Estudio finlandés en el Congreso Europeo de Cardiología | 29 AGO 18

Unas vacaciones largas podrían prolongar la vida

Investigadores finlandeses han seguido durante 40 años la evolución de más de mil ejecutivos con al menos un factor de riesgo de enfermedad cardiovascular

Los resultados revelan que para reducir la mortalidad no solo es importante llevar una vida saludable y tomar los medicamentos adecuados, también reducir el estrés, y unas vacaciones de más de tres semanas ayudan a conseguirlo.

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La reducción del estrés y unas vacaciones de más de tres semanas (algo inalcanzable para muchas personas) pueden ayudar a reducir el riesgo de enfermedad cardiovascular, según los resultados del estudio.

Tomarse vacaciones podría prolongar la vida. Esa es una de las conclusiones de un estudio realizado a lo largo de cuatro décadas y presentado este martes en el congreso que la Sociedad Europea de Cardiología (ESC Congress 2018) celebra entre el 25 y 29 de agosto en Múnich (Alemania).

"No piense que llevar un estilo de vida saludable va a compensar tener un trabajo demasiado duro y sin vacaciones", señala Timo Strandberg, profesor de la Universidad de Helsinki (Finlandia) y coautor del trabajo, aceptado para su publicación en The Journal of Nutrition, Health & Aging. "Las vacaciones pueden ser una buena forma de aliviar el estrés", añade el experto.

"No piense que llevar un estilo de vida saludable va a compensar tener un trabajo demasiado duro y sin vacaciones", advierte un investigador

El estudio se basa en los datos de 1.222 ejecutivos varones de mediana edad, nacidos entre 1919 y 1934 y reclutados para el denominado Helsinki Businessmen Study en 1974 y 1975. Los participantes tenían al menos un factor de riesgo de enfermedad cardiovascular (tabaquismo, presión arterial alta, colesterol alto, triglicéridos elevados, intolerancia a la glucosa o sobrepeso).

De forma aleatoria los voluntarios se dividieron en dos grupos: uno de control (610 hombres) y otro de intervención (612 individuos) con el que se trabajó durante cinco años. El grupo de intervención recibió asesoramiento verbal y por escrito cada cuatro meses para que sus integrantes realizaran actividad física aeróbica, comieran siguiendo una dieta saludable, lograran un peso adecuado y dejaran de fumar.

Cuando estos consejos para mejorar su salud no fueron efectivos, este grupo también recibió los medicamentos que se recomendaban en aquel momento para disminuir la presión sanguínea (betabloqueantes y diuréticos) y los lípidos (clofibrato y probucol). Por su parte, los ejecutivos del grupo de control recibieron la atención médica habitual y los investigadores no los vieron.

Un resultado inesperado

Como recogieron los estudios de aquella época, al final del experimento el riesgo de enfermedad cardiovascular se redujo en un 46% en el grupo de intervención en comparación con el de control. Sin embargo, en el seguimiento de 15 años que se hizo después, durante 1989, se descubrió que había habido más muertes en el grupo de intervención que en el de control. ¿Qué había pasado?

 

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