Trabas en la atención | 23 AGO 12

El Gutiérrez, otro hospital modelo que reclama atención

Largas esperas en la guardia, padres que duermen en los pasillos, falta de equipos importados e internas gremiales ponen en peligro la salud de los más vulnerables; aseguran que faltan entre 100 y 150 enfermeros.

Por Valeria Vera

Ya cayó el sol y el frío de la calle recorre los escalones que dan acceso a una guardia en movimiento, aún tranquila. Sólo los separa una puerta de vidrio que, por momentos, simula ser giratoria debido a la cantidad en aumento de bebes, chicos, padres y familias que se ven pasar. El desfile es incesante. Los motivos, diversos.

Entre ellos, están los que prefieren permanecer sentados, resguardados en sus abrigos; los que caminan de un lado a otro con niños en brazos, buscando una distracción; y los que salen a tomar un poco de aire fresco en el ingreso que da sobre la calle Bustamante. Ahí está Paola, una mujer de la zona, con larga experiencia en el Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, y madre de tres hijos, dos de ellos con enfermedades crónicas. "Antes venía a las 7 de la mañana y me iba a las 3 o 4 de la tarde, pero ahora el servicio está un poco más agilizado y son sólo dos o tres horas de espera", describe a LA NACION. "Pasé por 17 operaciones con el más grande y seis con el menor. Hoy traje a la más chiquita, que está con vómitos", relata antes de irse a su casa con el diagnóstico en mano.

Para muchos pacientes la demora en la consulta y en la asignación de los turnos forma parte de esa rutina que envuelve al sistema de salud público y de la que este centro de alta complejidad no consigue escapar. Concurren, pese a todo, por su trayectoria. Otros, en cambio, lo descubren sobre la hora e intentan acostumbrarse. "Es la primera vez que vengo. Tardan un poco, pero atienden bien. Vine por la nena, que tiene una infección. Lamentablemente la derivaron. Acá no hay más camas", cuenta Miriam que llegó desde Ituzaingó para que revisaran a la hija de su pareja.

El tiempo se hace eterno en la sala (especialmente, a partir de las 19, cuando los consultorios externos dejan de atender). También, a veces, se alarga en las cirugías. Fuentes cercanas al hospital precisaron a LA NACION que unos 2000 pacientes aguardan poder operarse. No obstante, las autoridades del Gutiérrez explicaron que el número es dinámico y fluctúa en función de la cantidad de pedidos.

Otra postal que ofrecen los inviernos son las camillas en los pasillos, donde los chicos quedan expuestos al contagio. La situación, coinciden varios trabajadores, cedió ahora porque se retiró la demanda, pero si vuelve a crecer estiman que regresarán los mismos problemas.

"Tenemos mucha demanda. Son alrededor de 500.000 consultas por año. No podemos hablar de colapso porque respondemos en la medida en la que los chicos lo necesitan", subrayó la directora del hospital, Cristina Galoppo.

Trabas en la atención

No obstante, la guardia, con planes de cambio, no es el único punto débil que acusa el lugar por estos días. Basta con atravesar esa misma puerta de vidrio para observar otras carencias, algunas más ligadas a la práctica médica y otras a las condiciones en las que se ejerce a diario.

Distintas asociaciones gremiales expusieron a LA NACION inconvenientes que avanzan en simultáneo y que podrían, a su entender, "volver inoperante" al Gutiérrez en el corto plazo.

Por un lado, mencionaron la falta de enfermeros para ocupar los puestos más críticos de asistencia. Por el otro, alertaron sobre la urgencia de cubrir las vacantes de los administrativos que se van. "Se congelan las partidas y no se puede nombrar a nadie. Hacemos de secretarios, enfermeros, camilleros y médicos porque hay un montón de áreas donde se necesita personal", graficaron.

Sobre estas denuncias, se expidió la propia Galoppo, quien reconoció a LA NACION que es cierto que no disponen del número ideal de empleados: "No estamos con el staff deseado, aunque todo el tiempo entra y sale gente. Necesitaríamos contar con unos 100 o 150 enfermeros más para estar cómodos. Con respecto a los administrativos, hay un déficit que no podemos negar. Tenemos mucha más tecnología y requerimos de personal entrenado. Hace falta un plus para poder mover a un monstruo como éste".

 

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