Límite de edad | 07 FEB 11

Atención: Mayores al volante

Con la edad se van perdiendo funciones sensoriales y control del movimiento. Los expertos subrayan la importancia reconocimientos serios y adecuados. Algunos alteraciones visuales de la edad son las mismas que en la depresión.

Laura Tardón | Madrid 

Con 80 años y a punto de presentarse a la revisión del carné de conducir. Antonio está deseando saber si podrá seguir llevando su coche y, por lo tanto, continuar con su rutina diaria. Todos los días va a su huerta, que está a 21 kilómetros de su casa. Es consciente de que el paso del tiempo hace mella. Aunque su salud es de hierro, ha perdido audición y tiene alteraciones en la visión. ¿Debería estipularse una edad máxima para manejar un vehículo? ¿Son realmente fiables las valoraciones que se hacen en los centros de reconocimiento médico?

Como explica Antonio Gil-Nagel, neurólogo del Hospital Universitario Gregorio Marañón (Madrid), "no haría falta poner una edad tope si se hicieran tests neuropsicológicos para comprobar que las funciones corticales son adecuadas e incluso detectar el inicio de posibles demencias y enfermedades como el parkinson".

Para José Antonio López Trigo, geriatra y miembro de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), la edad no es la clave. Lo importante es que "tenga capacidad de reacción y mantenga la intelectual". En cuanto a las limitaciones de la visión y la audición, añade, "se pueden compensar con gafas y audífonos; y las dificultades físicas con la adaptación del coche". Antonio, que se sirve de estos apoyos, finalmente, consiguió, una vez más y con mucho orgullo, renovar su carné de conducir.

Según los expertos, es innegable que con la edad se van perdiendo funciones sensoriales, control del movimiento, aumenta el tiempo de reacción, disminuye la fuerza motora... A partir de los 50, señala el doctor López Trigo, "empieza a reducirse progresivamente la visión, existen dificultades para manejarse ante el exceso de luz y a la oscuridad de la noche".

Pero, además, las enfermedades cardiovasculares, la diabetes, los trastornos neurológicos y el consumo de fármacos también influyen negativamente en la conducción. Por ejemplo, comenta este especialista, "las patologías relacionadas con los músculos y las articulaciones van a condicionar la capacidad de movimiento, los giros bruscos del volante y del cuello. El Parkinson puede comprometer también la movilidad y modificar la capacidad de reacción y los reflejos; las enfermedades de tipo neurológico o las demencias de inicio pueden afectar a la desorientación y, por lo tanto, no es recomendable que conduzca".

A mayor número de patologías crónicas o consumo de fármacos, mayor probabilidad de que se produzca un accidente, recalcan los expertos de la SEGG. Sin embargo, los mayores que conducen (el 9% del total de conductores) tienen una menor siniestralidad que otros grupos de edad. Así lo demuestran las estadísticas y el trato de las mutuas y aseguradoras, que "nos les penalizan por ser mayores", matizan.

 

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