Comienza la octava temporada | 25 OCT 11

Dr. House: el náufrago emocional

Así define Hugh Laurie al personaje de la serie que esta semana comienza una nueva temporada.
INDICE:  1.  | 2. Nueva serie de médicos

Por Hernán Iglesias Illa 

NUEVO EQUIPO. El conflictivo médico tendrá un nuevo jefe, Eric Foreman, que antes fue su subordinado. Foto: UniversalNueva York.- El doctor Gregory House terminó su séptima temporada muy mal, incrustándose con su auto en el living de su ex novia y ex jefa. Y empezará la octava temporada todavía peor, en la cárcel, obligado por los capos del pabellón a entregar los calmantes que toma contra el dolor crónico de su pierna. Ha tenido un año pésimo, de esos que obligan a uno a hacerse grandes preguntas. ¿Vale la pena ser tan gruñón y sarcástico y tan exigente con los demás? ¿No debería intentar, por una vez, ser más agradable y más comprensivo? ¿No me merezco yo también ser feliz? Todos estos interrogantes, perfectamente válidos para personas razonables, no se aplican a House, que seguirá siendo, en la cárcel y fuera de ella, el mismo cabezadura insoportable y fascinante de siempre.

Cuando La Nacion le preguntó el miércoles pasado si esta nueva temporada de Dr. House (que se estrena en la Argentina el jueves 27, a las 22, en Universal Channel) era una oportunidad para ver una nueva faceta, más humilde o más derrotada de su personaje, Hugh Laurie se rascó por un segundo la barba y después dijo: "Nunca pensé a House como un tipo que le diera mucha importancia a la felicidad. No me parece que la felicidad sea un objetivo fundamental de su existencia". Y agregó: "Pero sí creo que es capaz de vivir momentos de gozo y que es capaz de sentir la adrenalina de la caza, el desafío de solucionar un problema. Eso es lo más parecido que llega a la felicidad". Algo parecido había dicho un rato antes David Shore, el creador de la serie: House es como es y es improbable que cambie, posiblemente para satisfacción de sus más de 60 millones de fans en todo el mundo, que lo quieren así como es, huraño pero querible, impiadoso pero honesto.

A pesar de esto, en el tercer episodio de esta nueva temporada algo parece quebrarse dentro de House. Dos veces recomienda -a un paciente millonario y súbitamente altruista y a una ex empleada indecisa sobre si volver a trabajar con él- que dedicarse a la familia y ser feliz es más importante que salvar el mundo. "Es cierto, pero House no necesariamente aplicaría estos consejos a su propia vida", dijo Laurie en el set de Dr. House , en Los Angeles, en uno de los estudios de 20th Century Fox. Ese es entonces el único progreso visible: House ahora admite que el runrún de la felicidad y la vida cotidiana puede ser beneficioso para otras personas, aunque no todavía para sí mismo.

Lo que sí tiene House es nuevo equipo y nuevo jefe. El jefe es Eric Foreman (Omar Epps), que durante siete años había sido subordinado suyo y ahora se irrita y se frustra ante House de la misma manera que antes se irritaba y se frustraba su antecesora, Lisa Cuddy. Foreman es quien permite a House obtener la libertad condicional, pero le paga sólo el salario mínimo y le da la mitad del presupuesto que tenía antes. House arma entonces un equipo con una médica joven que conoció en la cárcel (la colombiano-cubana Odette Annable) y con una recién graduada, hija de inmigrantes coreanos (la comediante Charlyne Yi), descartada del departamento de neurología por pegarle una piña a su jefe. Ninguna de las dos necesitará mucho entrenamiento: en un par de minutos ya están metidas en el típico ping-pong verbal de Dr. House , con los médicos cruzándose observaciones y acusaciones que los espectadores apenas entienden pero pueden suponer, mirándoles las caras, quién va a tener razón y quién no.

Laurie, que estudió en la Universidad de Cambridge y de joven fue uno de los comediantes más exitosos de Gran Bretaña, conversó con La Nacion en la cafetería del ficticio Hospital Princeton-Plainsboro, sentado en una sillita alta de madera, delante de dos termos ficticios de café, bols ficticios de ensalada, croissants de plástico y menús con precios para productos inexistentes. En la cafetería de Dr. House , un café expreso costaría (si hubiera) 1,45 dólares, un dólar menos que en el mundo exterior.

En el poco tiempo libre que le deja la serie, Laurie dedica mucha energía a la música: toca el piano desde chico y este año editó un disco de blues que llegó a Disco de Oro en Gran Bretaña. En la entrevista es gracioso y muestra sentido del humor, casi siempre para burlarse de sí mismo o de House. Aunque lleva ocho años hablando sobre su alter ego, intenta esforzarse por responder las preguntas como si se las hicieran por primera vez.

 

Comentarios

Para ver los comentarios de sus colegas o para expresar su opinión debe ingresar con su cuenta de IntraMed.

CONTENIDOS RELACIONADOS
AAIP RNBD
Términos y condiciones de uso | Política de privacidad | Todos los derechos reservados | Copyright 1997-2024