Lenguaje y esquemas corporales | 23 JUN 10

Lo que su cuerpo dice de usted

El lenguaje de los pacientes sobre su cuerpo no es el lenguaje de la anatomía. Fragmentos de "Lo que su cuerpo dice de usted" de la kinesióloga Leonor L. Corsunsky (ed. Nuevos Tiempos), de reciente aparición.

Una mujer que no podía mover los brazos pudo, sin embargo, elevarlos en el gesto de tender ropa en la terraza; un hombre superó su parálisis ante el sonido de un nombre, “Evita”: en estos ejemplos extremos, y en otros, la autora explora la relación entre el cuerpo, la palabra y la acción.

Por Leonor L. Corsunsky *

El lenguaje de los pacientes sobre su cuerpo no es el lenguaje de la anatomía. En los niños pequeños esto es más sencillo de comprender. Los pediatras saben muy bien que cuando un niño dice “Me duele la panza”, hay que preguntarle: “La panza, ¿dónde?”. Cuando el niño señala, el médico decodificará si “panza” es estómago, intestino, hígado, bazo, o incluso el niño puede sorprendernos señalándose cualquier otra parte del cuerpo. Concluimos que, aunque el niño posee en su organismo un hígado o un bazo, no lo posee en el esquema corporal.

En los adultos, los profesionales que efectuamos abordajes desde el cuerpo también hacemos una decodificación. Cuando un adulto dice “A mí me duele la espalda”, también le pedimos que se señale dónde, antes de hacer la palpación. Si señala el ángulo súpero interno del omóplato, pensamos que el músculo comprometido puede ser el angular del omóplato; si señala el costado de una vértebra, suponemos que podría tratarse de algún paravertebral, y haremos cierto examen correspondiente para diagnosticar. Pero en el lenguaje del paciente no existe tal cosa como “angular del omóplato” o “paravertebrales”. Nos movemos en un doble registro: lenguaje vivenciado, expresado por el paciente, y lenguaje académico. A la gente le duele “el pecho”, no el pectoral mayor.

El lenguaje lleva implícita una valoración. Ante los primeros pasos de un niño, en general los padres reaccionan alborozados: “¡Camina!”. No es lo mismo que el modo apático con que yo vi reaccionar a unos padres que tenían nueve hijos: cuando el último comenzó a caminar, sin cambiar la modulación de su voz observaron: “Camina”. Este niño, como cualquier otro, neurológicamente había alcanzado la etapa que se esperaba. Pero la inscripción del logro puede ser diferente según cómo sea recibido por los progenitores. Las personas que asistimos también inscriben sus logros afectivamente, no sólo “neuronalmente”. Cuidamos de que lleguen a alcanzar mejoras y también debemos cuidar cómo recibimos esas mejoras.

Maurice Merleau-Ponty afirmó que “el esquema corporal no es el calco de la anatomía, ni siquiera la conciencia global de las partes del cuerpo”. Hay una anatomía académica y un lenguaje sobre el propio cuerpo que no se corresponde con ella, tanto como hay un esquema corporal que no es el calco de la anatomía. Cuando prestamos atención al lenguaje que utiliza el paciente para referirse a su cuerpo y sus dolencias estamos prestando atención a su esquema corporal.

En relación con esto, encuentro ilustrativa, en la película Milagro para Lorenzo, una escena en la que los médicos llevan al pequeño de seis años a un ateneo. El joven médico que hace la presentación del “caso” se refiere a su padecimiento en un lenguaje académico. Lorenzo está sentado en su silla de ruedas; escucha, mira ese anfiteatro repleto de gente vestida de guardapolvo blanco, pregunta qué hacen ahí. En realidad está exigiendo su derecho, como sujeto, a ser informado y dar su consentimiento. El joven médico sigue explicando la afección y describe los síntomas y signos de Lorenzo: “hemianopsia, nistagmo. Los reflejos pupilares están intactos. No hay atrofia óptica. Ya hay señales de daño en el lóbulo occipital. En el habla alterada buscamos los extremos de la patología. Hacia el centro la disfasia y periféricamente la disartria”. A continuación invita al niño a caminar, a fin de que la concurrencia pueda apreciar el daño: “Camina así debido a los reflejos, pero exacerbado por la paresia...”. Entonces, Lorenzo interrumpe la marcha y le dice decididamente al médico que sólo seguirá caminando si él deja de hablar así.

 

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