Tipo O, donante universal | 27 MAY 15

Buscan lograr que todos los tipos de sangre sean universalmente aceptados

El proceso no ha sido perfeccionado, pero parece promisorio, afirman los expertos.

Unos científicos se acercan a una forma de transformar cualquier tipo de sangre donada en el tipo O, el tipo universal de sangre que se puede administrar a cualquier paciente de forma segura.

Los investigadores han creado una enzima especial que puede eliminar las sustancias de los glóbulos rojos que son responsables de las reacciones inmunitarias potencialmente letales si un paciente recibe el tipo erróneo de sangre, según un nuevo estudio.

La enzima aún no es suficientemente efectiva como para permitir el procesamiento a gran escala a fin de convertir la sangre tipo A o B en tipo O, dijo el autor líder, David Kwan, miembro postdoctoral de química del Centro de Investigación sobre la Sangre de la Universidad de Columbia Británica en Vancouver, Canadá.

"Aún no hemos llegado a ese punto. En realidad es un paso en esa dirección", comentó Kwan. "Lo importante es que hemos mostrado que es posible mejorar estas enzimas".

Los resultados del estudio aparecen en una edición en línea reciente de la revista Journal of the American Chemical Society.

El efecto de una tecnología que pudiera convertir cualquier tipo de sangre en el tipo O donante universal sería "transformador" para las existencias de sangre del mundo, aseguró el Dr. Richard Benjamin, director médico de la Cruz Roja Americana.

Los bancos de sangre tienden a depender mucho de los donantes que son del tipo O, sobre todo si su sangre es también RH negativo, apuntó Benjamin. La sangre tipo O RH negativo se puede usar en cualquier persona, independientemente de su tipo de sangre.

Alrededor del 11 por ciento de las transfusiones en los hospitales son con sangre donada tipo O RH negativo, aunque apenas el 6 por ciento de la población tiene ese tipo de sangre en específico, dijo Benjamin.

"Siempre nos falta ese tipo, y con frecuencia les pedimos a esos donantes que donen sangre", apuntó Benjamin. "En realidad los hemos molestado bastante".

Los tipos de sangre son determinados por los antígenos, que son azúcares que se encuentran en la superficie de los glóbulos rojos. Esos antígenos pueden provocar una reacción del sistema inmunitario si el cuerpo de una persona los reconoce como extraños, y por eso una persona con sangre que contiene antígenos del tipo A no puede donar a una persona con sangre del tipo B.

Hace unos 15 años que hay disponible un proceso que utiliza enzimas para eliminar esos antígenos, según Benjamin, pero hasta ahora el proceso no había resultado suficientemente efectivo. A principios de la década de los 2000, unos ensayos clínicos hallaron que la sangre tratada con las enzimas seguía conteniendo suficientes antígenos como para producir una respuesta inmunitaria reducida.

Kwan y sus colaboradores realizaron una evolución dirigida de la enzima, generando versiones mutantes y seleccionando las que mejor realizaban la función de eliminar los antígenos de la sangre.

En apenas cinco generaciones, la enzima se hizo 170 veces más efectiva, pero aún no suficientemente efectiva como para solucionar el problema, comentaron los investigadores, pero sí lo suficiente como para mostrar que el proceso de mejorar la enzima funciona.

"Todavía no estamos listos para usarlo a un nivel clínico práctico", dijo Kwan. "Hay que eliminar los antígenos casi del todo. Se puede eliminar la mayor parte de éstos de las células sanguíneas, pero si se tiene un tipo de sangre que no se corresponde, sigue habiendo una reacción inmunitaria".

Desarrollar la enzima lo suficiente como para crear sangre tipo O a partir de la tipo A o B tardará años como mínimo, dijo.

Y una vez se haya optimizado el sistema para transformar la sangre, tendrán que realizar ensayos clínicos en Estados Unidos y obtener una licencia de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de EE. UU., señaló Benjamin.

"Si todavía no han llegado al nivel clínico, eso está a 5 o 10 años en el futuro", aseguró.

Una vez se perfeccione, también se podría recurrir al mismo proceso para ayudar al cuerpo a aceptar otras donaciones, como los trasplantes de órganos, planteó Kwan.

"Los mismos antígenos que intentamos eliminar de los glóbulos rojos se encuentran en otros tejidos y órganos que se pueden trasplantar", dijo.

Pero hay una gran diferencia: los órganos son tejidos vivos, y quizá puedan regenerar cualquier antígeno que pueda ser eliminado mediante el proceso enzimático, advirtió Kwan.

 

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