Nutrición | 20 JUL 15

Obesidad infantil e ingesta calórica

Los niños obesos reflejan interacciones complejas de la genética y otros factores, tales como el medio ambiente, sociales y factores de comportamiento, que afectarán a la ingesta y al gasto de energía.
INDICE:  1.  | 2. Referencias

 


Introducción

La obesidad es hoy, sin duda, un problema creciente de salud en todo el mundo. De acuerdo con los datos estadísticos a partir de 2003, aproximadamente el 30% de los adultos y el 15% de los niños (2-19 años) a nivel mundial fueron clasificados como obesos.

La obesidad infantil no sólo es epidemia en los países desarrollados, como los países de Europa occidental, Australia y EE.UU., sino también en los países en desarrollo. En los EE.UU., un sorprendente tercio de los niños y adolescentes (unos 23 millones) tienen sobrepeso o son obesos. Incluso en China, la tasa de obesidad en los niños se está incrementando dramáticamente durante la última década. La posibilidad de que un niño con obesidad se convierta en un adulto obeso es de hasta el 80%. Y mientras más obesos haya en la niñez más probabilidad de que la obesidad persista en la edad adulta.

La alta prevalencia de obesidad ha despertado la preocupación de la gente. En primer lugar, la obesidad en general y la obesidad de la infancia en particular, causan muchos problemas de salud, tales como hipertensión, colesterol alto, asma, trastornos del sueño, enfermedad hepática, diabetes tipo 2, cardiopatía coronaria, accidente cerebrovascular y cáncer.

Los investigadores encontraron que aún peor, muchas enfermedades relacionadas con la obesidad consideradas exclusivamente en la edad adulta están ahora siendo vistas en niños con una frecuencia cada vez mayor. Por ejemplo, la diabetes tipo 2, también llamada diabetes del adulto, ahora aparece en niños de ocho años. Esto significa que estos niños tienen que hacer frente a dicha enfermedad crónica durante un período inusualmente prolongado de tiempo.

En segundo lugar, la obesidad es un problema económico. Se informó que los gastos de cuidado de la salud y los gastos en medicinas de los adultos obesos fueron 36% y 77% más altos que en las personas no obesas, respectivamente. Wang y col. informaron que las estimaciones de los gastos de hospital para el tratamiento de las enfermedades relacionadas con la obesidad infantil aumentaron de $35 millones a $127 millones (en valores en dólares constantes 2001) de 1979-1981 a 1997-1999. Y las estimaciones están aumentando rápidamente. Por lo tanto, la alta prevalencia de obesidad infantil y las severas consecuencias llevaron a un consenso de que se debe prestar extrema atención a este problema epidémico mundial.

La genética es, sin duda, un factor importante para la obesidad infantil. La probabilidad de que un niño con uno de los padres obesos se convierta en un adulto obeso es tres veces mayor que en los que no tienen padres obesos. Sin embargo, los niños obesos, en general, reflejan interacciones complejas de la genética y otros factores, tales como el medio ambiente, sociales y factores de comportamiento, que afectarán a la ingesta y al gasto de energía.

Últimamente, el desequilibrio entre la ingesta de energía y el gasto es el factor determinante de las altas tasas de obesidad. Es difícil prevenir la obesidad infantil desde el punto de vista genético; sin embargo, es obviamente más eficaz prevenir la enfermedad mediante la adopción de más ejercicios físicos y alimentos adecuados en cantidad moderada. En esta revisión, los autores revisaron sistemáticamente las publicaciones de las bases de datos sobre la relación entre la obesidad en la niñez y la ingesta de alimentos, incluyendo los tipos de alimentos, los tipos de componentes nutricionales y los patrones de ingesta de alimentos.


Tipos de alimentos relacionados con la obesidad infantil

Bebidas

Bebidas azucaradas (BAs)

El consumo de bebidas azucaradas está aumentando de forma espectacular entre los niños y adolescentes mayores en las últimas décadas. Varios estudios epidemiológicos encontraron un vínculo positivo entre el consumo de BAs y la ganancia de peso a largo plazo y la obesidad. Un estudio de cohorte prospectivo de dos años en más de 10000 niños y niñas de 9 a 14 años encontró que el consumo de BAs se asocia con una menor ganancia del índice de masa corporal (IMC) (kg/m2) durante el año correspondiente, probablemente debido a su contribución al consumo total de energía.

Un estudio piloto del efecto del menor consumo de BAs sobre el peso corporal encontró que los cambios en el índice de masa corporal, ajustado por género y edad, fueron 0,07- 0,14 kg/m2 para el grupo de consumo disminuido y de 0,15 a 0,21 kg/m2 para el grupo control después de 25 meses de intervención.

Otro estudio longitudinal (4 a 8 semanas) de los efectos de un consumo excesivo de BAs en el balance energético de los niños (de 6 a 13 años) y la ingesta de nutrientes mostró que el consumo excesivo de BAs (>12 oz/día- 354ml), desplazaba la leche de la dieta de los niños, lo que se tradujo en un mayor consumo diario de energía y una mayor ganancia de peso en comparación con los que consumían menos BAs (<12 oz/día- 354ml).

Otros estudios también encontraron resultados similares en los que la obesidad podría ser agravada por el aumento de la ingesta de BAs. En un artículo de revisión, Malik y colaboradores informaron que las BAs proporcionaban poco beneficio nutricional y el consumo de BAs que causaba el aumento de peso se debía a la baja saciedad de los hidratos de carbono líquidos, llevando así a una incompleta compensación de la energía en las comidas posteriores. Ellos concluyeron que el consumo de BAs debe ser desalentado, en particular entre los niños y adolescentes.

