En los adultos mayores | 02 JUN 14

El ejercicio reduce las dificultades de movilidad

Las personas fueron más propensas a mantener la independencia para moverse.

Por Andrew M. Seaman

NUEVA YORK (Reuters Health) - Las personas de 70 y 80 años que participaron de un programa de ejercicio de intensidad moderada durante varios años eran más propensas a mantener la independencia para moverse.

Esto se suma a una creciente evidencia de que la actividad física habitual protege la movilidad de los adultos mayores mientras pasan los años.

"Hasta ahora, no contábamos con evidencia definitiva de que la actividad física puede prevenir un problema mayor como (la pérdida de) la movilidad en los adultos", aseguró el doctor Marco Pahor, director del Instituto de Envejecimiento de University of Florida, Gainesville.

La capacidad de caminar sin asistencia se utiliza como una medida de independencia y calidad de vida, según publica el equipo de Pahor en la revista JAMA. Las personas que pierden movilidad registran altas tasas de discapacidad y enfermedades. Son también más propensas a morir.

Para realizar el estudio, cuya publicación coincidió con su presentación en la reunión anual del Colegio Estadounidense de Medicina del Deporte en Orlando, Florida, los autores convocaron a 1635 hombres y mujeres de Estados Unidos en el 2010 y el 2011. Tenían entre 70 y 89 años y podían caminar unos 400 metros sin ayuda.

Al azar, la mitad (818) participó de un programa estructurado de actividad física y la otra mitad, de un plan de educación en salud. El grupo que hizo ejercicio caminó y entrenó la fuerza, la flexibilidad y el equilibro durante tres o cuatro sesiones en el hogar y dos sesiones en centros médicos por semana.

El otro grupo, de 817 participantes, concurrió todas las semanas a una reunión sobre envejecimiento saludable durante las primeras 26 semanas, seguido de reuniones mensuales.

Cada seis meses, se evaluó la capacidad de los participantes de caminar 400 metros sin asistencia. A los 2,5 años, el 30 por ciento de los participantes del programa y el 36 por ciento del grupo control no podía completar esa distancia.

Pero todos siguieron intentándolo y sólo se consideró que un participante tenía "discapacidad persistente de la movilidad" cuando no podía recorrer la distancia en dos evaluaciones consecutivas. El 15 por ciento de los participantes del programa entró en esa categoría, comparado con el 20 por ciento del otro grupo.

El grupo que hizo ejercicio sufrió de más "eventos adversos" durante el estudio, como tener que ser hospitalizados, que el grupo control, aunque la diferencia era pequeña y, en la mayoría de los casos, la complicación no estaba asociada con el programa físico. De hecho, Pahor lo atribuyó posiblemente a que la vigilancia del grupo era más intenso y, por eso, se notificaban los problemas.

FUENTE: JAMA

 

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