Una perceptual y otra semántica | 19 SEP 18

Dos zonas cerebrales básicas implicadas en la lectura

Una nueva investigación realizada en el centro vasco BCBL revela que el área visual de las palabras, una zona del cerebro fundamental para la lectura, está dividida en dos partes con funciones diferentes: perceptual y léxico semántica

La actividad cerebral relacionada con la lectura es todavía uno de los grandes retos para la comunidad científica. Se trata de una habilidad a la que nuestro cerebro no se ha adaptado como consecuencia de la evolución, tal y como ha ocurrido con el habla.

Uno de los puntos de debate radica precisamente en cuál es la función que realiza la parte de nuestro cerebro que resulta imprescindible para leer, la denominada área visual de las palabras.

Mientras algunos científicos consideran que su función es netamente perceptual –visual–, otros investigadores opinan que es más léxico semántica, porque esa misma zona se activa también con otras actividades, como escuchar palabras.

Este debate tiene consecuencias muy importantes en la investigación del lenguaje y, sobre todo, en sus aplicaciones clínicas. Ahora, científicos del Basque Center on Cognition, Brain and Language (BCBL) han conseguido entender mejor los criterios que existen sobre el funcionamiento del área visual de las palabras.

Este estudio permite entender mejor cómo funciona el cerebro durante la lectura y qué tipo de procesos se llevan a cabo en el área visual de las palabras

El trabajo, que acaba de ser publicado por la revista PNAS, ha sido conciliador con la evidencia existente: por un lado tiene una función perceptual y, por otro, léxico semántica, pero cada una está residenciada en una subárea diferente y conectadas por medio de circuitos distintos.

El área visual de las palabras, denominada técnicamente corteza ventral occipitotemporal, es una zona muy conectada con la visión que sirve tanto para extraer las características de la información como para enviarla. Resulta fundamental para la lectura: una persona con una lesión en esta área no podría leer.

Debido a que la capacidad de leer comenzó hace poco más de 4.000-5.000 años, la evolución del ser humano no ha sido capaz de esculpir una estructura cerebral específica para la lectura, función que nuestro cerebro toma prestada reutilizando otras estructuras ya existentes.
 

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