Jugos de frutas

Los jugos de frutas son considerados como bebidas saludables y los niños las consumen en grandes cantidades. Los estudios longitudinales sobre la ingesta de jugo de fruta mostraron que no influye en el aumento de peso. Sin embargo, otros mostraron que existe una relación positiva entre los jugos de frutas y la obesidad. Dennison y col. informaron que el consumo de ≥12 oz/día (354ml) de jugo de fruta en niños de 2-5 años se asoció con baja estatura y con obesidad. También encontraron que los efectos fueron probablemente debido al alto contenido de fructosa (13,9 g/8 oz por porción) y sacarosa (4,2 g/8 oz por porción) en el jugo de manzana. Sus resultados fueron consistentes con los que indican la función especial de la fructosa y la sacarosa en la adiposidad.

Leche y productos lácteos

Los estudios encontraron que la leche y los productos lácteos eran eficaces en el control del peso y que la leche fue considerada durante mucho tiempo como una bebida esencial para los niños porque contiene proteínas nutritivas, calcio y vitaminas A y D. Se afirma que la ingesta de dos porciones de leche por día podría reducir el riesgo de sobrepeso hasta el 70%.

Sin embargo, los efectos de la leche y los productos lácteos en el peso son controvertidos. El calcio de los lácteos podría promover la pérdida de peso, mientras que la proteína de suero de leche y la estrona podría causar aumento de peso. Berkey y col. informaron que grandes cantidades de leche pueden proporcionar energía excesiva para algunos niños. Los niños que ingieren grandes cantidades de leche ganaron más peso durante un estudio longitudinal.

También encontraron que no había diferencia entre la leche entera y la leche descremada, lo que indica que la grasa láctea no está asociada con la obesidad infantil. Como un tipo de leche especial, la leche materna se desempeña de manera diferente. Varios estudios mostraron que un bebé alimentado con leche materna en lugar de fórmula infantil tiene un menor riesgo de sobrepeso u obesidad en la infancia y la adolescencia. Además, parece que cuanto más prolongada es la alimentación con leche materna más eficaz es la prevención de la obesidad en la infancia y la adolescencia.

Snacks

De acuerdo con una encuesta realizada por el Centro Chino de Control de Enfermedades en 2007, el 60% de los niños (3 a 17 años) consumen snacks todos los días. Las encuestas de otros países también encontraron una tendencia creciente similar en el consumo de snacks entre los niños. Los alimentos con una mayor densidad de energía podrían disminuir la saciedad de la ingesta de alimentos, lo que resulta en un consumo pasivo excesivo y obesidad.

Por lo tanto, los snacks ricos en energía son vistos como una causa de la obesidad infantil. Zizza y col. informaron que había una fuerte posibilidad de que los bocadillos hubieran contribuido a la epidemia de obesidad en los niños de EE.UU. Sin embargo, en el estudio longitudinal de 4 años de niñas inicialmente no obesas de edades comprendidas entre 8 y 12 años, Phillips y col. encontraron que los snacks ricos en energía no afectaron el peso o la gordura.

Comida rápida

El consumo de comida rápida se asocia con una menor calidad en la dieta. Paeratakul y col. informó que el consumo de comida rápida conduciría a una mayor ingesta de energía y grasa, pero a una menor ingesta de nutrientes saludables como vitaminas, leche, verduras y frutas. Se observaron resultados similares en la investigación de Bowman y col., que encontraron que el consumo de comida rápida en los niños puede afectar la calidad de la dieta que plausiblemente podría aumentar el riesgo de obesidad. Aunque el mayor consumo de energía de la comida rápida puede conducir a la creciente incidencia de obesidad en los niños, todavía carece de pruebas adecuadas.

Verduras y frutas (VFs)

Se recomendaron las VFs para prevenir la obesidad debido a su baja densidad de energía, alto contenido de agua y fibras. Epstein y col. informaron que el porcentaje de sobrepeso en las familias con alto consumo de VFs fue significativamente menor que en aquellas con un consumo decreciente con un alto contenido de grasa/alto contenido de azúcar. También se reportó la asociación inversa entre la ingesta de VFs y la obesidad pediátrica.

En un estudio longitudinal de 2 años, los niños con sobrepeso (de 6 a 13 años), con una mayor ingesta de VFs tenían menos probabilidades de permanecer con sobrepeso durante los años experimentales, en comparación con aquellos con menor consumo de VFs. En un estudio similar de Field y col., la asociación inversa entre la ingesta de VFs y el cambio del IMC se encontró en los niños, no en las niñas. Sin embargo, otros estudios encontraron que no había relación o relación positiva entre las VFs y la obesidad infantil. Este hallazgo sugiere que las VFs solas no son la cura para la prevención de la obesidad. Es el reemplazo de los alimentos densos en energía con las VFs lo que produce el efecto anti obesidad.

Tipos de componentes nutricionales relacionados con obesidad infantil

Vitaminas

Recientemente, se incrementó la ingesta de vitaminas de plantas, animales o fuentes artificiales. Por otra parte, muchos alimentos y fórmulas infantiles están fortificados con vitaminas. El aumento de la ingesta de vitaminas podría tener una relación positiva con la prevalencia de la obesidad infantil. La evidencia existente muestra que el aumento de la ingesta de vitaminas del grupo B (B1, B2 y niacina) estuvo fuertemente correlacionada con la prevalencia de obesidad y diabetes, porque las  vitaminas B pueden aumentar la síntesis de grasa. La fórmula infantil fortificada con vitaminas B en exceso puede conducir a un rápido aumento de peso del bebé y a obesidad infantil.

 

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