Más allá de lo emocional / Un trastorno con raíces neurobiológicas | 08 MAR 11

El discurso del rey refleja lo que hoy se sabe sobre la tartamudez

El trastorno se genera por dificultades en las áreas de control motor del lenguaje.
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Mi reino por una voz

¿Qué se esconde tras el film El discurso del rey?

Los entretelones del vínculo entre un monarca y el hombre que lo rescató de la tartamudez.

El futuro rey Jorge VI de Inglaterra, con su esposa Elizabeth a su lado, camina nerviosamente hasta el micrófono en el Empire Stadium en Wembley para pronunciar un discurso, situación que ha estado temiendo desde hace semanas. Desde su primera infancia, Bertie, como se lo conoce en la familia real, se ha visto afectado por un tartamudeo que hace difícil, incluso, una conversación normal, y convierte los discursos públicos en una prueba terrible. Al abrir la boca, la multitud escucha atenta, pero él vacila y apenas puede pronunciar una palabra. Su humillación es total.

Así comienza El discurso del rey, con Colin Firth como el rey y Helena Bonham Carter como su esposa. El film, que además de lograr la aclamación de la crítica en todo el mundo se convirtió en el gran ganador de los premios Oscar (mejor película, director, guión original y actor principal), cuenta la verdadera historia entre George, el padre de la actual reina, y Lionel Logue (interpretado por Geoffrey Rush), un terapeuta del habla australiano que le enseñó a superar su tartamudeo.

El discurso del rey llega a la pantalla cuando la Casa de Windsor se prepara para otro hito: el casamiento, el 29 de abril, del príncipe William, bisnieto de George, con Kate Middleton. El Palacio de Buckingham se ha negado a revelar si la reina vio la película.

¿Quién fue el verdadero Lionel Logue y cómo fue que el hijo del dueño de un bar en Adelaide, sin nada especial, se encontró en el centro del establishment real británico? Se narra la verdadera historia de los eventos que inspiraron el film en un nuevo libro, The King's Speech: How One Man Saved the British Monarchy (El discurso del rey: cómo un hombre salvó a la monarquía británica), basado en los diarios de Logue y otros documentos recolectados por el nieto del terapeuta del habla, Mark.

Un soberano problema

El futuro rey consultó a Logue en 1926. Logue había comenzado su carrera enseñando expresión, pero durante la Primera Guerra Mundial usó su capacidad para ayudar a soldados australianos que sufrían de desórdenes del habla como resultado de un shock y de ataques con gases. En 1924, a los 44 años, buscó fortuna en Gran Bretaña, y llevó a su esposa y sus tres hijos. Viajaron en tercera clase.

Bertie necesitaba ayuda. Había comenzado a tartamudear a los 8 años y su situación empeoró cuando se lo ungió como el duque de York en 1920. Su humillación en Wembley fue peor porque junto con Elizabeth, con la que se había casado en 1923, enfrentaba la perspectiva de una gira de alto perfil en Australia y Nueva Zelanda.

El duque ya había visto muchos expertos, ninguno de los cuales lo había ayudado, pero su esposa (conocida luego como la reina madre) lo persuadió de que hiciera un último intento. Luego de la primera consulta, Logue escribió su diagnóstico en una pequeña tarjeta. "Mente: Bastante normal, tiene tensión nerviosa aguda provocada por el defecto. Físico: buen físico, con buenos hombros, pero cintura muy floja." Indicó ejercicios de respiración y trabalenguas, combinado con una especie de terapia hablada freudiana. Con el tiempo, su duro trabajo comenzó a dar frutos.

Fue llamado al Palacio de Buckingham para ayudar al rey a prepararse para su coronación, el 12 de mayo de 1937. Durante la Segunda Guerra Mundial la relación entre los dos hombres se volvió más intensa. Cuando el rey hizo una transmisión clave en la noche del 3 de septiembre de 1939, el día que Gran Bretaña declaró la guerra a Alemania, Logue ensayó el discurso con él y lo acompañó durante la transmisión.

"En esta hora terrible -comenzó el rey-, quizás la más dura de nuestra historia, envío este mensaje a los hogares de mis pueblos tanto aquí como en el extranjero, hablando con el mismo sentimiento profundo para cada uno de ustedes que si estuviera en la puerta de sus casas y les hablara en persona."

Al desvanecerse la luz roja, Logue se volvió hacia él: "Felicitaciones por su primer discurso en tiempo de guerra", dijo. El rey contestó simplemente: "Supongo que habrá muchos más". Estaba en lo cierto: en los siguientes seis años Logue fue convocado docenas de veces al Palacio de Buckingham, a Windsor o Sandringham. ¿Cuánto sabía el pueblo británico de esta relación extraordinaria y por qué, más de medio siglo después, se convirtió finalmente en un film? En vida del rey los diarios escribieron poco acerca de este problema. Logue sabía que cualquier intento de aprovechar sus relaciones con la familia real acabaría con todo vínculo. Pero anotó detalles de sus encuentros en sus diarios y guardó muchas cartas que el rey le envió, sin divulgarlas.

 

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