Dimensiones sintomáticas de depresión e incidencia de demencia a los 3 años | 13 MAR 17

Interacciones entre la depresión y la demencia

El riesgo de demencia asociado a síntomas depresivos parece ser atribuible a diferentes vías subyacentes, una que involucra a la depresión y otra a los síntomas cognitivos y motivacionales reflejan alteraciones cognitivas
Autor/a: Lugtenburg A, Zuidersma M, Schoevers R y colaboradores Journal of Geriatric Psychiatry and Neurology 29(2):99-107, Mar 2016

Introducción

La prevalencia estimada de demencia en Europa, en los individuos de más de 60 años, es cercana al 7% y se estima que unos 115.4 millones de personas tendrán demencia en 2050. En este escenario, la identificación de los factores modificables de riesgo asume una importancia fundamental. En diversos metanálisis, la depresión constituyó un fuerte factor predictivo de demencia.

En la mayoría de los trabajos, la depresión se analizó como un concepto unidimensional (diagnóstico o puntaje total en un cuestionario); sin embargo, la depresión es una enfermedad muy heterogénea. En los pacientes con trastornos somáticos y en las personas de edad avanzada, es posible que los instrumentos que se utilizan para valorar la depresión reflejen cierta variación, atribuible a estos factores.

Por ejemplo, algunos síntomas considerados para el diagnóstico de los trastornos depresivos, entre ellos los cambios psicomotores, la apatía, la falta de interés, los trastornos del sueño y los problemas para la concentración), a menudo se presentan también en los sujetos con demencia o deterioro cognitivo, sin depresión. Por ende, cierta variabilidad en los síntomas depresivos puede ser secundaria a la declinación cognitiva vinculada con la edad o con los estadios muy tempranos de algún trastorno neurodegenerativo.

Sólo unos pocos estudios analizaron los factores asociados con la declinación cognitiva y la demencia, en relación con los perfiles específicos de síntomas depresivos. La mayoría de estos trabajos revelaron que los síntomas afectivos se asocian con riesgo aumentado de trastorno cognitivo, declinación cognitiva o demencia; no obstante, estas correlaciones no fueron encontradas en otras investigaciones. Las diferencias entre los trabajos probablemente se vinculen con aspectos metodológicos o con los instrumentos utilizados para valorar los síntomas depresivos.

El análisis de factores puede utilizarse para generar puntajes sobre la base de las combinaciones de los síntomas depresivos más frecuentes. En un estudio con análisis factorial de la Center for Epidemiology Studies Depression (CES-D), sólo se comprobó una correlación entre la reducción en la subescala de afecto positivo (anhedonia, con las secciones de felicidad y goce de la vida), pero no en la subescala de afectos negativos (depresión, soledad y tristeza), los síntomas somáticos (sueño, esfuerzo y capacidad para ponerse en marcha) o los problemas personales (antipatía y disgusto), con la declinación cognitiva.

En un estudio prospectivo se analizó la asociación entre el perfil de síntomas depresivos y la aparición de enfermedad de Alzheimer (EA). En el estudio se comprobaron dimensiones sintomáticas relacionadas con el estado de ánimo y la motivación en 222 personas de edad avanzada. Sin embargo, sólo la dimensión de síntomas de motivación, como la falta de interés, los cambios psicomotores, la pérdida de energía y las dificultades para la concentración, se asoció con la aparición de EA.

En los análisis tradicionales de factores, con los instrumentos habitualmente utilizados para detectar depresión, por lo general se identifican factores fuertemente correlacionados, de modo que resulta difícil separar los efectos individuales de cada factor sobre la evolución cognitiva. En este sentido, el análisis bifactorial representa una alternativa interesante, ya que asume que todas las secciones de un determinado instrumento para valorar la depresión capturan una dimensión general de depresión, pero que la combinación de ciertos dominios refleja la variabilidad de una o más dimensiones, no relacionadas con la dimensión general de depresión. De esta manera, los análisis bifactoriales pueden discriminar la variación en secciones específicas, vinculadas con la depresión o con otros problemas no relacionados con la depresión, como los trastornos físicos y cognitivos.

