Codifican los 21 gestos que delatan la emoción humana | 21 JUL 14

Cómo leer el espejo del alma

El avance enriquece la ciencia del conocimiento y la visión de los robots.

JAVIER SAMPEDRO

¿Hay una gramática del reconocimiento facial?

Los estudios de psicología experimental y de visión artificial han usado hasta ahora seis gestos: felicidad, sorpresa, enfado, tristeza, miedo y asco (alguno lo quiso dejar en cuatro, asociando asco y miedo por un lado y felicidad y sorpresa por otro). El nuevo trabajo de la Universidad de Ohio lo expande a 21 expresiones faciales descifrando una especie de gramática de la expresión facial, con categorías compuestas como felizmente sorprendido, o tristemente temeroso.

Tras analizar la cara de 230 individuos en todas esas tesituras, concluyen que cada una implica una combinación distinta de los músculos de la cara, y que los sistemas de visión artificial (FACS, facial action coding system) reconocen las siete expresiones básicas con 97% de precisión, y las expresiones compuestas con el 77%. Los resultados son importantes para la investigación del conocimiento humano, o cognitiva, la neurología y los sistemas de visión artificial, incluidas las prótesis para ciegos (y para que los robots interpreten los gestos de sus interlocutores humanos, o los reproduzcan).

“Nuestro trabajo introduce un tipo importante de categorías emocionales, llamado emociones compuestas”, dice Aleix Martínez, coautor del estudio y científico cognitivo de los departamentos de Ingeniería de Computación y Ciencias del Cerebro de la Universidad Estatal de Ohio en Columbus. Estas categorías compuestas están formadas por la combinación de dos o más categorías básicas —o cardinales— de respuestas emocionales.

Por ejemplo, la consternación puede entenderse como el sentimiento de asco combinado con el de indignación, y así lo demuestran los experimentos de Martínez y sus colegas: los indicadores faciales de la consternación —como la apertura de los párpados o la curvatura de la boca— son, en afecto, una combinación de los gestos del asco y el enfado. El odio es una combinación de los mismos dos componentes, aunque esta vez con el énfasis puesto más en el enfado que en la repugnancia.

Los anteriores son casos en que una sola palabra abarca la combinación de dos emociones básicas (o cardinales). Las más de las veces, el gesto combinado (o la emoción compuesta) requiere combinar también las palabras que designan a las emociones elementales: felizmente sorprendido, tristemente sorprendido, asqueadamente sorprendido, tristemente atemorizado, tristemente enfadado y así hasta las 15 emociones compuestas que, a partir de ahora, tendrán que usar los estudios cognitivos, los psicólogos y los robots.

Felicidad, sorpresa, enfado, tristeza, miedo y asco son las bases expresivas

“Los resultados”, dice Martínez, “indican que el repertorio de expresiones faciales que usan típicamente los humanos se describe mejor como un conjunto rico de categorías básicas y compuestas que en la forma de un pequeño grupo de elementos básicos”.

Hay una ley no escrita de la ciencia que se llama la navaja de Ockham. Aunque su formulación original por el monje franciscano Guillermo de Ockham, una de las cúspides del pensamiento medieval, resulta en extremo espesa y farragosa, no puede negarse a su concepto central una claridad de una índole casi brutal: a igualdad de todo lo demás, la explicación más simple suele ser la correcta. Pero el reconocimiento de las caras parece contradecir ese principio, pues no se puede reducir al menor posible sistema de números primos emocionales —felicidad, sorpresa, enfado, tristeza, miedo y asco—, sino que requiere añadir a esa tabla periódica de los sentimientos toda una serie de emociones complejas.

Pero hay un sentido en que 21 puede ser más simple que 6: si los 21 gestos faciales complejos son meras combinaciones —o mejor aún, combinaciones gramaticales— de los seis gestos simples que se han utilizado tradicionalmente, tal vez todo nuestro reconocimiento cerebral de las emociones —o, al menos de las emociones faciales— pueda reducirse a un pequeño grupo de números primos de la expresión facial, un acervo básico cuyas combinaciones den lugar a un caleidoscopio de ademanes, guiños y muecas que virtualmente lo expresen todo. Al igual que un alfabeto de solo una treintena de signos puede generar un lenguaje entero, y el lenguaje una literatura y las literaturas una historia de la literatura.

Entonces, ¿hay una gramática del reconocimiento facial? ¿Puede uno combinar asco y enfado para producir odio de un modo similar a como uno combina un nombre y un verbo para generar una frase que a su vez puede comportarse como una nueva unidad gramatical?

 

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