Más del 10% de las mujeres sufre este trastorno tras dar a luz | 18 JUN 13

Hijos que traen una depresión bajo el brazo

Un estudio fija causas biológicas y abre nuevas vías para tratarlo.
EMILIO DE BENITO 
Las mujeres con depresiones anteriores son más proclives a una posparto.
 
Tener un hijo está considerado uno de los momentos más felices en la vida de una mujer. Pero muchas de las nuevas madres no lo viven así. Más de una de cada 10 —hasta una de cada tres, según algunos expertos— sufren un proceso de depresión que se convierte en un auténtico trastorno especialmente cruel. Donde todos a su alrededor solo ven motivos de alegría, ellas se enfrentan a todo lo contrario: son las que caen en una depresión posparto. La contradicción entre lo que siente la protagonista y lo que se espera de ella y el sentimiento de culpa por no cumplir con el papel esperado solo agravan una complicación que casi siempre llega por sorpresa, amargando los primeros meses (incluso años) después del momento de dar a luz. Ahora, un pequeño estudio, publicado en Molecular Psychiatry, podría arrojar la primera explicación sobre las causas biológicas de este trastorno. No se trata de que las madres se hayan vuelto histéricas o sensibles, por decirlo en un lenguaje coloquial; es que tienen unos condicionamientos genéticos que las predisponen a ese sufrimiento. Una buena noticia doble para las mujeres: no son unas raras o unas blandas, y lo que les pasa se puede prevenir.
 
Almudena ha pasado por ese proceso. Esta mujer de 34 años tuvo a su hijo en noviembre de hace dos años. “Soy enfermera y pensé que sabía a lo que me enfrentaba, pero desde el principio todo fue muy difícil. El bebé tenía cólicos de lactante, y se pasaba el día llorando”, cuenta. Ello le llevó a sentirse culpable. “Pensaba que no le estaba cuidando bien”. La “culpabilidad” aumentó cuando pasó de darle el pecho a darle el biberón. “Sentía una gran ansiedad física, tenía un nudo en el estómago. Lloraba muchísimo y no tenía ganas de nada. Dejé de comer, y si antes era una fumadora social, me volví mucho más”, relata.
 
Buscar las causas biológicas de las enfermedades y trastornos mentales es una tarea complicadísima. Obtener mediante una prueba analítica o de imagen un diagnóstico de cómo están el hígado o una pierna, y de por qué funciona mal es, actualmente, una práctica relativamente sencilla. Pero los procesos mentales tienen lugar bajo siete llaves, encerrados en el cráneo, y a una dimensión nanométrica: las conexiones de las neuronas que tejen toda la red cerebral de la que depende el comportamiento humano son tan sutiles que cuesta mucho visualizarlas —y, mucho más aún, conocerlas—. Las pruebas de imagen cerebral son muy complicadas de hacer, y, hasta ahora, prácticamente exigen que el sujeto del estudio esté inmóvil. Por eso, la idea de poder hacer un análisis genético que prediga lo que va a pasar sería muy bien recibida, y a eso es a lo que apuntan los investigadores de la Universidad Johns Hopkins (EE UU), liderados por Zachary Kaminsky, que han hecho el estudio. Es un ensayo preliminar y reducido, con solo 52 mujeres, pero que tuvo unos “sorprendentes” resultados: predijo en el 85% las mujeres que iban a desarrollar el trastorno.
 
La madre se siente culpable por no sentir lo que se espera de ella
 
Este estudio es una herramienta más para un proceso que los especialistas explican como algo complejísimo. “Hay factores cognitivos, conductuales, psicológicos y biológicos”, resume Antonio Cano, presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés. Cano es de quienes da una cifra de casos más alta: hasta un tercio de las madres podría tener el trastorno. “Ellas son más de reacciones emocionales que los hombres. Y no es algo cultural. La OMS hizo un estudio con más de 70.000 mujeres de los cinco continentes y en todos los países del mundo ellas tienen más ansiedad y depresión. Aproximadamente, dos mujeres con ansiedad por cada hombre, y 1,5 con depresión. Y solo en la depresión hay una cierta relación con la cultura y la edad”, explica. Eso apunta a una causa biológica, que este experto relaciona, según su opinión, con las hormonas. Y si esto es así en mujeres en general, tras el parto la propensión es aún mayor, aparte de que “se ha visto que hay más casos en mujeres que han tenido una depresión antes”.
 
La situación tiene aspectos de ser una “tormenta perfecta”, dice. Porque no es solo la biología. “Las mujeres tienden a ser más obsesivas, más perfeccionistas, más controladoras. Le dan más vueltas a las cosas y magnifican las amenazas y las pérdidas”, dice Cano. “Tienden a anticipar amenazas, a preocuparse más”. Algo que no cuesta pensar que puede exacerbarse ante la responsabilidad de tener un bebé y plantearse que el futuro del niño o la niña está en sus manos.
 
Y más cuando a estos factores psicológicos se añaden los aspectos cognitivos. “Se ve muy desvalida, muy minusválida con los cambios físicos, muy poco eficaz para atender la cantidad y magnitud de las tareas. Por eso, el apoyo social es una herramienta clave para superar la depresión”, explica Cano. Pero, en esta especie de confabulación para estropear la alegría de después de dar a luz, “las personas deprimidas minusvaloran el apoyo social”, añade.
 
Una tupida red social es una ayuda clave para superar la complicación
 
Almudena, que ahora está en tratamiento psicológico para superar la depresión posparto, corrobora ese argumento. “Yo tenía mucha ayuda; estaban mi madre y mi marido, pero aun así me sentía muy perdida. Era mi primer hijo”.
 
A estos factores hay que añadir el aspecto conductual: a los depresivos no les apetece hacer nada, salir, “bajan su actividad, su ocio, su motivación por todo”. Y, además, una madre “no duerme, está siempre cansada”. Como se ve, “todos estos aspectos engarzados” definen una situación muy complicada, dice Cano. Tanto que casi la pregunta está en cómo es posible que haya mujeres que no se depriman después de dar a luz. “No podía hacer las cosas más sencillas, como preparar la cena. Abría el congelador y me angustiaba, y eso que lo tenía lleno”, dice Almudena. “Intenté superarlo sola”. Pero no pudo. “Pensé que se me pasaría cuando el niño mejorara, pero no fue así”.
 
Ahora, año y medio después, Almudena empieza, por fin, a sentirse mejor.
 
Estar en la lista
 
La depresión posparto nació con muy mala fama. En los archivos de EL PAÍS, por ejemplo, aparece mencionada las primeras veces, a primeros de los noventa, vinculada a un comportamiento inexplicable: mujeres que mataban a sus hijos. Súmense a eso los estereotipos machistas y la propia incomprensión de las mujeres que no la han sufrido —afortunadamente, la mayoría— hacia sus
 

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