¿Motivo o excusa para dejarlo? | 21 FEB 11

El hipotiroidismo de Ronaldo

Opiniones encontradas de los expertos.


Ronaldo, vistiendo la camiseta del Corinthians en 2009. | Ap

Luis Tejero (Corresponsal) | Río de Janeiro

El 'Fenómeno' que cautivó al mundo con sus galopadas, quiebros y golazos colgó las botas el lunes con una despedida emocionante, pero no exenta de polémica. A sus 34 años, Ronaldo anunció ante la prensa brasileña y extranjera que había decidido "adelantar" su retirada por "motivos importantes". A nadie sorprendió el primero y principal: "Todos conocéis mi historial de lesiones. Van de un lado para otro, de una pierna para otra, de un músculo para otro..." El segundo, en cambio, levantó una montaña de sospechas.

"Hace cuatro años, en el Milan, descubrí que sufría de hipotiroidismo, un trastorno que desacelera el metabolismo. Y que para controlarlo tenía que tomar unas hormonas que en el fútbol no están permitidas porque sería dopaje", se justificó el último 9 del Corinthians antes de mandar un recado a quienes, como el ex presidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva, llevaban todo este tiempo mofándose con insistencia de sus kilos de más. "Muchos deben de estar arrepentidos por haber bromeado con mi peso", dijo, "pero no guardo rencor a nadie. Sólo quería explicarlo en el último día de mi carrera".

El ex delantero del Barcelona y del Real Madrid intentaba así tapar uno de los puntos más oscuros de su exitosa trayectoria, la evidente derrota en su lucha contra la balanza que llevó a sus más ácidos críticos a rebautizarlo como 'El Gordo'. No sin buena parte de razón: R9, que en sus momentos más brillantes pesaba en torno a 83 kilos, se presentó rebasando los 100 en el Mundial de Alemania en 2006. Y aun así, parecía una bailarina comparado con la imagen que llegó a exhibir en estadios y playas tras su regreso a Brasil dos años más tarde.

Una alteración leve

El argumento del 'Fenómeno', sin embargo, tardó poco en ser contestado por los expertos. "El tiro le ha salido por la culata", contraatacaba esta semana el diario 'O Estado de S. Paulo'. En declaraciones a ese periódico, el médico del Corinthians, Júlio Stancati, reconoció que el futbolista desembarcó en el club en 2008 con una disfunción en la glándula tiroides pero matizó que los resultados de los exámenes "no justificaban" por entonces la puesta en marcha de ningún tratamiento específico.

El pasado enero, en cambio, los análisis periódicos a los que seguía sometiéndose el máximo goleador de la historia de los Mundiales reflejaron que había sufrido alteraciones en el nivel de hormonas que regulan el metabolismo y el funcionamiento de los órganos. "Necesitábamos iniciar el tratamiento, porque la falta de cuidados con esa enfermedad puede llevar a la persona a sufrir problemas cardiacos en algunos casos", explicó Stancati.

 

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