Pueden ser de utilidad | 03 NOV 14

Antipsicóticos atípicos en niños y adolescentes con trastornos no psicóticos

Puede brindar beneficios considerables, pero no se encuentra exento de riesgos. Es importante contar con información que permita elegir el fármaco más eficaz y seguro para cada paciente.
Autor/a: Zuddas A, Zanni R, Usala T Fuente: European Neuropsychopharmacology 21(8): 600-620, Ago 2011 Second Generation Antipsychotics (SGAs) For Non-Psychotic Disorders in Children and Adolescents: A review of the Randomized Controlled Studies

Introducción y objetivos

Los antipsicóticos atípicos tienen un perfil más seguro y presentan un nivel mayor de eficacia para disminuir los síntomas negativos generados por la esquizofrenia, en comparación con los antipsicóticos típicos. Esto favoreció el empleo de estos fármacos en la población pediátrica, incluso en presencia de trastornos no psicóticos como el trastorno generalizado del desarrollo y el retraso mental asociado con trastornos del estado de ánimo, agresividad y trastornos de la conducta.

La prescripción de antipsicóticos atípicos en la población pediátrica aumentó significativamente durante los últimos años. Dicho incremento se debería al empleo de las drogas en pacientes sin síntomas psicóticos y a la administración durante períodos más prolongados.

Según la información disponible, la prescripción de antipsicóticos atípicos en pediatría es más frecuente en presencia de trastornos disruptivos de la conducta y trastornos del estado de ánimo. No obstante, sólo se cuenta con la aprobación para la administración de antipsicóticos atípicos en una proporción limitada de casos.

La presente revisión se llevó a cabo con el objetivo de comparar la eficacia y la seguridad del tratamiento con antipsicóticos atípicos en niños y adolescentes con trastornos diferentes de la esquizofrenia.


Métodos

Los autores realizaron una búsqueda sistemática de estudios en las bases de datos Medline y Pubmed, entre otras fuentes. Se prestó especial atención a los estudios aleatorizados y a doble ciego sobre la administración de antipsicóticos atípicos a pacientes menores de 18 años. No se incluyeron estudios llevados a cabo con pacientes con esquizofrenia. La búsqueda resultó en la selección de 32 estudios realizados en pacientes con trastorno bipolar o manía, trastornos del espectro autista asociado con irritabilidad y síntomas conductuales, trastorno disocial o disruptivo de la conducta y síndrome de La Tourette. No se hallaron estudios a doble ciego de comparación directa entre diferentes antipsicóticos atípicos.


Resultados

Eficacia

Los resultados de los estudios realizados con niños y adolescentes con trastorno bipolar indicaron que la administración de quetiapina en combinación con valproato se asocia con una disminución significativa de los síntomas de manía, en comparación con la administración de placebo. La monoterapia con quetiapina también permitió disminuir los síntomas de manía, la impulsividad y la agresividad en pacientes con trastorno bipolar en comorbilidad con los trastornos disruptivos. En cambio, la droga no mejoró la depresión. La superioridad de la quetiapina fue significativa en comparación con el placebo. Lo mismo se observó en los estudios sobre la administración de risperidona, aripiprazol y olanzapina.

En pacientes con trastornos generalizados del desarrollo, como el autismo, la risperidona tiene un efecto terapéutico significativo y estable que desaparece al interrumpir el tratamiento. Los beneficios de la risperidona fueron mayores en pacientes con síntomas más graves, con un mejor nivel socioeconómico, niveles más bajos de prolactina y en ausencia de comorbilidades. En cambio, el aumento ponderal se asoció con una disminución de la respuesta al tratamiento.

El aripiprazol también tuvo un nivel significativo de eficacia, al igual que la olanzapina. Los resultados de un estudio indicaron la superioridad de la risperidona en comparación con el haloperidol en pacientes con síntomas conductuales, impulsividad y trastornos del lenguaje y del funcionamiento social.

Finalmente, en un estudio de comparación entre la amisulpirida y la bromocriptina se sugirió que la primera mejora los síntomas autísticos en mayor medida, en tanto que la bromocriptina actúa principalmente sobre la hiperactividad motora y los trastornos de la atención.

Los trastornos disruptivos de la conducta incluyen el trastorno disocial, el trastorno oposicionista desafiante y el trastorno de la conducta no especificado. En líneas generales, estos cuadros se caracterizan por la presencia de un comportamiento negativista, hostil y desafiante, dirigido en la mayoría de los casos hacia figuras de autoridad. De acuerdo con los resultados de los estudios evaluados, la administración de risperidona se asoció con una mejoría clínica significativa, en comparación con la administración de placebo, desde la primera semana de tratamiento.

Además, los beneficios de la continuidad del tratamiento con risperidona fueron significativamente más prolongados en comparación con lo observado ante el reemplazo de la droga por el placebo. No obstante, en un estudio a doble ciego se informó que la combinación de risperidona con psicoestimulantes tuvo una efectividad moderada para el tratamiento de los pacientes con trastorno por déficit de atención e hiperactividad que presentan agresividad resistente al tratamiento. No fue posible estimar los beneficios del tratamiento con quetiapina en forma fidedigna debido a la falta de información suficiente al respecto.

La prescripción de antipsicóticos atípicos es frecuente en pacientes con síndrome de La Tourette. De acuerdo con los resultados disponibles, la risperidona es superior en comparación con el placebo, en tanto que su efectividad fue similar o algo superior en comparación con la pimozida. Finalmente, se informó la eficacia de la ziprasidona en niños y adolescentes con síndrome de La Tourette.


Seguridad y tolerabilidad

Uno de los efectos adversos más frecuentes del tratamiento con antipsicóticos atípicos es el aumento ponderal, con el consiguiente incremento del riesgo de trastornos de la alimentación, depresión y enfermedades somáticas. Debe considerarse que existen diferencias entre las drogas en cuanto al nivel de aumento ponderal que generan. La olanzapina es el fármaco que provoca el aumento ponderal más significativo, en tanto que el aripiprazol es el que menos riesgo de incremento de peso corporal produce, en tanto que la risperidona y la quetiapina se asociaron con un riesgo intermedio de aumento ponderal.

Según lo hallado en un estudio, además de aumentar el peso corporal en forma significativa, la olanzapina afecta el perfil glucémico y lipídico. En cambio, la quetiapina y la risperidona incrementan el nivel de triglicéridos en forma significativa pero no afectan la homeostasis glucémica, en tanto que el aripiprazol no se asoció con la alteración de los parámetros metabólicos.

El tratamiento complementario con psicoestimulantes no modificó los efectos adversos de los antipsicóticos, en tanto que la administración de metformina fue de utilidad para disminuir el aumento ponderal asociado con el inicio del tratamiento con antipsicóticos atípicos. Lo antedicho pone de manifiesto la necesidad de evaluar el estado metabólico de los niños y adolescentes que reciben tratamiento con antipsicóticos atípicos en forma periódica.

 

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