Podría evitar la transmisión del VIH y VHC en usuarios de drogas | 05 FEB 13

Usar jeringas con poco volumen muerto

Pueden quedar restos de sangre u otros fluidos.
Fuente: The International Journal of Drug Policy 

Las jeringas que tienen un menor “volumen muerto” retienen menos cantidad de sangre que puede contener virus de la hepatitis C (VHC) o VIH. Por tanto, el cambiar a este tipo de jeringas podría reducir la transmisión de estas infecciones entre usuarios de drogas inyectables (UDI). Por “volumen muerto” se entiende el que queda en la jeringa una vez apretado el émbolo por completo, y en el que pueden quedar restos de sangre u otros fluidos.

Un equipo de investigadores de RTI Internacional y el Instituto Futures propone que el cambio del tipo de jeringas disponibles en aquellas zonas donde la epidemia local de VIH se debe, en gran medida, a conductas de riesgo relacionadas con la inyección de drogas, podría reducir e incluso detener la transmisión entre la población de UDI.

La clave puede residir en la diferencia entre las jeringas con gran volumen muerto y las de poco volumen muerto. Mientras que las primeras tienen agujas desechables y retienen unos 84 μL de líquido con el émbolo apretado, las de bajo volumen muerto, por lo general, cuentan con agujas que están unidas de forma permanente y solo retienen un promedio de 2 μl.

De este modo, una persona que comparta una jeringa con un elevado espacio muerto es más probable que se vea expuesta a virus que si se hubiera compartido una con poco volumen muerto.

En experimentos realizados en el laboratorio para simular el proceso de aspirar sangre en la jeringa y aclararla con agua, los dispositivos con elevado volumen muerto retuvieron 1.000 veces más VIH que las de bajo espacio.

La hepatitis E se encuentra en todo el mundo, y los distintos genotipos del virus determinan las diferencias en la epidemiología. Los genotipos 1 y 2 se presentan generalmente en los países en desarrollo y causan brotes a nivel comunitario, mientras que el genotipo 3 se observa usualmente en los países desarrollados y no causa brotes.

A nivel mundial, 70.000 muertes y 3,4 millones de casos de hepatitis E aguda son atribuibles a la infección por los genotipos 1 y 2 del virus de la hepatitis E. Las mayores tasas de seroprevalencia se observan en regiones donde el deficiente nivel de saneamiento aumentan el riesgo de transmisión del virus. En Egipto, la mitad de la población mayor de 5 años es serológicamente positiva para el virus de la hepatitis E. Las condiciones en los campamentos de refugiados en Sudán del Sur son tales que, una vez establecida, la enfermedad es difícil o imposible de controlar y erradicar, como se describe en la noticia de MSF.

El virus de la hepatitis E se transmite principalmente por vía fecaloral debido a la contaminación fecal del agua potable. Otras vías de transmisión incluyen la transmisión alimentaria por la ingestión de productos derivados de animales infectados, y la transmisión vertical de la mujer embarazada a su feto. Actualmente, no hay vacuna disponible para el control de la hepatitis E.

El virus es autolimitante en condiciones normales, y son raros los casos de hepatitis fulminante, presentando las mujeres embarazadas riesgo aumentado. En ambientes como los campamentos de refugiados de Sudan del Sur, las consecuencias son mucho más graves, especialmente para las mujeres embarazadas.

 

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