Los antibióticos son una herramienta vital para el tratamiento de infecciones así como también para la prevención de éstas a partir de procedimientos quirúrgicos y de tratamientos para el cáncer.
De todas maneras, es necesario recordar que a mayor uso de antibióticos, estos se vuelven menos efectivos. Su uso indiscriminado aumenta las posibilidades de sobrevida y contagio de bacterias resistentes.
El problema de la resistencia a los antibióticos se ve agravado por el hecho de que el descubrimiento de nuevos antibióticos está en un mínimo histórico.
A pesar de las recomendaciones sobre la reducción de la indicación de antibióticos, 9 de cada 10 médicos dicen que se sienten presionados a recetarlos, y el 97% de los pacientes que piden antibióticos, los reciben.
La primer guía Guía NICE en plantear este tema recomienda que los médicos generalistas, enfermeras, farmacéuticos y dentistas promuevan y monitoreen el uso responsable de antibióticos.
Si se logra implementar este procedimiento se podría reducir en un 25% la prescripción inadecuada
La guía recomienda la creación de equipos multidisciplinarios de trabajo y monitoreo en todos los ámbitos de atención. Estos equipos deben ser capaces de revisar los datos de prescripción y resistencia con frecuencia y hacer llegar esta información a los profesionales que medican.
También deben ser capaces de trabajar con ellos para entender las razones de su muy alta o baja cantidad de prescripciones, así como proporcionar información y asistencia a los que recetan fuera de las directrices locales en las que no se justifica.
El profesor Mark Baker, Director del Centro para la Práctica Clínica NICE, dijo: "Los antibióticos, a veces se indican en circunstancias en que no es probable un gran beneficio para el paciente. Entre los médicos está bien establecido que muchas infecciones tempranas o benignas no los requieren y los pacientes no se beneficiarán con su uso.”
Y agrega: “No creo que exista una elevada tasa de mala práctica dentro de la práctica general, pero es claro que la reducción en la prescripción de antibióticos que esperábamos ver cuando se publicó nuestra guía sobre las infecciones del tracto respiratorio superior en el 2007 no ha sucedido.”
“El aumento de la indicación inadecuada se contrapone a los sucesivos intentos de NICE y del gobierno para su reducción, simplemente no han funcionado. Existe también, una gran presión ejercida sobre los médicos. De todas maneras, la prescripción de un antibiótico cuando se sabe que es poco probable que sea un beneficio para el paciente no es una buena práctica.”
"No son sólo los profesionales quienes deben ser cuestionados sobre sus actitudes y creencias acerca de los antibióticos", añadió el profesor Baker. "A menudo los propios pacientes debido a que no entienden que su condición a puede curarse por sí sola, o que tal vez los antibióticos no son eficaces en el tratamiento, pueden presionar a su médico para que les recete un fármaco cuando no está indicado y es poco probable su beneficio.”
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