Opinión de Médicos sin Fronteras | 24 SEP 14

Ébola, una epidemia sin precedentes

La enfermedad amenaza con desestabilizar un continente.

*José Antonio Bastos

El brote de ébola en África occidental es un tren que va más rápido que quienes lo perseguimos, que los esfuerzos para atajarlo. Llevamos seis meses haciendo esa comparación, desde marzo, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) informaba de un brote del virus en Guinea. Pero siendo metafóricamente correctos, deberíamos decir que para cuando la OMS declaró la epidemia una “emergencia de salud pública internacional”, el 8 de agosto, el tren ya había descarrilado. Ahora, ha provocado un incendio que está arrasando la ciudad, barrios, viviendas, escuelas y hospitales, y que se encamina, desbocado, hacia una gran gasolinera.

Se han registrado más de 2.700 muertes y 5.927 personas se han contagiado en Guinea, Liberia, Sierra Leona, Nigeria y Senegal (y, en un brote diferente, en República Democrática de Congo). Pero esto es solo la punta del iceberg. Los seres humanos infectados, muertos o que están sufriendo enormemente son más.

En primer lugar, la OMS admite que hay muchos casos no declarados, probablemente tantos como los oficiales.

En segundo lugar, la mortalidad indirecta causada por el colapso del sistema de salud en amplias zonas afectadas por la epidemia no ha sido calculada, pero es sin duda enorme: estamos en plena estación de lluvias, y la malaria, las infecciones respiratorias y las diarreas se ceban en una población vulnerable que no tiene clínicas ni hospitales a los que acudir.

En tercer lugar, regiones enteras tienen problemas de suministro de alimentos por el derrumbe de instituciones, comercio y agricultura, empeorado por las restricciones al tráfico de mercancías. Por último, el potencial de violencia social es altísimo y puede empeorar al paso de una epidemia que se propaga sin freno. El escenario, por tanto, es mucho más grave que el simple “6.000 personas afectadas por una enfermedad exótica y agresiva”.

"Vamos muy por detrás de la enfermedad y cada día nos saca más ventaja"

Desde Médicos Sin Fronteras (MSF) agradecemos que, por fin, algunos países (Estados Unidos, Reino Unido, Cuba, Francia o China) se hayan comprometido a desplegar medios y personal especializado, pero debemos enfatizar que la asistencia debe llegar con urgencia hoy a los países afectados, y que estas ayudas no son suficientes: el 40% del total de los enfermos se ha infectado en los últimos 21 días, el periodo de incubación del virus. Cada tres semanas, el número de afectados se duplica, en una progresión geométrica que amenaza con multiplicarse imparable por dos, tres, cuatro...

Vamos muy por detrás de la enfermedad y cada día nos saca más ventaja: en la capital liberiana, Monrovia, hemos ido ampliando sucesivamente nuestro centro ELWA 3. Cuando lo instalamos, era el mayor de la historia de MSF en un brote de ébola: de las 80 camas iniciales pasó a 120, luego a 200. Y siempre, tras cada ampliación, en apenas unas horas, volvía a estar colapsado. Colapsado hasta el punto de tener que rechazar nuevos pacientes porque los equipos están desbordados.

Hemos visto a personas esperar tumbadas, bajo una lluvia persistente, a la entrada del centro, porque no hay otro lugar donde ir. Asistimos impotentes a la muerte de pacientes en la puerta sin poder hacer nada. Hace tiempo ya que advertimos de que habíamos superado nuestros límites. Estamos hablando de una catástrofe que supera la capacidad de cualquier organización humanitaria y que amenaza con desestabilizar toda una región. Estamos ante una situación excepcional que requiere medidas excepcionales como las que hemos solicitado en reiteradas ocasiones a los países que cuentan con recursos civiles y militares especializados en contención biológica.

 

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