Creencias de enfermos y profesionales | 11 SEP 10

Muchos pacientes tienen falsas esperanzas en la angioplastia

Expertos anotan que, en escenarios que no son de emergencia, el procedimiento .no evita el ataque cardiaco.
Fuente: Medlineplus 

Por Ellin Holohan

Un estudio reciente señala que muchos pacientes cardiacos albergan la errada esperanza de que la angioplastia, un procedimiento común para abrir arterias obstruidas, reduzca también sus probabilidades de ataque cardiaco y muerte.

De hecho, la evidencia sugiere que la angioplastia únicamente reduce la angina (el dolor en el pecho de origen cardiaco) en pacientes cardiacos estables, aquellos cuya condición no ha cambiado recientemente y no están experimentando un ataque cardiaco. El procedimiento no reduce el riesgo de ataque cardiaco ni de muerte para estos pacientes.

Sin embargo, el nuevo estudio halla que 88 por ciento de los pacientes estables que se sometieron a angioplastia en un hospital de Massachusetts pensaban que el procedimiento reduciría el riesgo de ataque cardiaco. Además, dos terceras partes de los pacientes ni siquiera sufrieron el tipo de dolor que la angioplastia posiblemente remediaría, según anotaron los autores del estudio.

Además, la mayoría de los pacientes mantuvo su creencia incluso luego de pasar algún tiempo con un cardiólogo que les explicó los riesgos y beneficios, y les pidió firmar un formulario de consentimiento informado antes de la angioplastia.

El estudio "muestra la desconexión entre lo que saben los médicos y lo que entienden los pacientes. Para tener consentimiento informado real, los pacientes necesitan comprender no solo los riesgos sino los beneficios de cualquier tratamiento que se les proponga", señaló el Dr. Michael Rothberg, autor del estudio, de la división de medicina general y geriatría del Centro Médico Baystate de Springfield, Massachusetts.

Los hallazgos fueron publicados en la edición del 7 de septiembre de Annals of Internal Medicine.

Durante una angioplastia, se introduce un tubo por la ingle que se guía hasta la arteria afectada, en donde un balón abre la obstrucción. Con frecuencia, se implanta una endoprótesis vascular o stent (un tubo de malla flexible) para ayudar a mantener la arteria abierta y permitir el flujo sanguíneo. La angioplastia conlleva algunos riesgos, pero los expertos anotan que el índice de mortalidad durante el procedimiento es inferior a uno por ciento.

En el estudio, los pacientes se sometieron a procedimientos de diagnóstico con catéter por diversas razones, como prueba de esfuerzo positiva, falta de aire, ataque cardiaco anterior u otras afecciones cardiacas.

La angioplastia con frecuencia se realiza al mismo tiempo si se encuentra una obstrucción. Se exigió el consentimiento informado del paciente para ambos procedimientos.

En el estudio participaron 153 pacientes con enfermedad cardiaca estable que tenían niveles variables de síntomas. Según los autores, menos de la tercera parte (31 por ciento) de los que aceptaron someterse a cateterización cardiaca opcional tenían el tipo de angina que limita las actividades que podría esperarse que la angioplastia alivie.

Aún así, casi las tres cuartas partes de todos los pacientes continuaban creyendo que si no se sometían a angioplastia sufrirían un ataque cardiaco durante los siguientes cinco años.

En comparación, 63 por ciento de los cardiólogos encuestados en el estudio tenían en cuenta que para los pacientes cardiacos estables, el procedimiento reduce principalmente el dolor (de la angina) y mejora la calidad de vida.

Los autores también anotaron que estos beneficios con frecuencia se pueden lograr únicamente con medicamentos.

Sólo los pacientes que en realidad tengan un ataque cardiaco o evento coronario pueden esperar una reducción del riesgo de ataques cardiacos futuros y muerte por angioplastia, según investigaciones anteriores citadas en el estudio.

La cantidad de angioplastias realizadas a pacientes cardiacos estables en realidad se ha reducido recientemente, señala Rothberg. Según la American Heart Association, AHA, cerca de 1.3 millones de esos procedimientos se realizan en los EE. UU. cada año.

El Dr. Henry H. Ting, decano asociado de calidad y profesor de medicina de la Clínica Mayo de Rochester, Minnesota, señaló que no le sorprendían los hallazgos del estudio.

Ting señaló una encuesta de la Clínica Mayo que halló que 80 por ciento de los pacientes firmaron formularios de consentimiento que no habían leído, y que no conocían ni los riesgos ni los beneficios del tratamiento al que se estaban sometiendo.

Ting, que realiza investigaciones sobre el consentimiento informado, señaló que el problema de la comprensión del paciente no se limita a la angioplastia sino que es común en muchas áreas de la medicina.

"[Como médicos] no hacemos un buen trabajo de transferencia de conocimientos de manera que pacientes y parientes puedan entender", señaló Ting. "Los gráficos y diagramas no van a funcionar para muchos de nuestros pacientes".

Una razón por la que los pacientes no entiende bien es la creencia común, que cita el estudio, de que si se ofrece un tratamiento, seguramente debe tener beneficios curativos.

Además, el Dr. Gregg C. Fonarow, jefe asociado de la división de cardiología de la facultad de medicina de la Universidad de California en Los Ángeles, señaló que "no resulta contraintuitivo para los pacientes concluir" que, si la angioplastia abre la arteria, esto reducirá sus riesgos de ataque cardiaco y muerte, aunque no sea cierto.

Fonarow, quien también es profesor de medicina cardiovascular y ciencia en la facultad, asegura que "la importancia de este estudio no radica en que los pacientes no deberían haberse sometido al procedimiento". En cambio, dijo, el estudio resalta las distintas perspectivas de los médicos y de sus pacientes.


Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor

(FUENTES: Gregg C. Fonarow, M.D., professor, cardiovascular medicine and science, director, Ahmanson-UCLA Cardiomyopathy Center, associate chief, Division of Cardiology, University of California, Los Angeles; Henry H. Ting, M.D., interventionist cardiologist, associate dean for quality at Mayo Clinic, and professor, medicine, Mayo Clinic, Rochester, Minn.; Michael B. Rothberg, M.D., M.P.H., associate professor, medicine, Tufts University, Boston, and cardiologist, division of general medicine and geriatrics, Baystate Medical Center, Springfield, Mass.; Sept. 7, 2010, Annals of Internal Medicine).

 

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