Enfermedad de Chagas, dengue, leishmaniasis y fiebre amarilla | 17 NOV 10

Las enfermedades olvidadas reúnen a 800 expertos

“El escaso o nulo peso que tienen las patologías regionales en las currículas de las facultades de medicina, de ciencias sociales o de derecho de los países afectados por estas enfermedades, agrava la situación”.

Cerca de 800 investigadores nacionales e internacionales se reunieron para discutir cómo mejorar el abordaje de las llamadas enfermedades olvidadas – Enfermedad de Chagas, dengue, leishmaniasis y fiebre amarilla, entre otras – que afectan  a millones de personas en América Latina, incluida la Argentina, y otras regiones del Mundo. Se dieron cita en el “XIII Simposio Internacional sobre Control Epidemiológico de Enfermedades Transmitidas por Vectores” y el “1º  Encuentro Nacional sobre Enfermedades Olvidadas” organizados por la Fundación Mundo Sano en la ciudad de Buenos Aires el 28 y 29 de octubre.

“Desde el año 1998 realizamos simposios anuales de este tipo.  Sin duda alguna es la actividad científica más importante que desarrollamos. Reúne anualmente a investigadores, médicos, autoridades sanitarias, y expertos de otras disciplinas y diversas instituciones (universidades nacionales y del exterior, organismos públicos y privados, instituciones científicas, entre otras instituciones), provenientes de distintos sectores del país y de la región para discutir los resultados de las acciones que se llevan a cabo y para presentar los avances científicos que permitan enfrentar con mejores armas a este conjunto de enfermedades olvidadas”, señaló a la Agencia CyTA la licenciada Sonia Tarragona, directora general de la Fundación Mundo Sano, una institución sin fines de lucro dedicada a la investigación de enfermedades transmisibles como el Chagas, el dengue o la malaria, entre otras.

El simposio internacional y el encuentro nacional contaron con el auspicio del Ministerio de Salud de la Nación, de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, y de numerosas provincias y municipios y tienen el propósito de que las enfermedades olvidadas sean visibles en el ámbito de la salud pública.

“Este grupo de enfermedades, en su mayoría transmitidas por vectores (mosquitos, vinchucas, flebótomos, roedores, entre otros) son un grupo de patologías infecciosas crónicas que se evidencian principalmente en áreas rurales y pobres de regiones tropicales y subtropicales, especialmente en los países menos desarrollados”, afirmó Tarragona. Y continuó: “La denominación de enfermedades desatendidas u olvidadas -acuñada inicialmente a fines de la década del ´70 como “neglected diseases”  hacía referencia a la presunta falta de interés de la industria farmacéutica en el desarrollo de medicamentos específicos para el tratamiento de estas dolencias. Dada la enorme vinculación de estas enfermedades con la situación de pobreza y la consabida falta de un mercado rentable para la comercialización de los medicamentos y reactivos necesarios para su tratamiento, las inversiones en investigación y desarrollo de nuevos fármacos y tratamientos para este tipo de dolencias son escasas y a menudo inexistentes.”

De acuerdo con Tarragona muchos médicos e investigadores prefieren denominarlas “enfermedades olvidadas en poblaciones desatendidas” lo que, “a la luz de los logros obtenidos hasta el momento, pareciera ser la denominación más apropiada.” Y agrega que la ausencia de criterios de salud pública en el diseño de políticas de otros sectores que tienen un impacto negativo en salud y el escaso o nulo peso que tienen las patologías regionales en las currículas de las facultades de medicina, de ciencias sociales o de derecho de los países afectados por estas enfermedades, agrava aún más la situación.

Cinco sedes en el norte del país

En el contexto de las llamadas enfermedades olvidadas, la Fundación Mundo Sano a través de la instalación de sedes operativas en zonas de crucial importancia para el estudio de esas patologías, desarrolla proyectos de investigación destinados a avanzar en el estudio de las particularidades de los vectores, las herramientas para el control y el monitoreo de variables trascendentales. Lleva adelante  también acciones con fuerte participación de las comunidades que permiten la evaluación y el rediseño de las herramientas empleadas en cada programa.

Esas sedes están localizadas en Clorinda (Formosa), Puerto Iguazú (Misiones), Pampa del Indio (Chaco), Añatuya (Santiago del Estero y Tartagal (Salta) y la sede Central se encuentra en la Ciudad de Buenos Aires. “En cada una de estas sedes se desarrollan proyectos orientados a buscar respuestas y soluciones a las problemáticas de cada región y desde la sede central se coordinan todas las actividades, y se implementan otro conjunto de programas de impacto regional”, puntualizó la licenciada Tarragona.  Y agregó: “El empleo de ese método de trabajo permite que los resultados de la investigación científica, una vez probados en campo y habiendo obtenido resultados cuantificables y exitosos, puedan ponerse al servicio de los gestores de políticas públicas contribuyendo así a la transformación de la realidad de las poblaciones afectadas. La mayor parte de los proyectos se concentran en Chagas, dengue, leishmaniasis y malaria, aunque tenemos muchos otros en parasitosis, leptospirosis o rabia paresiante, entre otras enfermedades.”

Tarragona sostiene que “atender este imperativo es el objetivo impostergable que los gobiernos, el sector privado y las organizaciones de la sociedad civil, de manera mancomunada, debemos alcanzar y ese es nuestro desafío permanente.”

 Créditos: Fundación Mundo Sano

 

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