Iniciativa de la Sociedad Neurológica Argentina | 26 MAY 11

Contrarrestan los síntomas del Parkinson con clases de taichi

Dados sus beneficios comprobados, aconsejan practicarlo lo más precozmente posible.

Fabiola Czubaj

Aunque parezca extraño, los movimientos lentos, pausados y coordinados de una disciplina física china milenaria como el taichi son ideales para las personas con Parkinson. Es más, es tanta la relajación que generan que, poco a poco, la sesión logra que empiece a desvanecerse uno de los síntomas más conocidos de la enfermedad, el temblor.

"La práctica del taichi en personas con Parkinson es muy novedosa, como lo son otras terapias secundarias de rehabilitación (tango o yoga). En este caso, deben concentrarse para poder hacer movimientos lentos y muy medidos, que mejoran la elongación y la coordinación, y les permiten contrarrestar los síntomas clásicos de la enfermedad, que son la rigidez, el temblor o los movimientos involuntarios (disquinesias)", explicó la doctora Cecilia Peralta, del Grupo de Movimientos Anormales y Parkinson de la Sociedad Neurológica Argentina (SNA).

Y así ocurrió con más de 50 pacientes en una sesión de taichi durante una reunión organizada por un programa de la SNA que promueve el ejercicio supervisado en personas que conviven con este mal, que afecta las neuronas de una zona del cerebro conocida como sustancia nigra y que controlan los movimientos musculares. Por eso, las personas con Parkinson van perdiendo la expresividad en la cara, mueven la mano más lentamente, escriben con una letra más chica o caminan arrastrando los pies.

"Como van perdiendo ciertos reflejos posturales y de equilibrio, todas las terapias físicas que estimulen la reeducación de la postura y el equilibrio, como el taichi, van a dar buen resultado sólo si se las realiza de manera sostenida, es decir semanal o diariamente -comentó el doctor Diego Bauso, del mismo grupo de trabajo-. Y a veces hasta complementan muy bien el tratamiento farmacológico."

Es que, según coincidieron Peralta, Bauso y la doctora Nélida Garretto, que impulsan el Programa Parkinson en Movimiento, es común que los pacientes piensen que pueden hacer mucho menos de lo que en realidad pueden. "Este tipo de ejercicios en ambientes controlados les permiten desarrollar ciertas capacidades que tienen latentes", agregó Bauso.

Eso sí, la constancia es la clave: "Cuando dejan de hacer el ejercicio, el beneficio se pierde -indicó el experto-. Si son constantes, los beneficios son claros". La lista incluye la mejoría del control postural, que es lo que más afecta la enfermedad en las etapas moderadas o avanzadas y predispone a las caídas. Poder recuperar el equilibrio y la orientación es otro efecto positivo, según escalas de evaluación motora.

 

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