Un caso de hepatitis fulminante | 25 ABR 12

Trasplante hepático en la semana 21 de gestación

“Al verla sentí una alegría inexplicable, me olvidé de todo lo que había pasado”

Por Mónica Galmarini

En la semana 21 de gestación, Romina Peralta debió recibir de urgencia un hígado.

A los pocos meses de quedar embarazada decidió un nombre sin imaginar que sería el apropiado para un milagro de la vida. Aixa, de origen árabe y que remite a la vitalidad, sobrevivió a un trasplante hepático que su mamá recibió de urgencia durante la gestación. La beba nació en La Plata ocho semanas después. Es el sexto caso en el mundo que tiene resultado exitoso.

El martes 28 de febrero, Romina Peralta (29) ingresó al Instituto Médico Platense con hepatitis fulminante y una encefalopatía. Estaba embarazada de 21 semanas y por el coma hepático tuvieron que conectarla a un respirador artificial. “El cuadro era irreversible y tuvo prioridad nacional para recibir la donación de un hígado”, explicó a Clarín Eduardo Cassini, director médico del sanatorio.

Con la aparición de un donante fallecido, el 1° de marzo a la madrugada más de 30 profesionales iniciaron el operativo médico, en el que un equipo de neonatología y obstetricia monitoreó la salud de Aixa dentro del vientre de su mamá. Horas después, Peralta –que vive en City Bell y trabaja como empleada doméstica– despertó en terapia intensiva. “No entendía nada. Pasé por todos los estados. Quería arrancarme las sondas y lloré mucho. Estaba muy angustiada. Recién cuando las enfermeras me explicaron y sentí el bebé en la panza, me fui tranquilizando”, contó ayer Romina antes de entrar a la sala de cuidados intensivos para acariciar a su hija.

La cesárea fue el 13 de abril, al cumplirse 29 semanas de gestación. Aixa Karymé Ramirez nació con poco más de un kilo de peso y un leve grado de inmadurez pulmonar. Desde entonces está en cuidados intensivos y sus papás sólo pueden tocarla unos minutos por día. Romina, que tiene otras dos hijas de 11 y 8 años, tuvo el alta médica una semana después del parto. Por su trasplante deberá seguir con los controles, pero ahora sólo piensa en llevarse a su hija de la clínica. Aixa “evoluciona bien, está despierta, se mueve y se alimenta”, informaron los médicos que la atienden. En pocos días está previsto que le retiren la respiración asistida. “Al verla sentí una alegría inexplicable. Me olvidé de los dolores y por lo que había pasado. Seguimos día a día su recuperación. Cada mañana es un pasito más para irnos a casa”, se entusiasma la mamá de Aixa.

 

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