En el Hospital Italiano de Bs. As. | 10 DIC 12

Implante transapical de válvula aórtica

Implantan una válvula aórtica a pacientes que no toleran otro tipo de tratamientos quirúrgicos.

Por Fabiola Czubaj 

Es la primera vez que en el país se implanta una válvula artificial en la arteria aorta por la "punta" del corazón y sin que éste deje de latir.

Para hacerlo no se utilizó el cateterismo habitual por la arteria femoral (parte interna de la pierna), sino una incisión de 5 centímetros en el tórax para acceder al corazón por su extremo inferior (vía transapical) y, recién entonces, introducir un catéter para colocar una prótesis de tejido porcino que replica el funcionamiento de la válvula aórtica dañada por la edad.

Los tres pacientes intervenidos en el Instituto de Medicina Cardiovascular del Hospital Italiano eran los más indicados para esta nueva técnica. Tenían un estrechamiento grave de la válvula (todos tenían alrededor de 80 años) y no estaban en condiciones de pasar por la cirugía tradicional de recambio valvular. Ellos eran los que las estadísticas colocan en el 33% que habitualmente se rechazaría para la operación debido a otras enfermedades asociadas.

"Hay pacientes que tienen enfermedad grave de la aorta abdominal o torácica y en los que es imposible avanzar con los catéteres o las vainas de 7 mm de las válvulas. En los tres pacientes que operamos, la Anmat autorizó especialmente para cada uno de ellos el uso compasivo de una válvula suiza de pericardio de cerdo que colocamos a través de una incisión quirúrgica mínima por debajo de la tetilla izquierda", contó a LA NACION el doctor Roberto Battellini, jefe de Cirugía Cardiovascular del Italiano.

Desde hace seis años, Battellini imaginaba poder utilizar en el país la técnica que conoció en el Centro del Corazón de la Universidad de Leipzig, Alemania, donde se especializó en cirugía cardíaca no invasiva. La oportunidad local llegó con la disponibilidad reciente de las prótesis de pericardio de cerdo y de un quirófano equipado con equipos de rayos para poder visualizar paso a paso la intervención.

"Con un nuevo software radiológico se «ve» cómo la prótesis avanza dentro del corazón y se ubica con precisión en el lugar de la válvula aórtica nativa (del paciente), que no se extrae, sino que se comprime previamente con un balón contra las paredes de la arteria. Queda como algo parecido a una rosquilla", comentó el especialista de la manera más gráfica posible.
 
Por su parte, el doctor Daniel Berrocal, que codirigió las intervenciones con Battellini, confirmó a LA NACION que la técnica por vía transapical nunca se había utilizado hasta ahora en el país. La preparación del equipo médico duró un año y también intervinieron hasta gerontólogos para evaluar el grado de fragilidad de los potenciales pacientes, como así también el Comité de Bioética del hospital.

"Antes de la cirugía, los pacientes sólo se realizan varios estudios -detalló Berrocal, jefe de Hemodinamia y Cardiología Intervencionista del Italiano-. En ese tiempo, los médicos intervenimos en los procesos de selección de cada paciente, determinamos cuál será la mejor vía de acceso y su nivel de tolerancia. Después de la cirugía, si todo salió bien, los pacientes reciben el alta a los cuatro o cinco días, porque, aunque el procedimiento es mínimamente invasivo, los cirujanos nos dejan a la vista la punta del corazón para introducir una válvula cardíaca."

Cuestión de edad

Este estrechamiento de la válvula aórtica que se produce por la calcificación asociada con la edad se conoce técnicamente como estenosis aórtica degenerativa del anciano. Se estima que la padece el 5% de los mayores de 75 años, o casi 90.000 argentinos, y que será cada vez más común a medida que aumenta la expectativa de vida.

En un estudio que realizó el doctor Battellini durante su estadía en Alemania sobre la efectividad del reemplazo de la válvula aórtica por vía transapical, el especialista describió en la Revista Argentina de Cardiología que en el hospital alemán se habían realizado entre 2006 y 2008 un total de 192 implantes a pacientes de alto riesgo. Tenían entre 75 y 87 años. La mortalidad a los 30 días fue del 8,2% y casi al año del 12,8 por ciento.

Uno de los beneficios de esta técnica, que combina la cirugía convencional con el tratamiento por el interior de los vasos sanguíneos (endovascular), es que el riesgo de causar un accidente cerebrovascular es mínimo porque disminuyen las posibilidades de, por ejemplo, raspar las zonas calcificadas de otros vasos durante la manipulación del catéter y, así, que alguna partícula se desprenda y viaje hasta el cerebro, donde puede obstruir un vaso sanguíneo.

También se puede utilizar en todos los pacientes con estenosis de la válvula aórtica, incluidos aquellos con enfermedad vascular periférica o con enfermedad pulmonar obstructiva crónica, como uno de los casos tratados.

Costos y beneficio

El costo de la nueva válvula aórtica es de unos 25.000 dólares, sin incluir la cirugía. El procedimiento convencional, en cambio, cuesta unos 40.000 pesos y tiene una mortalidad de alrededor del 4 por ciento. "Pero si utilizáramos la técnica convencional también en estos pacientes con estenosis aórtica de alto riesgo, la mortalidad superaría el 50 por ciento", aclaró Battellini.

Dos de las tres intervenciones las cubrieron el PAMI y el Plan de Salud del propio hospital. La tercera fue en una mujer de Uruguay que asumió los gastos de la cirugía.

En las intervenciones participaron también los doctores Carla Agatiello, coordinadora del Programa de Implantes Valvulares; Vadim Kotowicz, subjefe de Cirugía Cardiovascular; César Belziti, jefe del Servicio de Cardiología; Mariano Falconi, de la Sección Ecocardiografía; Gustavo García Fornari, jefe del Servicio de Anestesia, y Daniel Deluca y Juan Bianco, también del Servicio de Anestesia.

 

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