Entrevista a la Dra. Alicia Lischinsky | 19 SEP 11

“Los hiperactivos tienen dificultad para vivir el presente”

Los síntomas de esta patología son fundamentalmente la inatención y la impulsividad.

Dice que los adultos que sufren problemas de atención no tienen paciencia ni para seguir una película. Y que les cuesta hacerse un automonitoreo y culpan a otro de lo que les pasa afuera.

Por Daniel dos Santos

En un campo de tréboles, un trébol de tres hojas atrajo irremediablemente mi atención. Nunca supe explicar el por qué de semejante elección, pero el atractivo parecía de dimensiones eternas. Duró poco sin embargo, sólo hasta que se marchitó. Entonces opté por otro tan distinto al anterior como sólo un trébol de tres hojas suele serlo de otro trébol de tres hojas. Ahí resucitó mi obsesión y una pregunta: ¿por qué la gente presta atención a determinados tréboles (cosas) y no a otros? Alicia Lischinsky -Directora del departamento de Neuropsiquiatría del Centro de Estudios de la Memoria y la Conducta y docente de la Favaloro- corre con suerte. Puede determinar que su gusto por el idioma ruso le viene de sus raíces eslavas. Claro que se le complica un poco más con la decisión por su carrera y hay que conformarse con un genérico “desde chica decía que iba a ser médica”. Hoy se especializa en el tratamiento del trastorno por déficit de atención e hiperactividad en adultos, ADHD. (Por favor, retenga esta sigla para no obligarse a volver al comienzo de la nota cada vez que se cite en su desarrollo. Probaría así su atención, que no es poco). Los síntomas de esta patología son fundamentalmente la inatención y la impulsividad. Y la hiperactividad -ya que los grandes no viven subiéndose a las mesas y dándole vueltas a las sillas- se traduce en un, dicen, sentimiento subjetivo de inquietud. Suficiente.

La primera acepción de atender es esperar o aguardar. ¿Los que sufren de ese déficit no saben esperar?

Depende de cuál sea la forma clínica. Si bien siempre se escucha que son personas hiperactivas, impulsivas, también hay una variante que implica lo contrario y tienen dificultades de atención y concentración. Son tremendamente tranquilos, los que parece nestar siempre en la luna. La mayoría sí son los inquietos, los que hicieron famoso el trastorno.

¿Y cuándo llegan a adultos?

Les cuesta aguardar, no tienen paciencia ni para seguir un relato largo, una película. No es sólo la hiperactividad en el movimiento sino también en la cabeza. Siempre están generando ideas y proyectos, pensando lo que van a hacer después. Les cuesta mucho estar en el presente. La atención es uno de los sentidos, desde el punto de vista neuropsiquiátrico o neuropsicológico tiene que ver con la concentración de todas las funciones, con la conciencia en un objetivo.

Pero una cosa es poder fijar la atención y otra, sostenerla.

Justamente el no poder sostener la atención les traen dificultades. También les pasa que no pueden desenganchar la atención, se quedan pegados.
¿Allí habría un superávit más que un déficit?

Es que el nombre ADHD no resulta feliz. Más que un déficit es una mala regulación de la atención.

El ADHD aparece como una enfermedad individual ¿pero no es la sociedad la que está enferma de déficit de atención? Piense en el control remoto de la tevé.

Hay que interpretar y entender la patología en el contexto que se vive. En esta sociedad donde todos están apurados, con mil cosas, parece que todos funcionaran como si tuvieran déficit de atención. Pero este es un problema altamente hereditario, genético. Por eso ciertas personas traen una predisposición. Obviamente habrá circunstancias del ambiente para que se desarrolle o no como un trastorno. Pero el ADHD existe en todas las sociedad, aún en aquellas de disciplina más estricta como la japonesa.

 

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