Publicado en "Archives of Internal Medicine" | 01 OCT 10

La diálisis en casa es tan buena como la hemodiálisis en un centro

Una investigación señala que, sin embargo, muchos enfermos renales terminales siguen mostrándose reacios a intentarlo.

Una investigación reciente señala que a los pacientes de enfermedad renal terminal que se someten a diálisis en casa les va igual de bien que a sus contrapartes que se someten a hemodiálisis, que usualmente se realiza en un hospital o en un centro de diálisis.

"Esta es la primera demostración con un seguimiento de hasta cinco años", aseguró el Dr. Rajnish Mehrotra, autor líder de un estudio que aparece publicado en línea el 27 de septiembre en Archives of Internal Medicine. "No sólo no hubo diferencia, las mejoras en la supervivencia han sido mayores para los pacientes que hacen diálisis en casa".

Sin embargo, los pacientes parecen abominar la opción en casa, conocida como diálisis peritoneal, incluso si saben que existe, según halla otro estudio en la misma edición de la revista.

Además, como señala un editorial acompañante, la proporción de estadounidenses que usan la diálisis peritoneal aumentó sustancialmente de 14.4 por ciento en 1995 a cerca de 7 por ciento en 2007.

Ambas formas de diálisis en esencia actúan como riñones de reemplazo, filtrando y limpiando las toxinas de la sangre, explicó el Dr. Martin Zand, director médico de programas de trasplante de riñón y páncreas del Centro Médico de la Universidad de Rochester en esa ciudad del estado de Nueva York.

Para la diálisis peritoneal, se pasa fluido al abdomen por medio de un catéter. Los propios casos sanguíneos del organismo actúan entonces como filtro. Pero los pacientes deben ser capaces de levantar dos litros de fluido cada vez y colgarlos de un poste, varias veces al día, explicó Zand.

Sin embargo, la hemodiálisis, (que se puede hacer en casa pero exige cantidades enormes de agua) en general sólo se necesita algunas veces a la semana.

En el primer estudio se analizaron datos nacionales de 620,020 pacientes que comenzaron hemodiálisis y otros 64,406 que comenzaron diálisis peritoneal en tres períodos, entre 1996 y 1998, entre 1999 y 2001, y entre 2002 y 2004.

Aunque los pacientes que recibieron diálisis peritoneal en los primeros períodos tuvieron un riesgo de muerte ligeramente superior que los que se sometieron a hemodiálisis, la diferencia había desaparecido en los períodos posteriores. Los que recibieron hemodiálisis vivieron en promedio 38.4 meses, mientras que los que recibieron diálisis peritoneal, 36.6 meses.

El otro estudio también examinó una base de datos nacional de pacientes, esta vez para determinar si los pacientes que recibieron información sobre la diálisis peritoneal tenían más probabilidades de escoger en realidad este método.

Nancy Kutner y sus colegas hallaron que, aunque cerca de dos tercios (61 por ciento) de los pacientes aseguró que había hablado sobre el análisis peritoneal con su proveedor de atención de la salud, apenas cerca de 11 por ciento eligió en realidad esta opción.

 

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