cerebro [ríe].

Nosotros, los humanos, clasificamos las diferencias en el comportamiento de la gente a través de las lentes del sexo y el género, que son categorías sociales dominantes, son lo primero que ves en una persona. Sin embargo, tú no te relacionas con una media de una población, sino con un individuo: en realidad, saber el sexo de alguien no permite predecir cómo es.

 

Comentarios

Para ver los comentarios de sus colegas o para expresar su opinión debe ingresar con su cuenta de IntraMed.

AAIP RNBD
Términos y condiciones de uso | Política de privacidad | Todos los derechos reservados | Copyright 1997-2024