Simposio corazón-cerebro | 02 JUL 11

Con el infarto también llega la depresión

Acompañar a los pacientes ayuda a su recuperación.

Especialistas advierten que es muy alta la incidencia de este trastorno de salud mental cuando el paciente supera un bypass.

Victor Ingrassia

En los últimos 15 años, los especialistas que estudian las enfermedades coronarias han visto una y otra vez que sus pacientes suelen empeorar su salud a medida que caen en un cuadro depresivo.

En 2010 se realizaron más de un millón de cirugías cardiovasculares en todo el mundo, y la mayoría de ellas fueron operaciones de bypass coronario. Esta técnica cambió la historia de la enfermedad coronaria y salvó millones de vidas desde que el doctor René Favaloro realizó la primera intervención el 9 de mayo de 1967. Pero no todos los pacientes evolucionan de la misma manera.

Se ha observado que existen algunos factores que influyen positiva o negativamente en su recuperación y posterior calidad de vida. Entre estos últimos, se encuentra la depresión, que trae consigo un dato preocupante: uno de cada dos pacientes sometidos a cirugía de revascularización miocárdica sufren depresión en los meses posoperatorios, según indicaron los especialistas que asistieron días atrás al Segundo Simposio Latinoamericano Corazón-Cerebro organizado por la Fundación Favaloro y el BakkenHeart-Brain Institute de la Cleveland Clinic y la Fundación Ineco.

Durante ese evento, La Nacion entrevistó al doctor Bruce Rollman, de la Universidad de Pittsburg, que luego de varios años de investigación, desarrolló un tratamiento que denomina "cuidado colaborativo por vía telefónica", para reducir la depresión posoperatoria en pacientes sometidos al bypass coronario.

El abordaje colaborativo implementado por el doctor Rollman y su equipo consiste en identificar a aquellos pacientes con diagnóstico de depresión posoperatoria y llamarlos por teléfono durante ocho meses en forma periódica para conocer su estado de ánimo.

Luego de los llamados, un equipo de enfermeras especializadas, psicólogos y psiquiatras discute cada caso y confecciona una serie de recomendaciones individuales y personalizadas para cada paciente, que son enviadas a su médico de cabecera y, con su autorización, son comentadas al paciente. Los consejos pueden incluir desde la necesidad de realizar un tratamiento psicológico o psiquiátrico clásico hasta la prescripción de medicación antidepresiva.

"Durante las conversaciones por teléfono -entre 15 a 45 minutos-, la enfermera realiza un análisis del paciente, de la medicación que está tomando, del entorno familiar o social en el que vive y de las ganas que manifiesta para recuperarse, y le aconseja una serie de tareas, como hacer ejercicio, dormir o descansar las horas necesarias, establecer conversaciones con amigos o familia, alertar de los peligros del cigarrillo o el alcohol", aseguró Rollman.

Según el experto, los síntomas de la depresión son muy comunes en pacientes internados en el hospital. Ya en su casa, después de dos semanas, lo llama una enfermera y le hace dos preguntas simples: "¿En las últimas dos semanas ha tenido poco o mucho interés en realizar sus cosas rutinarias?" y "¿se siente mal, deprimido, o esperanzado?"

Los resultados de su investigación, que fueron publicados en la revista JAMA , evidenciaron una menor tasa de depresión en aquellos tratados a diferencia de quienes no fueron llamados, lo que impactó en su calidad de vida física y emocional. Este efecto fue mucho más significativo en hombres que en mujeres, pero todavía no existe una explicación para esta diferencia, pero futuros estudios intentarán explicarla.

 

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