Además, debido a que existe una baja correlación entre la depresión general y otros factores, los análisis bifactoriales son muy adecuados para evaluar el valor predictivo de dos o más factores sobre la evolución cognitiva. Por ejemplo, en un estudio previo en pacientes con enfermedad cardíaca, el modelo bifactorial de las secciones del Beck Depression Inventory II (BDI-II) se asoció con un factor general de depresión que abarcó todos los dominios del BDI-II y con un factor somático y cognitivo, no relacionado.

En el presente artículo se utilizaron análisis bifactoriales para determinar la presencia de un factor general de depresión y de uno o más factores no relacionados, en una muestra representativa de personas de edad avanzada de la población general. Posteriormente se determinó el riesgo de demencia asociado con cada factor obtenido y se definió la asociación entre cada factor y la demencia en sujetos ancianos, sin depresión al comienzo del estudio.


Pacientes y métodos

El Amsterdam Study of the Elderly (AMSTEL) es un trabajo poblacional realizado con personas no institucionalizadas de 65 a 84 años, residentes de Amsterdam. La muestra se seleccionó, de manera aleatoria, a partir de los registros electrónicos de 30 centros de atención general de Ámsterdam, en cuatro grupos de edad, de cinco años cada uno.

Para el presente estudio se excluyeron los pacientes con diagnóstico basal de demencia según los criterios del Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, Third Edition (DSM-III) o la Geriatric Mental State (GMS) – Automated Geriatric Examination for Computer Assisted Taxonomy (GMS-AGECAT; niveles 1 a 5) o con menos de 26 puntos en laMini-Mental State Examination (MMSE). La muestra final para el análisis abarcó 3148 pacientes.

Todos los sujetos fueron entrevistados en el hogar por personal entrenado, mediante un algoritmo computarizado, el cual permitió obtener información acerca de la presencia de síntomas psiquiátricos, las variables sociodemográficas, el estado de salud al momento del estudio y los antecedentes clínicos, entre 1990 y 1991 y a los tres años de seguimiento. La entrevista se realizó con la versión holandesa del Geriatric Mental State Schedule (GMSS), un instrumento estructurado que permite identificar distintos trastornos psiquiátricos en las personas de edad avanzada. En combinación con el sistema diagnóstico Aetiology Schedule-AGECAT permite establecer el diagnóstico de demencia o depresión.

El AGECAT intenta reproducir el proceso por el cual el psiquiatra llega al diagnóstico inicial y diferencial de demencia. Los síntomas del GMS se clasifican en 150 componentes sintomáticos que se agrupan en categorías que representan las principales áreas sintomáticas de cada nivel diagnóstico. Los puntajes determinan el nivel sindrómico (no jerárquico) de la precisión diagnóstica (niveles 0 a 5) para cada uno de los ocho síndromes diagnósticos (trastorno orgánico, depresión, manía, esquizofrenia y paranoia, trastorno obsesivo, fobias, hipocondría y ansiedad general).

El nivel de “caso diagnóstico” (nivel de precisión diagnóstica) se calcula a partir del nivel sindrómico con un modelo jerárquico desde lo orgánico hasta la depresión, y hasta el trastorno de ansiedad. El nivel 0 (ningún nivel para ningún síndrome) refleja el estado de salud, en tanto que los niveles 1 a 2 identifican “subcasos”, y los niveles 3 a 5, reflejan “casos” con un nivel de gravedad que justifica la intervención clínica. La función cognitiva se determinó con la versión holandesa de la MMSE.

El diagnóstico de depresión se estableció con el GMS-AGECAT, el cual permite valorar la gravedad de la enfermedad con niveles de 0 a 5; los niveles 3 a 5 se consideran casos verdaderos de depresión que requieren atención clínica.

La aparición de demencia en el curso del seguimiento se valoró con el sistema GMS-AGECAT, útil para conocer la gravedad del trastorno somático, con niveles de 0 a 5; nuevamente, los niveles de 3 a 5 reflejan casos auténticos de demencia. En estudios previos se comprobó que el “caso orgánico” de demencia, según el GMS-AGECAT, se corresponde con el diagnóstico de la enfermedad, realizado con los criterios del DSM-III, con concordancia moderada.

 

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