Plasticidad cerebral | 22 SEP 14

Una dosis de un antidepresivo cambia las conexiones en el cerebro

Los investigadores esperan en algún momento poder predecir quién responderá a un medicamento y quién no.

Apenas una sola dosis de un antidepresivo común puede alterar rápidamente la forma en que las neuronas se comunican entre sí, sugiere una investigación inicial.

Los hallazgos, que aparecen en la edición en línea del 18 de septiembre de la revista Current Biology, son un paso adelante hacia una mejor comprensión de la respuesta del cerebro a unos antidepresivos ampliamente recetados.

Los expertos señalan que tienen la esperanza de en algún momento poder predecir qué personas con depresión son propensas a beneficiarse de un fármaco, y a cuáles personas les iría mejor con una opción distinta.

En un pequeño estudio con voluntarios sanos, los investigadores hallaron que una sola dosis del antidepresivo escitalopram (Lepraxo) parecía reducir temporalmente la "conectividad" entre agrupaciones de neuronas en la mayoría de regiones del cerebro.

Las excepciones fueron dos áreas del cerebro, el cerebelo y el tálamo, donde el fármaco fomentó la conectividad. En términos sencillos, la conectividad se refiere a la forma en que las neuronas "hablan" entre sí.

El cerebelo coordina el movimiento voluntario del cuerpo, mientras que el tálamo tiene que ver con el movimiento, el sueño y el procesamiento de la información sensorial, lo que incluye las cosas que vemos, escuchamos y tocamos.

Aún no está claro qué podrían significar los hallazgos, apuntó el Dr. Radu Saveanu, profesor de psiquiatría y ciencias conductuales de la Facultad de Medicina Miller de la Universidad de Miami, en Florida.

Pero Saveanu, que no participó en el estudio, dijo que lo ve como un paso inicial hacia una "medicina más personalizada" para la depresión. En teoría, los escáneres cerebrales se podrían usar para predecir las probabilidades de que un paciente responda bien a un fármaco dado.

"Aunque tenemos un gran número de antidepresivos disponibles, no tenemos una buena forma de predecir quién responderá a un fármaco", señaló Saveanu.

Pero falta mucha investigación antes de que los escáneres cerebrales se puedan usar para guiar el tratamiento de las personas, enfatizó. Pero el estudio actual es un primer paso necesario, comentó Saveanu, porque observó cómo una dosis de un antidepresivo afecta a los cerebros de las personas libres de depresión.

Ahora quedan algunas preguntas, por ejemplo ¿cómo responden los cerebros de las personas deprimidas? ¿Son distintos de los de las personas sin depresión? Y, ¿cómo difieren entre sí las personas deprimidas?

El estudio incluyó a 22 adultos sanos que se sometieron a IRM funcionales, que mapean el flujo sanguíneo en el cerebro, dando una indicación de la actividad eléctrica del cerebro. Cada participante del estudio se sometió a tres escáneres en días distintos: un escáner de línea base, otro realizado tres horas después de recibir una dosis de Lexapro, y un tercer escáner realizado tres horas tras una dosis de un placebo.

El Lexapro es un inhibidor selectivo de la recaptación de la serotonina (ISRS), un grupo de antidepresivos que también incluye a marcas como Paxil, Prozac y Zoloft. Los fármacos se recetan comúnmente, pero nadie sabe exactamente cómo funcionan en el cerebro.

Se ha pensado que cambian la conectividad del cerebro, pero que esos efectos probablemente tardan unas cuantas semanas en aparecer, apuntó la investigadora del estudio, la Dra. Julia Sacher, miembro del Instituto Max Planck de Ciencias Humanas Cognitivas y del Cerebro, en Leipzig, Alemania.

"Nuestros hallazgos revelan que los ISRS afectan a la conectividad cerebral de inmediato, y que esos cambios abarcan a todo el cerebro", señaló Sacher.

Añadió que es posible que esos cambios sean un primer paso en la "remodelación" del cerebro antes de que los fármacos mejoren los síntomas, lo que típicamente tarda unas semanas... si es que funcionan.

Sacher se mostró de acuerdo en que falta mucho trabajo antes de que estos hallazgos puedan resultar útiles en el mundo real. Dijo que los investigadores todavía tienen que comprender cómo los distintos antidepresivos afectan al cerebro de las personas con y sin depresión, no solo tras la primera dosis, sino también a largo plazo.

Esperan descubrir diferencias distintivas en la conectividad cerebral entre los pacientes deprimidos que al final responden a un antidepresivo y los que no.

Entonces, una idea sería realizar un escáner cerebral corto antes de que comience el tratamiento de una persona deprimida, planteó Sacher. "Idealmente, el patrón de este escáner cerebral de línea base proveería a los psiquiatras una información adicional sobre qué tipo de tratamiento tendría las mayores probabilidades de ayudar con los síntomas del paciente", comentó.

Ahora mismo eso no es factible, enfatizó, pero lo podría ser en un futuro.

Saveanu se mostró de acuerdo. La IRM funcional no es invasiva y tarda unos 15 minutos. A medida que su precio baje con el tiempo, dijo Saveanu, podría ofrecer una forma viable de ayudar a personalizar el tratamiento de los pacientes deprimidos.

 

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