Comorbilidades | 30 JUL 12

Asociación entre la gravedad y las comorbilidades en los trastornos mentales

Los cuadros graves representan una proporción pequeña de casos, generalmente comórbidos con otras enfermedades.
Autor/a: Dres. Kessler R, Chiu W, Walters E y colaboradores Fuente: SIIC Archives of General Psychiatry 62(6):617-627, Jun 2005

Introducción y objetivos
Se estima que cerca del 30% de los adultos estadounidenses reúne los criterios para el diagnóstico de alguna enfermedad incluida en la cuarta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-IV) al considerar un período de 12 meses. Menos de la mitad de ellos recibe tratamiento, aunque la falta de éste tendría lugar en numerosos casos leves o autolimitados. De todos modos, no se cuenta con información epidemiológica fidedigna al respecto. Esto suscitó la modificación de la Composite International Diagnostic Interview (CIDI) por parte de la Organización Mundial de la Salud con el fin de incluir preguntas más detalladas sobre la gravedad de las enfermedades. La nueva versión de la CIDI fue aplicada en diferentes estudios epidemiológicos incluidos en la World Mental Health (WMH) Survey Initiative.

El presente estudio se llevó a cabo con el objetivo de evaluar la prevalencia, la comorbilidad y la gravedad de los trastornos incluidos en el DSM-IV durante un período de 12 meses según la información obtenida ante la aplicación de la WMH-CIDI en la US National Comorbidity Survey Replication (NCS-R).

Pacientes y métodos
La NCS-R se llevó a cabo en los EE.UU. con individuos angloparlantes. Las entrevistas fueron realizadas en forma personal por profesionales formados en el Institute for Social Research de la Universidad de Michigan. En una primera instancia se llevó a cabo una evaluación diagnóstica con 9 282 individuos. En segundo lugar, se recabó información sobre la presencia de factores de riesgo y trastornos adicionales y sobre las consecuencias y otros correlatos de los trastornos. Los diagnósticos se llevaron a cabo mediante la WMH-CIDI, de acuerdo con los criterios incluidos en el DSM-IV y la Clasificación Internacional de las Enfermedades (CIE-10). Las enfermedades consideradas incluyeron los trastornos de ansiedad, del estado de ánimo, del control de impulsos y por consumo de sustancias. Durante la segunda parte del estudio se evaluaron los trastornos de la infancia, el trastorno por estrés postraumático, el trastorno obsesivo compulsivo y el consumo de sustancias.

Los casos se consideraron graves en presencia de intentos de suicidio, discapacidad o limitación laboral, psicosis, bipolaridad, dependencia de sustancias con trastornos graves del funcionamiento, trastornos del control de los impulsos acompañados de violencia o cualquier cuadro que haya generado incapacidad durante un mínimo de 30 días. Los casos moderados fueron aquellos asociados con tendencia suicida, dependencia de sustancias sin disfunción grave, limitación laboral moderada o disfunción al menos moderada en 2 dominios o más de la Sheehan Disability Scale. El resto de los casos se consideraron leves.

El significado de la gravedad de los cuadros se evaluó según la cantidad de días de incapacidad para realizar actos cotidianos durante los últimos 12 meses debido a la presencia de trastornos mentales o consumo de sustancias. Dicha variable resultó significativamente elevada entre los individuos con cuadros graves en comparación con el resto de los participantes. Los correlatos sociodemográficos analizados fueron la edad, el sexo, el origen étnico, el nivel educativo, el estado civil, los ingresos y el lugar de residencia.

Resultados
De acuerdo con la evaluación llevada a cabo, las enfermedades más prevalentes fueron, en orden decreciente de frecuencias, la fobia específica, la fobia social y el trastorno depresivo mayor. La clase de trastornos más prevalentes fueron los de ansiedad, seguidos por los trastornos del estado de ánimo, del control de los impulsos y por consumo de sustancias. La prevalencia a 12 meses de cualquier trastorno fue del 26.2%. La mayoría de dichos casos se correspondió con la presencia de un solo trastorno.

Los trastornos fueron graves, moderados o leves en el 22.3%, 37.3% y 40.4% de los casos, respectivamente. Además, se halló una asociación significativa entre la gravedad y las comorbilidades. La proporción de casos graves fue mayor entre los pacientes con trastornos del estado de ánimo, en tanto que la frecuencia de casos graves entre los pacientes con trastornos de ansiedad fue la más baja. La mayor frecuencia de casos graves entre los pacientes con trastornos de ansiedad, del estado de ánimo, del control de los impulsos y por consumo de sustancias tuvo lugar en presencia de trastornos obsesivo compulsivo, bipolar, oposicionista desafiante y dependencia de sustancias, respectivamente.

El análisis de correlación tetracórica llevado a cabo con el fin de evaluar las comorbilidades generó resultados mayormente positivos y significativos. Las correlaciones más significativas se correspondieron con síndromes conocidos como el trastorno bipolar, la depresión doble, la depresión ansiosa y la comorbilidad entre el déficit de atención e hiperactividad y la manía/hipomanía. Asimismo, se verificó un resultado significativo al analizar las comorbilidades entre en trastorno de pánico o la fobia social y la agorafobia y entre el abuso y la dependencia de alcohol y el abuso y la dependencia de drogas. El análisis de clases latentes, realizado con el fin de valorar las comorbilidades multivariables, resultó, en la mayoría de los casos, en la identificación de 3 comorbilidades o más. Dicho análisis arrojó 7 clases que difirieron significativamente en términos de prevalencia, la cual se relacionó en forma inversa con la cantidad y la gravedad de los trastornos. Las clases con nivel elevado de comorbilidades incluyeron el 7% de la muestra y el 43.6% de los casos graves.

Los correlatos sociodemográficos de los trastornos se analizaron según las categorías obtenidas mediante el análisis de clases latentes. La ausencia de trastornos (clase 1) se correlacionó con el sexo masculino, el origen hispánico o afroamericano, el matrimonio, la educación universitaria, el nivel elevado de ingresos y la residencia en regiones rurales. Los correlatos sociodemográficos de los trastornos puros de internalización (clase 2) fueron el sexo femenino, el matrimonio, el nivel educativo elevado y la residencia en los suburbios de áreas metropolitanas pequeñas. Los trastornos puros de externalización (clase 3) se correlacionaron con el sexo masculino, la juventud, el origen hispánico, la residencia en regiones rurales y la ausencia de ingresos bajos. Los trastornos comórbidos de internalización (clase 4) se correlacionaron con el sexo femenino, la residencia en suburbios o áreas no rurales periféricas y el antecedente de matrimonio. La clase 5 incluyó los pacientes con trastornos comórbidos de internalización, externalización o ambos. En este caso, los correlatos sociodemográficos fueron la juventud, el sexo masculino, el matrimonio y la residencia en áreas no rurales. La depresión mayor con nivel elevado de comorbilidades (clase 6) se correlacionó con el sexo femenino, el origen hispánico o no hispánico no afroamericano, la soltería, el nivel educativo bajo, la residencia en áreas no rurales y el nivel de ingresos inferior al máximo. Finalmente, la clase 7 incluyó los pacientes con trastorno bipolar comórbido y se correlacionó con el nivel educativo secundario y la residencia en ciudades o suburbios. Los autores concluyeron que las clases 1 y 6 fueron las que se asociaron con un nivel mayor de variación y diversidad sociodemográfica. Dicha variación no resultó adecuada para predecir los casos incluidos en las clases 2 y 7.

 

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