Efectos de la contaminación atmosférica en la salud | 09 MAR 18

Contaminación en el embarazo y menor capacidad cognitiva en los hijos

Un estudio muestra por primera vez una relación entre la exposición a la contaminación del aire durante los meses de gestación y alteraciones en el cerebro y menor capacidad cognitiva en niños y niñas

El trabajo revela que los niveles de polución asociados a dichas modificaciones cerebrales estaban dentro de los valores considerados como seguros.

<p>En la imagen, las regiones cerebrales afectadas por las partículas finas y gruesas. / ISGlobal / Biological Psychiatry</p>
En la imagen, las regiones cerebrales afectadas por las partículas finas y gruesas. / ISGlobal / Biological Psychiatry

Expertos del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) —centro impulsado por la Fundación Bancaria ”la Caixa”— y el Erasmus Medical Center de Rotterdam han asociado la exposición residencial a la contaminación atmosférica durante el embarazo con anomalías cerebrales que pueden contribuir a una reducción en la capacidad cognitiva de niños y niñas en edad escolar. 

El estudio, publicado en Biological Psychiatry, muestra que los niveles de polución relacionados con las alteraciones cerebrales estaban dentro de los valores considerados como seguros. La investigación mostró por primera vez una relación entre la exposición a la contaminación atmosférica y dificultades en el control inhibidor —la habilidad de regular el autocontrol y el comportamiento impulsivo—.

Esto se asocia con problemas de salud mental como el comportamiento adictivo y el trastorno por déficit de atención e hiperactividad. Por su parte, la exposición a partículas finas durante la vida fetal se asoció con una corteza —la capa externa del cerebro— más delgada en varias regiones de ambos hemisferios, lo cual constituye uno de los factores que permitirían explicar las deficiencias observadas en el control inhibidor. 

“No podemos garantizar que los niveles actuales de contaminación en nuestras ciudades sean seguros”, afirma Mónica Guxens, coordinadora del estudio

El equipo de investigación utilizó una cohorte poblacional en Holanda para estudiar a mujeres embarazadas y a sus hijos.  Determinaron los niveles de contaminación atmosférica residencial durante la vida fetal de 783 niños y niñas. Los datos se obtuvieron a partir de campañas de monitorización del aire, e incluyeron niveles de dióxido de nitrógeno y de partículas gruesas y finas. La morfología del cerebro se evaluó a partir de imágenes de resonancia magnética realizadas cuando los niños tenían entre 6 y 10 años de edad.

 

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