Fibanserina: nuevo fármaco, nueva indicación | 09 MAR 10

La falta de deseo, el principal problema sexual de la mujer

En ellas la solución no pasa por lograr que circule más sangre por sus genitales.

Por: La Vanguardia. especial

Desde que apareció la píldora azul para solucionar el problema de erección de muchos hombres, la industria farmacéutica y los médicos buscan el equivalente para combatir el principal problema sexual de la mujer: la falta de deseo. Los "viagras" femeninos, por ahora, son productos que provocan rubor genital revascularizando la zona a base de evitar el retorno venoso o vasodilatando con ayuda del mentol. Pero en la mujer el problema no está en la cantidad de sangre que circule por sus genitales. Está sobre todo en el deseo. O en su ausencia.

Mientras se espera la aprobación de la flibanserina, el medicamento que resulta más prometedor en sus resultados para mejorar ese deseo sexual hipoactivo, los sexólogos y los ginecólogos intentan acotar el problema. "El deseo es un cajón de sastre", reconoce Mónica González, ginecóloga del servicio de Andrología de la Fundació Puigvert de Barcelona. "Pero está en el centro de la respuesta sexual femenina", aclara Santiago Palacios, director del Instituto Palacios de Salud y Medicina de la Mujer.

Al principio se pensaba que la respuesta sexual en la mujer era lineal, como la del hombre: excitación, orgasmo y período refractario. Desde hace unos años se ha impuesto la teoría Basson, que lo describe como un modelo circular en cuyo centro está el deseo. "De él penden la propia excitación y el orgasmo, aunque lo que desencadene el deseo sea una estimulación física directa, un gesto, un aroma. Es una respuesta más difícil y compleja", dice el ginecólogo.

Palacios calcula que hasta el 27,6% de las europeas de entre 40 y 80 años experimenta falta de interés sexual. Y es un problema no muy bien diagnosticado porque los médicos no suelen preguntar a sus pacientes y a muchas de esas presuntas pacientes no les preocupa. "Y si no preocupa, no hay trastorno", dice Palacios.

"Me trajo él", confiesa la mayoría de mujeres que pasan por el consultorio de la ginecóloga González. "Rara vez llegan por propia iniciativa, aunque algunas se muestran con ganas de conseguirlo", explica. Sus pacientes suelen ser las parejas de hombres con algún problema (frecuentemente disfunción eréctil) que encontró la solución y ahora quieren mejorar su vida sexual. Pero a muchas no les suponía problema alguno la situación anterior.

"La testosterona, que interviene también en el deseo, baja radicalmente con la edad. A los 40 años se segrega la mitad que a los 20 y a los 60, una sexta parte", aclara González. Por eso, los parches de testosterona fueron un boom cuando hace dos o tres años empezaron a usarse para combatir el deseo hipoactivo. En Estados Unidos no se utilizan porque se considera que pueden dar problemas de seguridad a largo plazo, pero en España están autorizados y tuvieron éxito "relativo", matiza la ginecóloga de la Puigvert. "No es una panacea. Como tampoco lo es el Viagra para hombres. Porque a veces lo que no funciona es la relación. No sólo es cuestión de ganas y mecanismos de respuesta, sino que implica sentimientos, emociones, conflictos".

La nueva medicación que está a la espera de aprobación y cualquier otra sustancia que se emplee aspira a aumentar las relaciones y la satisfacción por ellas. Durante el congreso de la Sociedad Europea de Medicina Sexual que se celebró en Francia en noviembre, se mostraron los últimos resultados de los ensayos con la flibanserina, un compuesto pensado para combatir la depresión y para lo que obtuvo pésimos resultados, pero que en cambio mostró en los animales de laboratorio un aumento de la libido. Este medicamento, que aún no se comercializa, reduce la serotonina y aumenta la dopamina, lo que, desde el punto de vista de los neurotransmisores involucrados en el complejo mundo del deseo, predispone a una mayor receptividad y provoca un estado más sensible a lo que ocurre alrededor.

En los ensayos, en los que participaron 1.946 mujeres premenopáusicas mayores de 18 años, se mostró un aumento de las relaciones sexuales: 4,5 "eventos satisfactorios" en la evaluación final contra 3,7 del placebo con el que se lo comparó, según datos de la farmacéutica que lo desarrolla, Boehringer Ingelheim. Y también disminuyó la preocupación. Ahora se está terminando el ensayo en mujeres menopáusicas.

 

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