Con el objetivo de elaborar un test que revele déficits cognitivos específicos, sutiles y tempranos en enfermedad de Parkinson, los investigadores Adolfo García y Agustín Ibáñez, del Instituto de Neurociencia Cognitiva y Traslacional (CONICET-INECO-FUNDACIÓN FAVALORO) evaluaron a dos grupos de pacientes con esta enfermedad degenerativa.
Estudiaron a un grupo de personas con deterioro cognitivo leve y otro de 24 personas sin deterioro cognitivo: les pidieron que leyeran textos que diferían en el nivel de movimiento de sus personajes y respondieran un cuestionario para cada uno. La hipótesis era que los pacientes manifestarían déficits distintivos en la comprensión del movimiento, y que tal afectación sería selectiva en pacientes que aún no manifestaban deterioro cognitivo.
El resultado principal del trabajo fue que aquellos pacientes con trastorno motor pero sin compromiso cognitivo general tuvieron dificultades específicas para comprender las acciones narradas en los textos, mientras que la comprensión de otros tipo de información, como actividades mentales o circunstancias temporales y espaciales, estaba preservada.
La comprensión de acciones en textos naturalistas surge así como una variable útil para separar de manera sencilla a pacientes y controles y, más aún, a pacientes con y sin deterioro cognitivo, lo que realza la potencial aplicabilidad clínica de este enfoque neurolingüístico. Esto mismo podría dar indicios del nivel de deterioro de los pacientes con esta enfermedad.
En esta evaluación sobre la comprensión de los distintos textos con y sin acción, los pacientes con Parkinson tuvieron una respuesta deficiente ante el “lenguaje de acción”, ¿qué faltaría para implementar este test como herramienta de diagnóstico efectivo?
Ya son muchas las investigaciones de nuestro equipo y de otros laboratorios que replican este resultado, tanto en la enfermedad de Parkinson como en otros cuadros neurodegenerativos motores. En breve se publicará una serie internacional que editamos y que reúne a expertos internacionales en torno el estudio y aplicación del lenguaje de acción en patologías motoras.
Sin embargo, la consolidación de una evaluación sistemática del lenguaje de acción como marcador de la enfermedad de Parkinson requerirá de varios pasos.
En cuanto a la segunda pregunta, sí, hay correlatos biológicos de los déficits del lenguaje de acción. En un primer estudio, mostramos que la interacción entre lenguaje y acción que se encuentra afectada en el Parkinson depende del acoplamiento inmediato de áreas motoras y semánticas.
En otro estudio de nuestro equipo, demostramos que el procesamiento de lenguaje de acción se asocia con anormalidades de las redes de largo alcance (las cuales, a su vez, se correlacionan con el grado de atrofia de circuitos motores clave, como los ganglios basales.
También hemos mostrado que, a mayor atrofia de los ganglios basales, menos se activan los circuitos cerebrales putativos para palabras de acción y más se recurre a vías neurales alternativas durante su procesamiento. Incluso hemos documentado que estos déficits pueden darse en sujetos asintomáticos que, por antecedentes familiares, está en riesgo (o se va a) desarrollar un cuadro motor de base genética de Parkinson o de otras patologías motoras (enfermedad de Huntington; ataxia genética).
Sin embargo, el establecimiento de un marcador cognitivo (como los déficits de lenguaje de acción) o de cualquier otro tipo no alcanza, en sí mismo, para arribar a un diagnóstico del Parkinson ni de ninguna otra enfermedad neurológica. El diagnóstico siempre supone una conjunción de criterios clínicos y biológicos, los cuales podrán complementarse y robustecerse con marcadores cognitivos específicos, pero difícilmente sean reemplazados por estos últimos. Lo importante consiste en desarrollar marcadores que ayuden a su detección temprana, al escalamiento y automatización de dicha detección, y al tratamiento e intervención de aspectos no motores que están afectado en los pacientes y que hoy en día no son abordados.
¿En qué otras enfermedades o trastornos podrían aplicarse?
En principio, este marcador parece ser sensible a diversos cuadros neurológicos que comprometen los circuitos motores, ya sea a nivel cortical o subcortical. Además de la enfermedad de Parkinson, nuestro grupo ya ha mostrado que estos déficits también surgen de modo diferencial o selectivo en pacientes con ataxia cerebelosa o con enfermedad de Huntington (en incluso en parientes asintomáticos de estos últimos).
Otros laboratorios en Estados Unidos y Europa han documentado déficits similares en pacientes con esclerosis lateral amiotrófica, degeneración córticobasal, parálisis cerebral y hemiplejias. En Febrero de 2018, editamos un número especial, en el que convocamos a varios colegas alrededor del mundo para indagar sobre el potencial de este marcador lingüístico en múltiples cuadros motores. Se trata del primer esfuerzo multicéntrico internacional en este sentido y estamos muy entusiasmados por compartir los resultados.
¿Cómo se diagrama el test y qué diferencias existen entre los textos de acción y los textos neutros?
El test que empleamos en este estudio, publicado en Cortex , se destaca por ser la primera evaluación de este marcador mediante textos naturalistas. Construimos dos textos, uno con alto contenido motor (texto de acción, o TA) y otro con bajo contenido de motor (texto neutro, o TN). Ambos son comparables en su legibilidad, coherencia, comprensibilidad y en términos sintácticos, léxicos, emotivos.
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