Héroes de la lucha contra el Ébola | 17 OCT 14

382 trabajadores sanitarios se han contagiado en este brote en África

El 5% del total de infectados son miembros del personal médico, según la OMS

JAVIER SALAS

La muerte a finales de julio de Sheik Umar Khan, uno de los mayores expertos en ébola de África, fue la confirmación de uno de los mayores dramas de los brotes de ébola: el personal dedicado a combatir la enfermedad es también una de sus víctimas más comunes. Desde que en diciembre de 2013 cayera enfermo en Guinea un niño de 2 años, este brote ha infectado a 382 médicos y enfermeros, matando a 216, según los últimos datos facilitados por la Organización Mundial de la Salud. Una cifra sin precedentes.

Este dato implica que los trabajadores sanitarios que, como la auxiliar de enfermería española, atienden a los enfermos de ébola suponen el 5% del total de infectados durante este brote (PDF). La situación es tan grave para el personal que combate al virus que uno de los principales apoyos que EEUU va a aportar en África Occidental es la creación de un hospital específico para médicos y sanitarios, que estarían atendidos por un equipo propio de 65 personas. Curar a los que curan es prioritario.

En otros brotes, los médicos llegaron a representar uno de cada cuatro infectados. Hay varios factores que ayudan a explicar la alta proporción de personal médico infectado, principalmente la escasez de equipo de protección personal o su uso inapropiado, poco personal médico mal preparado y la generosidad que les hace trabajar más de lo recomendable. Algunas infecciones documentadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) han ocurrido cuando médicos no protegidos se apresuraron a ayudar a un paciente enfermo. En muchos casos, el personal médico no dispone siquiera de guantes y mascarillas.

Pero aunque sean expertos y tomen todas las medidas de control necesarias, el riesgo sigue siendo importante: “Temo por mi vida”, reconoció Khan antes de morir, “los trabajadores sanitarios somos candidatos a enfermar, ya que suponemos la primera escala para alguien que está enfermo. Incluso con el traje protector completo estás en riesgo”. Hasta este brote, nunca se había contagiado un trabajador de la OMS o de Médicos Sin Fronteras (MSF). A finales de agosto se infectaba por primera vez un médico de la OMS y a mediados de septiembre lo hacía una doctora de MSF, ya recuperada. Esta organización ha pasado de tener un historial limpio de infecciones a sufrir 16 contagios y 10 muertos entre su personal, algo impensable hasta ahora gracias a su correcta preparación y estrictos protocolos.

Ya el 1 de agosto, la directora de la OMS, Margaret Chan, advirtió de que el "brote está afectando a un gran número de médicos, enfermeras y otros trabajadores de la salud", unas infecciones y muertes que "erosionan significativamente la capacidad de respuesta". De hecho, los dos misioneros españoles muertos y la enfermera de Madrid se contagiaron atendiendo a enfermos en centros médicos.

 

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