Puede empeorar la evolución clínica | 06 JUN 11

El miedo a morir durante un ataque cardíaco

Según un estudio, el nivel alto de ansiedad se relaciona con mayor inflamación.

Según un estudio británico pequeño, las personas que sienten mucho miedo a morir durante un ataque cardíaco y en los días posteriores también parecen presentar más inflamación, un indicador de que a la larga podría irles peor que a los pacientes menos miedosos.

El hallazgo, publicado en línea el 1 de junio en European Heart Journal, "nos recuerda la conexión entre la mente y el cuerpo", comentó la Dra. Suzanne Steinbaum, una cardióloga preventiva de Lenox Hill Hospital en la ciudad de Nueva York.

"Este ensayo revela que cuando los pacientes tienen tanto miedo, la inflamación aumenta y disminuye la variabilidad de los latidos cardíacos, lo que podría causar malos resultados. Por lo tanto, deben abordarse no solo los problemas corporales sino también los mentales", comentó.

El Dr. Robert Gramling, profesor adjunto de medicina de familia de University of Rochester Medical Center en Nueva York, agregó: "Esto y la vasta literatura relacionada con las emociones y las interacciones mente-cuerpo confirman que la comprensión de la respuesta emocional de las personas interactúa con los mecanismos biológicos. Creo, sin duda, que atender las emociones es de suma importancia, no solo para el bienestar de la salud mental y emocional de la persona sino también para la salud física y, tal vez, incluso para la evolución del infarto del miocardio [ataque cardíaco]".

Para el estudio reciente, los investigadores evaluaron a 208 pacientes que habían acudido a St. George's Hospital en Londres con síndrome coronario agudo obstrucción de las arterias coronarias durante un período de 18 meses. Durante su estadía en el hospital se les preguntó acerca de su miedo a la muerte. Al mismo tiempo, los investigadores también midieron los niveles sanguíneos del factor de necrosis tumoral (tumor necrosis factor, TNF), que desencadena la inflamación.

Tres semanas después, los investigadores visitaron a los pacientes en sus casas y les midieron la variabilidad de la frecuencia cardíaca y los niveles de la hormona del estrés cortisol en la saliva.

Uno de cada cinco pacientes informó sentir angustia extrema y miedo a morir, mientras que dos tercios experimentaron reacciones emocionales más moderadas. El estudio halló que las personas más jóvenes, más pobres y solteras (lo que posiblemente indica aislamiento social) eran más propensas a tener reacciones intensas.

El miedo a morir se asoció con un aumento de cuatro veces en los niveles de TNF al momento de la admisión en el hospital. Tres semanas después, se halló que los niveles de TNF estaban relacionados con una menor variabilidad de la frecuencia cardíaca y con niveles más bajos de cortisol.

 

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