Investigación española | 21 FEB 11

Más del 30% de los pacientes de urgencias están mal medicados

Un estudio efectuado en nueve hospitales de referencia revela que cada año podrían salvarse entre 15.000 y 20.000 vidas con el uso correcto de los fármacos.

MARÍA R. SAHUQUILLO  -  Madrid 
 
Uno de cada tres pacientes que acude al servicio de urgencias de un hospital lo hace por problemas provocados por la medicación que está tomando. Desde la inefectividad del tratamiento, hasta una reacción grave producida por el propio fármaco o por la interacción que este tiene con otros que el enfermo toma. El 80% de esos resultados podrían, además, evitarse. Un estudio de la Universidad de Granada, que ha investigado los problemas que sufren los pacientes derivados de la medicación en nueve hospitales de referencia (el Clinic de Barcelona, el Gregorio Marañón de Madrid y el Virgen del Rocío de Sevilla, entre otros), revela que factores como la automedicación, el tabaquismo o el hecho de haber sido recetado por varios médicos distintos incrementan de manera considerable el riesgo de sufrir reacciones adversas.

Lo que los expertos denominan "resutados negativos asociados a la medicación" provocan entre 15.000 y 20.000 muertes anuales, según varios estudios médicos. Pero además de una cuestión de salud pública grave, este problema resta millones de euros a la sanidad pública. El coste medio por paciente que acude a urgencias (y que finalmente no necesita hospitalización) por un problema de este tipo es de 130 euros, según el informe elaborado por Paloma Fajardo, doctora en Farmacia e investigadora de la Universidad de Granada, financiado por el Fondo de Investigación Sanitaria.

No es una cifra pequeña. En los tres meses que duró el estudio, los problemas asociados a la medicación costaron más de un millón de euros a los nueve hospitales participantes en la investigación, en la que intervinieron más de 130 profesionales (entre farmacéuticos y médicos), y que recopiló datos completos de 4.611 pacientes.

Jorge Cortés, hipertenso de 67 años, acudió a Urgencias el mes pasado por una lipotimia. Cuando le examinaron, los médicos detectaron que estaba tomando el doble de la dosis que necesitaba de medicación para la tensión: tomaba dos fármacos de distinta marca pero con la misma función. Es decir, sufría un resultado negativo asociado a los fármacos. Cortés reconoce que no sigue a rajatabla la pauta de medicación indicada por su médico de cabecera hace ya más de un año. Así, uno de los días en los que acudió a la consulta de otro profesional en Alicante, al que a veces va durante las vacaciones, volvía a tener la tensión alta y el profesional le recetó otro antihipertensivo. "Estuve tomando los dos durante un par de semanas, hasta que me dio una bajada de tensión fortísima. La verdad es que no caí en que las dos pastillas eran para lo mismo", argumenta Cortés.

Casos como el de este madrileño se ven todos los días en los servicios de urgencias españoles. Problemas causados muchas veces por la cantidad de médicos distintos -desde el especialista al médico de cabecera- que examinan y recetan a cada enfermo, muchas veces sin interconexión entre sí. De hecho, por cada prescriptor más, el riesgo de sufrir un problema con la medicación aumenta un 70%, según el estudio. Fajardo apunta otro factor determinante. "El abandono de los tratamientos incrementa los riesgos, y esa práctica es muy común en las enfermedades silentes, como la hipertensión, o con los tratamientos para el dolor", explica Fajardo. La última Encuesta Nacional de Salud del Ministerio de Sanidad, demuestra que, efectivamente, es una práctica extendida: el 42% de la población reconoce incumplir el tratamiento médico indicado.

 

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