Neurofisiología del trastorno | 29 ABR 14

Conectividad cerebral atípica en adolescentes con autismo

"Los niños y los adolescentes con TEA poseen cerebros distintos, que son más ruidosos, menos eficientes y más inmaduros".

Por Will Boggs

Los trastornos del espectro autista (TEA) están asociados con un aumento de la conectividad funcional entre dos redes cerebrales, según muestra un estudio con resonancias magnéticas.

"Los niños y los adolescentes con TEA poseen cerebros distintos, que son más ruidosos, menos eficientes y más inmaduros", dijo la autora principal, doctora Inna Fishman, de San Diego State University, California.

"Estos resultados demuestran que el circuito neural que no subalimenta la comprensión de los demás posee patrones de conexiones aberrantes, lo que explica, por lo menos en parte, sus deficiencias sociales", indicó por correo electrónico.

La teoría de la mente (ToM, por su nombre en inglés) y el sistema de neuronas espejo del cerebro están alterados en los pacientes con TEA y participan del proceso de la información social, según publica el equipo de Fishman en JAMA Psychiatry.

Los autores utilizaron imágenes por resonancia magnética funcional o MRI, por su nombre en inglés, en reposo para evaluar la conectividad entre esas dos redes cerebrales en 25 adolescentes con TEA y 25 adolescentes sin trastornos del desarrollo de la misma edad, sexo, mano predominante y coeficiente intelectual no verbal.

El grupo con TEA tenía un patrón mixto de sub o sobreconectividad de la red ToM que el grupo control. Ese patrón estaba asociado con un mayor deterioro del funcionamiento social.

Y una mayor conectividad de la red de neuronas espejo estaba relacionada con un aumento de los síntomas sociales del TEA, aunque el equipo no detectó diferencias significativas en la conectividad de las neuronas espejo entre ambos grupos de adolescentes.

Una mayor conectividad de esas dos redes cerebrales también estuvo asociada con un aumento del deterioro social.

"Además de sugerir una relación entre la conectividad de la ToM y las neuronas espejo y el deterioro social en las personas con TEA, nuestros resultados no prueban causalidad.

La conectividad funcional atípica de esas redes podría reflejar anormalidades neurobiológicas que favorecen la aparición del deterioro social.

Aun así, el desarrollo social anormal en los niños con TEA podría generar una conectividad aberrante", señalan los autores. "Estamos evaluando si podríamos detectar ese fenómeno en los niños pequeños", dijo Fishman.

"Esto nos tendría que permitir sacar conclusiones sobre la trayectoria del desarrollo de esos patrones atípicos de la conectividad observados en los adolescentes con TEA", afirmó.

"Las intervenciones tempranas tienen un efecto real en esta población, de modo que esperamos que las intervenciones como el entrenamiento en neurofeedback orientado a esas redes podría marcar una diferencia real en la organización de esas denominadas redes sociales cerebrales", agregó.

El doctor Robert Coben, de Servicios de Neurorehabilitación y Neuropsicología de Massapequa Park, Nueva York, recordó que los problemas sociales en el autismo se deben a las alteraciones de la conectividad cerebral.

"Al comprenderlo, ahora podemos desplegar intervenciones capaces de aumentar y mejorar los patrones de conectividad de una persona", dijo Coben, que no participó del estudio.

"A menudo, a esas técnicas se las llama neuromodulación e incluyen estrategias como la estimulación magnética transcraneal por repetición (rTMS, por su nombre en inglés) o el neurofeedback. Nuestras investigaciones demuestran la efectividad de ese enfoque con resultados obtenidos desde el 2007", concluyó.

FUENTE: JAMA Psychiatry

 

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