Identificar a poblaciones de riesgo | 06 SEP 11

El alzhéimer diez años antes

Un proyecto para el diagnóstico precoz de la enfermedad atrae a 500 voluntarios en su primera fase

ISABEL LANDA  -  San Sebastián 
 
La enfermedad del alzhéimer es uno de los grandes retos de la sociedad. Hoy por hoy no existen curas y poco se sabe del origen de una de las enfermedades neurodegenerativas más devastadoras. Pero la realidad es que existen 600.000 personas afectadas en España y serán 1.200.000 en 2025, según la Confederación Española de Familiares de Enfermos de Alzhéimer y otras Demencias (Ceafa).

Andrés, de 59 años, no se lo pensó dos veces cuando se ofreció como voluntario para participar en un proyecto cuyo objetivo es el diagnóstico precoz de una enfermedad que se detecta tarde. La clave para la aplicación de tratamientos eficaces se encuentra justo diez años antes de los primeros síntomas, cuando el cerebro empieza a registrar pequeños cambios que vaticinan la futura aparición del alzhéimer.

El Centro de Investigación y Terapias Avanzadas (CITA-Alzhéimer), ubicado en San Sebastián, analiza el cerebro a través de las imágenes. El proyecto Gipuzkoa Alzhéimer pretende identificar marcadores genéticos a través de uno de los más avanzados sistemas en neuroimagen; un escáner de casi 12 toneladas y 3 teslas (lo habitual es 1,5 en los utilizados en los hospitales). El estudio, uno de los más exhaustivos que se está llevando a cabo, ha conseguido en menos de tres meses movilizar a 500 voluntarios. "La medicina del futuro tiende a ser personalizada, predictiva y participativa", apunta Gurutz Linazasoro, neurólogo y director científico de CITA-Alzhéimer, fundación creada en 2007.

Andrés acaba de salir de la prueba de la punción lumbar. La extracción de una muestra de líquido céfalo-raquídeo es una de las partes fundamentales del estudio -en su primera fase- porque en este líquido se analiza el depósito de la proteína amiloide-b en el cerebro, uno de los signos más específicos de la patología del alzhéimer.

En una sala donde se recupera de la punción, Andrés, uno de los 63 voluntarios que ha pasado algunas de las pruebas, cuenta relajado su experiencia: "La verdad es que venía un poco nervioso pero casi no me he enterado. ¿Por qué me he animado? Es una forma de aprender, más allá de hablar de fútbol o tomar copas con los amigos".

Ernesto Sanz Arigita, director de neuroimagen, subraya el triunfo de lograr centenares de voluntarios sanos: "La respuesta ha sido espectacular. En un proyecto similar en Holanda me costó un año encontrar a 20".

Junto con la punción lumbar, a la que un 60% de los voluntarios han accedido, se suman análisis de sangre y dos sesiones de neuroimagen; una estructural y otra funcional. Con edades comprendidas entre los 50 y los 65 años, los voluntarios están divididos casi al 50% entre personas con riesgo (antecedentes familiares, problemas de memoria, etcétera) e individuos sanos. Cada paciente podrá saber el resultado de las pruebas.

 

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