Desafío para el sistema de salud | 20 DIC 10

Enfermedades crónicas, la pandemia del siglo XXI

Cuatro patologías consumen el 70% del presupuesto sanitario. Son las cardiovasculares, las respiratorias, el cáncer y la diabetes tipo 2.

María Sainz | Madrid

La mayor esperanza de vida en los países desarrollados y el progresivo envejecimiento de la población es un hecho incuestionable. Un fenómeno relativamente nuevo con una consecuencia principal: el marcado incremento de las enfermedades crónicas. Estamos ante la nueva pandemia del siglo XXI.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las dolencias prolongadas en el tiempo, y que no tienen cura, son y serán la gran carga de los sistemas sanitarios (ricos y pobres). En este sentido, los especialistas de la medicina y los propios enfermos se encuentran ante el reto de adaptarse a una realidad cambiante a la que no pueden dar la espalda. Cada año, 35 millones de fallecimientos en el mundo derivan de estas patologías; una cifra que representa el 60% de las muertes por todas las causas.

Los problemas cardiovasculares, la diabetes, los trastornos respiratorios (como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, EPOC, o el asma) y el cáncer son las cuatro crónicas fundamentales. Un cuarteto que puede mitigarse actuando sobre factores de riesgo como el tabaquismo, el abuso del alcohol, el sedentarismo o las dietas desequilibradas. Pero no son los únicos cuadros clínicos que se han logrado estabilizar, sin llegar a atajarlos.

Algunas enfermedades infecciosas, como el sida o la hepatitis C, también se han sumado a este grupo, permitiendo que los que las padecen vivan más tiempo, aunque no se libren de los cuidados médicos específicos.

Para la OMS, la puesta en marcha de un plan de acción es urgente, y, más aún, conociendo el matiz prevenible de la mayor parte de los episodios. Es lo que le ocurre al 80% de las enfermedades cardiacas, infartos cerebrales y diabetes tipo 2, o a uno de cada tres cánceres. Se pueden evitar simplemente modificando algunos estilos de vida.

No sólo prevenir

Pero siendo realistas, las necesidades actuales ya no sólo se reducen a las medidas preventivas. Los trastornos crónicos se han hecho un hueco importante y se hace imprescindible el cambio de mentalidad. No basta con propiciar el abandono del hábito de fumar, por ejemplo. Ya hay ciudadanos con cáncer o una enfermedad respiratoria que, lejos de curarse, les va a acompañar toda la vida. Ahora toca gestionar una serie de casos crónicos que, en España, devoran cerca del 70% del presupuesto sanitario.

De hecho, el Ministerio de Sanidad plantea poner en marcha, a lo largo del próximo año, una estrategia nacional de atención al paciente crónico. Y ya hay algunas comunidades autónomas, sobre todo el País Vasco, que han decidido adelantarse y están implantando sus propios programas a través de sus consejerías de salud.

En el plano internacional, la OMS ya cuenta con un plan de acción para prevenir y controlar estos trastornos entre 2008 y 2013. Además, en 2011 está programada una reunión, promovida por Naciones Unidas, para abordar el tema globalmente. La situación es novedosa en todos los continentes.

Frente a esta pandemia, presente y futura, el trabajo es de todos y la respuesta ha de ser multidisciplinar. Es una idea con la que coinciden los expertos. Los propios enfermos, sus familiares, los especialistas, los gobiernos y la sociedad, en general, cuentan con una función esencial en este necesario cambio de paradigma.

Uno de los primeros retos que conviene solucionar tiene que ver con la estructura del actual sistema sanitario que nació con un fin que ahora no encaja del todo: "el de atender los casos agudos", explica a ELMUNDO.es Domingo Orozco, vicepresidente de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC). Está claro que este tipo de episodios no han desaparecido, pero ahora son las enfermedades crónicas las que demandan más cuidados sanitarios (tanto atención primaria como hospitalaria).

Para estos pacientes, recalca Ignacio Riesgo, consultor de Pricewaterhousecoopers, "los siete días que permanecen hospitalizados no son lo más relevante, sino los 20 años que llevan padeciendo una o varias patologías".

El incumplimiento del tratamiento (algo que le sucede al 50% de los pacientes crónicos) y la sobrefrecuentación de las consultas médicas son algunas de las principales señales de alerta del inadecuado funcionamiento del sistema actual. En cuanto al excesivo número de citas médicas, en ocasiones son fruto de la desmesurada preocupación de los pacientes, pero a menudo este fenómeno surge como única alternativa.

 

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