Diagnóstico y tratamiento atención primaria | 19 JUL 18

Linaclotida en el síndrome del intestino irritable

Es fundamental la relación entre el médico y el paciente y la empatía con el tratamiento, que puede incluir fármacos como la linaclotida
Introducción

El síndrome del intestino irritable (SII) es un trastorno gastrointestinal funcional, crónico y frecuente, asociado con síntomas como dolor o malestar abdominal, que suele ceder con la defecación.

Se estima que la causa de este trastorno es el desequilibrio en la interacción entre el intestino y el cerebro. En los últimos años se intentó definir con precisión los criterios diagnósticos del SII; actualmente, se cuenta con los criterios Roma IV, de 2016, revisados varias veces.

Según esta clasificación, el SII es un trastorno funcional, que se asocia con dolor abdominal recidivante, al menos una vez por semana, durante los 3 meses previos al diagnóstico, en comorbilidad con dolor relacionado con la defecación, con cambios en la frecuencia de las deposiciones y en la apariencia de las heces (al menos dos de los tres síntomas).

Para establecer el diagnóstico estas anomalías deben estar presentes durante al menos 3 meses y los síntomas deben haberse iniciado, como mínimo, 6 meses antes. Además, mediante la Bristol Stool Form Scale (BSFS), el SII se clasifica en cuatro subtipos, según la consistencia de las deposiciones: predominio de constipación, predominio de diarrea, trastorno mixto y no clasificado.

El objetivo de la presente revisión fue resumir la epidemiología, el diagnóstico y el tratamiento del SII, especialmente la forma con predominio de constipación, incluido el uso de linaclotida.

Epidemiología y diagnóstico

El SII es uno de los trastornos gastrointestinales más frecuentes en todo el mundo, con una prevalencia de hasta 11.2% (intervalo de confianza del 95%: 9.8% a 12.8%), con amplia variabilidad según la región evaluada (entre 2.6% y 32%).

La forma con predominio de constipación es la más frecuente, presente en el 35% de los casos. El SII es 67% más habitual en las mujeres, en comparación con los hombres, especialmente en los países occidentales y para la forma con predominio de constipación.

También, el SII es más común antes de los 50 años y, en general, aparece entre los 20 y 30 años. Se estima que solo el 25% de los pacientes afectados consulta a su médico y, muchas veces, en el contexto de la atención primaria de la salud.

El impacto de esta enfermedad en los pacientes y el sistema de salud es considerable, dado que se asocia con morbilidad grave; además, se estima que los pacientes con formas leves a moderadas pierden hasta 73 días laborales por año.

La atención primaria de la salud tiene varias ventajas, especialmente respecto de la relación médico-paciente y la confianza ya establecida, que permite estudiar el SII en un contexto determinado. Esto es importante en el tratamiento de los cuadros crónicos, como el SII, que requieren cuidados continuos.

En general, el diagnóstico de SII representa un desafío para el médico de atención primaria, porque los síntomas se superponen con otros trastornos gastrointestinales funcionales. Es habitual que el diagnóstico sea empírico y posterior a la exclusión de otros cuadros, lo que conlleva tiempo y costos.

Las normas estadounidenses y británicas y los criterios Roma recomiendan el diagnóstico positivo, y no de exclusión, de acuerdo con el perfil sintomático; sin embargo, estos criterios fueron criticados por ser reducidos y no adecuarse al contexto de la atención primaria. También, se comprobó que muchos médicos que se desempeñan en este ámbito desconocen los criterios formales.

No obstante, se probó que el uso de los criterios Roma III permite el diagnóstico de hasta el 75% de los pacientes con SII en el contexto de la atención primaria. En la última actualización de estas normas se incorporaron aspectos biopsicosociales y multiculturales, con consideración de las diferencias entre los sexos y el papel del eje entre el cerebro y el intestino, que los haría más útiles en la atención primaria.

El diagnóstico positivo se basa en cuatro pilares: historia clínica completa, examen físico, estudios de laboratorio (limitados, pero adecuados) y, en caso de ser necesario, otros procedimientos para descartar causas orgánicas.

En la historia clínica se constata la presencia de dolor abdominal (si no existe, se descarta el diagnóstico de SII), que muchas veces no es localizado, afecta al abdomen inferior y se resuelve con la defecación. También se indaga sobre los trastornos en la defecación, la hinchazón abdominal (no es específica o necesaria para el diagnóstico) y la distensión (no es necesaria, pero afecta a la mayoría de los pacientes).

En general, se verifican los antecedentes de alteraciones en el hábito evacuatorio relacionadas con el dolor abdominal, que se cuantifican con la BSFS. Cuando el paciente manifiesta no tener deposiciones por varios días o informa un hábito predominantemente constipado o el tratamiento con fármacos que afecten las deposiciones se sugiere el diagnóstico de SII con constipación (> 25% de las catarsis con formas tipo 1 y 2 y < 25% con tipo 6 y 7 en la BSFS).

 

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